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La Razón
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Voy a confesarme: no entiendo nada de cine. La semana pasada estuve en el Festival de San Sebastián y además de pasearme por esa ciudad tan bonita y constatar que los donostiarras son amabilísimos, culturalmente sigo pez. No es que lo desprecie, ojo, es que soy una chisgarabís, o sea, una incapaz, una indigente intelectual. No sé si Vds. lo saben, pero no es fácil acreditarse para el Festival de San Sebastián. Primero, hay que rellenar un formulario enorme. Luego pagar cuarenta «lerus» y después comprometerse a enviar a la organización una copia del material emitido sobre el evento.Conociéndome como me conozco, evité tentaciones y los cuarenta palos, sobre todo para esquivar la obligación de mostrarle a esa gente con tan buen gusto el mal gusto de servidora.

Pero como en el fondo una tiene una suerte enorme, nada más llegar a Donosti me encontré a uno de los hermanos Olivares, a Javier, para ser exactos. Javier, que complementa a Pablo, es, como Pablo, muy del Atleti. Y resulta que los Olivares estrenaban, precisamente en el Festival, el primer capítulo de una serie que veremos en breve y que se llama «Isabel», basada en la vida de la Reina católica española. De los Olivares, guionistas de postín y de referencia en nuestro territorio, espera una siempre lo mejor, incluso, la capacidad de disfrutar de la curiosidad suficiente para no juzgar antes de tiempo al personaje central y dejarse llevar por la historia del ser humano que había debajo de la corona. El resultado, ya lo verán, es estupendo. Estupendo y bastante didáctico, por cierto, para este lugar en el mundo acostumbrado a despreciar su pasado y malearlo a su antojo.

Así que ahí me tienen a mí, en un palco de un estreno, con lo tarda que soy para todo, mucho más para el cine, como ya he dicho al principio. Por ejemplo, y para que los cinéfilos comprueben que mi afición por el séptimo arte (qué antigua me pongo) es manifiestamente mejorable, acabo de ver «La red social». Esto sería intrascendente si no fuera porque ahora me cae fatal Facebook y todo lo que hace y propone y cambia, y me estomagan las alianzas estas que anuncia con Spotify, y me paso el día deshabilitando funciones mientras pienso en esos dos cretinos, Parker y Zuckerberg, y en que hay inteligencias que no aprovechan, la verdad. Y también acabo de ver «Inside Job» y esto ya es más peliagudo porque ahora la que me cae al hígado es mi caja de ahorros. Cómprenla. Por internet, por sus canalillos de pago, por donde quieran. No se la pierdan. Es descorazonadora, cruel, es casi un documental de miedo sobre el sistema financiero. A partir de entonces, no tendrán más remedio que seguir siendo engañados, pero lo sabrán. Sabrán de qué va el mundo y cómo funciona. Que no es poca cosa.