NBA

Chicago Bulls

El enemigo estaba en casa

Las pésimas decisiones de Kobe y Phil Jackson impulsan a los Celtics 

La Razón
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La final de la NBA se trasladará a Boston, como querían los Celtics, con la serie igualada. Los Lakers fueron incapaces de conservar el factor cancha en un partido que estuvo marcado por los siete triples de Ray Allen en la primera parte –récord en unas finales–, la omnipresencia de Rondo en los instantes decisivos del último cuarto y las malas decisiones adoptadas por dos de las tres estrellas de los Lakers, Kobe Bryant y Phil Jackson.Pau Gasol volvió a ser el mejor de los suyos mientras le dejaron. Los problemas de faltas de Odom y su excepcional estado físico le permitieron disputar íntegramente los 36 primeros minutos. No tuvo un segundo de tregua. Tampoco le hizo falta. En el parón del tercer al último cuarto, que se prolonga durante tres minutos en los que los jugadores están sentados, se puso la camiseta de la rueda de calentamiento y se sentó en el banquillo para presenciar el arranque del último cuarto (72-72). En 51 segundos, Kobe Bryant cometía su quinta falta. Phil Jackson, de inmediato, decidió cambiarle. Mantenerle en cancha a una personal de la eliminación y con tanto partido por delante era un riesgo excesivo. Pero Kobe dijo no. Hizo gestos al técnico para que no le retirase y el maestro zen tra- gó. Su defensa a partir de entonces fue una broma.Cuando Phil Jackson se acordó de que Pau seguía en el banquillo había transcurrido la mitad del último periodo. Llevaba más de diez minutos de tiempo real alejado de la acción. El partido seguía igualado, pero los dos bases de los Celtics, Robinson y Rondo, habían comenzado su particular destrozo. Boston encadenó un parcial de 0-10 y los Lakers no contestaron cuando antes se habían sobrepuesto a la mayor exhibición individual de tiro exterior en la historia de las finales.Ray Allen fue una de las lacras de los Celtics en el primer partido. Las faltas personales minaron en el estreno al fino escolta. Su exhibición ayer palió la inmensa superioridad de los angelinos en el juego interior. Los dos primeros cuartos de Allen fueron pura «delicatessen». Anotó los siete primeros triples que intentó. El octavo lo falló, pero sus 27 puntos antes del descanso ya habían entrado en la historia.La omnipresencia de Bynum y Gasol equilibró el festival de Allen hasta que llegaron las controverti- das decisiones del banquillo. Pau regresó para los seis últimos minutos. Lo hizo para ver cómo Kobe Bryant continuaba en su guerra contra el mundo; cómo Artest se convertía en un inexplicable acaparador de ataques y cómo los Celtics daban un clínic de defensa y juego colectivo. Hasta que restaban 20 segundos para el final, Pau, el máximo anotador de los suyos, no tocó la pelota en ataque. «En los últimos minutos no he podido entrar en juego en ningún momento», comentó luego con una diplomática resignación. Por su gesto, camino de los vestuarios del Staples, se quedó con ganas de decir mucho más.