Artistas

La Zarzuela no ha llamado a Roa

Miguel Roa, el director musical del Teatro de la Zarzuela jubilado en 2010 y readmitido en febrero de 2011 tras considerar los tribunales que se trataba de un despido nulo, como ayer publicó LA RAZÓN, no ha podido ni siquiera pasar por el teatro para retomar sus funciones, por las que sí que recibe un sueldo, como confirmó a este diario: 3.000 euros brutos al mes aproximadamente.

El maestro Miguel Roa, en su despacho de La Zarzuela en 2010
El maestro Miguel Roa, en su despacho de La Zarzuela en 2010larazon

«No sé qué habrá firmado Cristóbal Soler», matiza el maestro sobre el sueldo del otro batuta del coliseo, contratado tras su despido, y con el que ahora coincide en una situación que define como «kafkiana»: un director trabaja pero dos cobran.
«Alguien me dijo que yo no quería volver a pisar el teatro. Esto es incierto: no he vuelto a la oficina porque no he recibido absolutamente ningún papel diciéndome que tenía que hacerlo. Me imagino que sería una situación muy incómoda: que una silla en la administración tenga dos traseros que lo ocupen es algo parecido a lo de los Hermanos Marx, una desmesura, algo de no creer: "Una noche en la ópera", pero en la Plaza del Rey». Y recuerda haber tratado su caso con amigos suyos expertos en derecho: «No sé cuál es mi situación legal, pero es que los profesionales tampoco me lo saben aclarar. Soy el primer españolito de a pie convertido en ex jubilado».
 Roa resume lo ocurrido desde el comienzo (desde 2009, antes sería difícil resumir 25 años como director musical del teatro): «Solicité estar hasta el 30 de agosto de 2010, porque me lo pidió Luis Olmos, el director del teatro; ésa era la fecha en que a él le cesaban, de acuerdo al código de buenas prácticas. Yo escribí una carta diciendo que, dado que mi cargo ha estado siempre vinculado al director del teatro en activo, lo único que pedía, aunque cumplía años en abril, era que prorrogaran mi contrato hasta agosto». A Olmos le prorrogaron el suyo, «a mí, sin embargo –prosigue–, me lo rescindieron y, además, de una forma muy curiosa, enviándome una carta y con el ruego de que llamase al director general del Inaem por teléfono». Lo hizo, asegura, y firmó el despido. Pero sus abogados le aconsejaron ir a juicio.

Dispuesto a regresar
Asegura Miguel Roa que, afortunadamente, «el trabajo me sobra y tengo que declinar hacer muchas cosas». Y añade, con ironía: «Es la primera vez en cincuenta años de profesión que me pagan por estar en mi casa. Nadie me ha pedido ni oficial ni extraoficialmente que pase por allí». A Roa no le faltan ganas: «Seguiré trabajando mientras el cuerpo aguante, es lo único que sé hacer». Pero lo dice sin cargar las tintas sobre Cristóbal Soler, «una persona joven con ganas de trabajar». Y añade: «Para él, sería una situación incómoda. Si me piden que ayude a programar, por supuesto que lo haré. Pero si no me quieren ver por allí, yo no me voy a presentar». ¿Volvería a la Zarzuela? «He estado vinculado casi 40 años al teatro, tengo allí a mis amigos y no tendría ningún problema en volver, siempre que las condiciones de trabajo fueran equitativas y el repertorio y el proyecto interesantes».