Roma

Ferrer tampoco tiene la pócima

Nadal, en el partido «más difícil» de la temporada, se llevó la final

Ferrer tampoco tiene la pócima
Ferrer tampoco tiene la pócimalarazon

Con cinco bolas de set en el duodécimo juego de la primera manga; mandando pelotas muy profundas para mantener alejado a Nadal de la línea de fondo; buscando el revés de Rafa con insistencia; exigiéndole el máximo físicamente; prolongando los sets más allá de la hora de rigor; empleando uno de los mejores restos del circuito... Con todo eso, que es muchísimo, David Ferrer tampoco pudo derrotar al mejor jugador del mundo sobre tierra batida. «Ferru» prometió que se iba a emplear con más convicción que en anteriores finales. Lo hizo, lo hizo a conciencia, pero... Las cuatro que ha jugado en Barcelona con Rafa enfrente las ha perdido todas. Nadal sigue con su trayectoria inmaculada en la temporada en tierra batida. Diez partidos, diez triunfos. Ningún set perdido. Dos torneos más, Montecarlo y Barcelona. En el Godó, como en el Principado, ya ha alcanzado los siete entorchados. 48 títulos en su carrera. Madrid, Roma y París son los siguientes capítulos.
Nadal lo tenía clarísimo después del partido. «Ha sido el día más difícil que he tenido en esta temporada de tierra. David me ha llevado al límite físicamente y tenísticamente no he hecho un partido brillante». Y es que el duelo empezó raro. Nadal, que aparece en los partidos como si le fuera la vida y algo más en ello, cedió el primer juego. El «break» fue toda una declaración de intenciones de Ferrer. Estaba dispuesto a pelear como acostumbra, pero, además, pareció creérselo. Así llegó con las opciones de lograr un nuevo «break» en el duodécimo juego. Esta vez había premio extra, se podía llevar el primer set. Tuvo cinco oportunidades, pero las desaprovechó todas. No supo, no pudo o no se atrevió a arriesgar lo suficiente. En todos esos puntos, Nadal llevó la iniciativa. Conectó un par de derechas ganadoras, logró un punto directo de saque y «Ferru» le hizo un par de regalos. Rafa resucitó, como tantas otras veces, y en el «tie-break» no hubo discusión. Ferrer todavía estaba pensando en todo lo que había desperdiciado.
En el segundo set, también llevó la iniciativa después de remontar un 3-1 en contra. Tuvo un saque para forzar la tercera manga, pero... «Lo he intentado todo, pero Rafa es Rafa, y ya sabemos todos lo bueno que es. He perdido cuatro veces, pero he perdido contra un grande», fue su conclusión.
Nadal lanzó un guiño a su amigo después de ejercer de verdugo: «Merece más que nadie el torneo. Quiero felicitarle a él y a su equipo por la fantástica temporada que están haciendo. He ganado al seis del mundo, pero antes de Wimbledon recuperará el cinco».
El siguiente reto para Rafa es la tierra azul de Madrid. Eso será la próxima semana. El cambio de color no le ha hecho gracia y ayer, por si había dudas, se encargó de recordarlo: «He hablado con Djokovic y Murray y muy contentos tampoco están. Ya he dicho que no creo que sea la decisión más acertada, sobre todo, ponerla en mitad de la temporada de tierra». ¿Será la pócima azul?


Artur Mas se llevó la gran pitada del torneo
Con la central abarrotada, sin que se moviera nadie de sus asientos y con numerosas banderas españolas en la grada, llegó la hora de la entrega de premios. De las personalidades que se citaron en la pista junto a Nadal y Ferrer, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se llevó la gran pitada del torneo. La deriva soberanista y radical del Ejecutivo catalán provocó la sonora protesta del público en el Real Club de Tenis de Barcelona. La gloria fue para Rafa; los pitos para Mas.