África

El Cairo

El «activismo web» árabe se moviliza contra las dictaduras de Oriente Medio

En menos de 12 horas, el perfil en Facebook de un joven egipcio reunió a 25.000 seguidores. El autor, pedía «libertad de expresión y el fin del estado de emergencia en Egipto». A lo largo y ancho del mundo árabe, la revuelta tunecina ha provocado una avalancha de «activistas web» que, a través de las redes sociales, esgrimen la caída del presidente Ben Ali como banderín de enganche para sus propias revoluciones

La Razón
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Así, en el mismo Egipto, donde la dictadura de hecho de Hosni Mubarak se prolonga desde hace casi treinta años, otra de las páginas de más éxito propone lisa y llanamente que el presidente haga las maletas y se suba a un avión.

Aunque se escuchan voces escépticas sobre el potencial de este movimiento que consideran ajeno a los sectores populares más desfavorecidos del mundo árabe, donde predominan los grupos islámicos; el activista Nabeel Rajab, del Centro de Bahrein para los Derechos Humanos, recuerda que los internautas del Golfo estuvieron directamente involucrados en el levantamiento de Túnez a través de Twitter y Facebook, proporcionando informaciones y distribuyendo los primeros testimonios gráficos de la represión. La red está siendo utilizada en estos momentos para convocar manifestaciones de apoyo al pueblo tunecino, como las que se han desarrollado en Yemen, Jordania o Sudán; y para amplificar las noticias que la Prensa trata con sordina. Por ejemplo, la muerte de Mohamed Buterfif, quien el sábado pasado se prendió fuego en la localidad argelina de Bujadra (cerca de la frontera con Túnez) porque se había quedado sin trabajo ni casa, y que falleció ayer a causa de sus quemaduras. Buterfif, de 27 años y padre de una niña, se inmoló tras haberse rociado el cuerpo con gasolina y en protesta por lo que consideraba «una actitud de desprecio» por parte de las autoridades locales. Un caso similar, en Túnez, fue el catalizador de las primeras protestas. Hasta ahora, las reacciones oficiales en las capitales árabes en relación a la revuelta tunecina han sido de prudente discreción. Con una excepción notable, la de Muamar Gadafi, incombustible presidente libio, quien se declaró «dolido» por los acontecimientos de sus vecinos. «Túnez vive ahora con miedo. Las casas pueden ser allanadas y las familias asesinadas como si se tratara de la revolución bolchevique. ¿Para qué? ¿Para cambiar a Ben Ali? ¿No os dijo que se retiraría en tres años? Pues paciencia durante tres años y vuestros hijos seguirían vivos», comentó el dictador libio.