Estreno

Ashley Tisdale: la princesa se vuelve rockera

Ashley Tisdale: la princesa se vuelve rockera
Ashley Tisdale: la princesa se vuelve rockeralarazon

Rentabilizado «High School Musical», se acabó la rubia. Ashley Tisdale se ha aplicado esta máxima después de apearse de una de las sagas más rentables de la factoría Disney, que promete volver, pero con otros personajes. Ahora toca buscarse la vida para poder sobrevivir al taquillazo adolescente. En su visita relámpago a Madrid el pasado jueves para presentar su segundo disco, costaba reconocerla en una morena con rasgos duros que poco se parece a la engreída Sharpay Evans que interpretaba hace ocho meses cuando se paseaba junto a Zac Efron por la Gran Vía. «Espero no confundir a nadie con mi cambio de imagen ni que sea negativo para mi carrera», confía tras dejar a un lado a la pija afiliada al «brilli-brilli» por un «look» de rockera al estilo OT, con minifalda casi cinturón y una colección de diez pulseras que le impedían levantar su brazo derecho. «El moreno es mi color original, estuve cinco años teñida por el papel. El rubio llegó a estropear mi pelo», garantiza. Veterana en los platós A pesar del peaje que ha tenido que pagar -uf, qué duro-, no reniega de su trayectoria como princesa Disney. «La película me ha abierto muchas puertas y gracias a ello tengo un contrato con una discográfica, pero no creo que la gente me vaya a encasillar, estoy segura de que poco a poco el fenómeno ¿High School Musical¿ se diluirá», comenta, convencida de que se salvará del olvido. No en vano, Ashley no es una recién llegada al mundo del espectáculo. «A los tres años me enfrenté por primera vez a una cámara, aunque fue a los seis, al ver una función de ¿Los Miserables¿, cuando descubrí que mi vocación era ser artista», confiesa si bien reconoce que entonces «era muy rebelde, pero cuando mis padres comprobaron que en el plató me calmaba y que al único que hacía caso era al director, me permitieron seguir mi carrera». El resultado: participó en más de cien anuncios publicitarios y con 12 años cantó en la Casa Blanca para el entonces presidente Bill Clinton. Aun así, su familia se encargó de evitar que la fama le atontara. «Prueba de ello es que he estudiado en un instituto normal y durante mi adolescencia trabajé en tiendas de ropa», presenta como aval de normalidad. Ahora, con 23 años, estrena «Guilty Pleasure», un disco que «ayudará a que el público diferencie el personaje de quién soy en realidad». De momento, es joven, famosa, rica y morena, una provocación para los «paparazzi». «El precio que pago es muy bajo en relación con todo lo que me aporta esta profesión», reconoce, aunque subraya que «me molesta no poder desayunar en pijama en la terraza de mi casa por los fotógrafos». «Aunque la música para mí es algo especial, es tan importante como actuar», deja caer. Quizá por eso intenta llevar a la par ambas carreras. Así, si su segundo disco ve la luz en estos días, algo más habrá que esperar para que llegue a nuestro país «Aliens en el ático», donde sus «fans» más ortodoxos podrán verla de nuevo como una adolescente rubia que trata de luchar contra unos extraterrestres que se apoderan de su casa. Esta alternancia entre la gran pantalla y los escenarios -el negocio es el negocio- le ha permitido a Ashley colarse en las listas de las jóvenes más sexys y adineradas del panorama internacional. «No sé qué puesto ocupo, pero si es por algo bueno, estoy encantada», apostilla.