Hamburgo

«Sólo podemos rezar»

La Razón
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a especial naturaleza del Atlético de Madrid hace que la alegría de disputar su primera final europea en 24 años se convierta en un problema. La nube volcánica procedente de Islandia obligó al club a adelantar el viaje previsto para esta mañana, y a las 3 de la tarde el primer equipo, con el cuerpo técnico, los directivos y los familiares, se montaba en un avión camino de Hamburgo. Con mucha prisa, porque las previsiones indicaban que el del Atlético sería el último vuelo en salir ayer de Barajas.Atrás quedan los miles de aficionados que hicieron cola para comprar su entrada y que tienen previsto viajar entre hoy y mañana. Ilusiones pendientes de la naturaleza que nadie puede controlar. «Sólo podemos rezar por ellos», decía el consejero delegado del Atlético, Miguel Ángel Gil. «Nadie sabe nada», añadía. La evolución de la nube es una incógnita de la que el Atlético no puede hacerse responsable.Los representantes del Atlético huían de Madrid con preocupación. Pero no todos. Entre los familiares de los futbolistas viajaba Benjamín, el hijo de Agüero. Con sus botas de esquimal, acompañado por su madre y por su abuela, Claudia Villafañe, sonreía y daba saltos en los asientos del avión. El fútbol es una fiesta.