Hace tres meses ninguno de los dos imaginaba que su maratón comenzaría un semestre antes de las elecciones. Tanto a TG como a TJ el toro de las primarias azuzado por Zapatero, les ha pillado a desmano, sin el necesario reposo estival, y se les nota el trajín: Tomás ha perdido peso a espuertas exponiéndose a llegar al día 3 con menos masa muscular que un lenguado, y a Trini el frunce del ceño le empaña la sonrisa y le opaca la melena. Es indudable que ésta no es la campaña soñada por ambos; no es lo mismo atizarle al de enfrente que enzarzarse en una balacera contra un colega.

Al final, la lucha fraticida de las primarias tiene muchas probabilidades de acabar como una pelea en el barro, con los dos contendientes desmochados y pidiendo una ducha de urgencia, mientras su auténtica rival disfruta del espectáculo sin despeinarse. Da igual que nos intenten vender una contienda de guante blanco. La puñalada trapera se está convirtiendo en algo consustancial a este tipo de procesos. De momento, el desgaste físico de los dos es evidente. La campaña fetén acaba de comenzar, pero tanto Tomás como Trini están pidiendo a gritos una cucharada extra de Bovril.