Salud

«Angustiados» por Marina Castaño

La Razón
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Si partimos de la base de que todo está en nuestra cabeza y de que las preocupaciones nunca nos abandonan, aunque se coloquen de forma oculta en nuestro subconsciente, no podemos negar que la crisis económica que estamos viviendo, la más importante de los últimos 20 años, incide, sin duda, en la vida de pareja por la angustia que produce. Los problemas cotidianos están siempre presentes en nuestra mente y, de forma inevitable, impiden esa relajación necesaria para que el sexo discurra de forma normal; influye en la erección masculina y en la excitación femenina, y, aunque parezca una broma y según un estudio realizado por un equipo de psicólogos argentinos, se han visto aumentadas las ventas de estimuladores del apetito sexual, tanto para hombres como para mujeres, así como el consumo de medicamentos para conciliar el sueño. Porque la crisis influye de forma directa en el ánimo de las personas produciendo ansiedad, y una de sus manifestaciones más directas es la ausencia de deseo. Éste es un indicador muy sensible de que se va entrando en un estado depresivo, porque ese desequilibrio económico provoca estrés y falta de motivación, nerviosismo, inseguridad y falta de concentración. Como consecuencia, además de otros síntomas psicosomáticos, la libido desaparece. Estas dificultades sexuales son de pronóstico favorable, en la medida en que se afronten lo antes posible. Como siempre, la ayuda del profesional es clave para que el problema no se haga crónico y su solución no se dilate más de lo debido.