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Y de repente aparecen por Benito Floro

La Razón
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El fútbol es un juego especial que no tiene parangón. Se juega con todas las partes del cuerpo en una cancha grande, universalmente conocida como 105 por 70 –las dimensiones varían, no son idénticas en todos los campos–, y con un jugador invisible añadido: la ley del fuera de juego. Todo lo cual provoca que las acciones de ataque y defensa sean muy variadas, a la vez que imprevisibles en la mayoría de los casos.

Tiene, eso sí, su sentido común –la estrategia (no entender como un córner) y la táctica– que nos dice, por ejemplo, que si el equipo nacional español basa su juego ofensivo en combinaciones miles, normalmente por raso, el jugador que ocupa la zona de la media luna adversaria no tiene que ser precisamente un delantero clásico; porque lo que se pretende con esa combinación es que, «de repente», aparezca un despiste de ubicación del rival, seguido de un pase corto a la espalda de los defensas y… ¡gol! Si es dominando, más posibilidades para jugadores tipo Fàbregas u otros; si es un poco a la contra, tipo Torres u otros.

Croacia (Prosinecki, Boban, Suker, Jarni…) ha tomado el testigo de aquel fútbol yugoslavo jugado en bloque con jugadores de excelente condición física y técnica, algo anárquicos, eso sí, para la creación del ataque y para sostener una defensa organizada, pero muy buenos a la contra y en los repliegues llenos de pillería.

Los croatas están haciéndolo muy bien porque son poderosos. Viéndoles jugar el otro día contra Italia estaba pensando lo de hace años: si estructurasen el ataque, serían demoledores, no habría forma de sujetarles, algo así como la naranja mecánica del 88; cuando «de repente» apareció la «jugada abrelatas» y… ¡gol de Croacia!

El fútbol tiene cuatro jugadas que deberían buscarse por profesionalismo. De momento, sólo aparecen. Croacia y España no buscan crear la jugada, buscan que se presente la jugada; aquéllos, a la contra; nosotros, poseyendo el balón. Pero por la banda izquierda croata hay peligro de que surja la «jugada del abrelatas» más de una vez. Hay que estar atentos.