País Vasco

El hermano de Puelles: «Lo que ha pasado en el País Vasco es una vergüenza La historia nos pondrá en nuestro sitio»

«Que maten a un policía en el País Vasco y haya una respuesta como ésta es increíble»

«Lo que ha pasado en el País Vasco es una vergüenza. La historia nos pondrá en nuestro sitio»
«Lo que ha pasado en el País Vasco es una vergüenza. La historia nos pondrá en nuestro sitio»larazon

Bilbao- El terror de ETA estalló el pasado viernes 19 de junio en los bajos del coche del policía nacional Eduardo Puelles. «Era uno de los nuestros», como subrayó el lendakari Patxi López, un «gudari nagusi», como destacó su hermano, Josu, ertzaina de profesión desde hace 18 años. La sociedad vasca inundó de hartazgo las calles de Bilbao en una manifestación multitudinaria que latió con un solo corazón, con un solo grito que no quieren escuchar sus destinatarios. En medio de la marea brilla la fuerza, firmeza y contundencia frente a ETA de una familia que ha perdido a «un héroe de la libertad».–Una semana después del asesinato a manos de ETA de Eduardo, ¿cómo está la familia? –Aunque sea un tópico hay que aprender a vivir con este dolor y este vacío. Son picos de sierra que en la mejor de las situaciones dejan mucha pena y en la peor mucha rabia e indignación. Hay cosas que ayudan a llevarlo un poco mejor y otras que nos recuerdan a mi hermano y nos venimos abajo.–Entre las cosas que dice que ayudan a sobrellevar el dolor, ¿figura el apoyo institucional y social recibido?–Por supuesto. Nos hemos sentido abrumados por el calor y la ayuda de las instituciones y la gente. Que maten a un policía nacional en el País Vasco y que haya una respuesta institucional y social como ha habido es increíble. Es importantísimo que las instituciones lo tengan claro y arropen a la gente que está sufriendo. –La respuesta permanente y potente de la sociedad frente a ETA, ¿es un arma más en la lucha contra el terror?–Sin duda. Una de las claves de la lucha antiterrorista es que la sociedad se haga con el espacio vital que durante tantos años ha ocupado el terrorismo en el País Vasco. Antes, nadie se manifestaba ante atentados sangrantes y los partidos políticos no se ponían de acuerdo en torno a una pancarta. Me da igual el color del Gobierno que haya, pero pido que al margen de cuál sea su fin político, mientras ponemos encima de la mesa a nuestros asesinados, no haya gente que tenga la poca delicadeza de hablar de independencia. Hay que desvincular el apoyo a las víctimas sin ningún tipo de ambigüedad de los que apoyan el terrorismo sólo para intentar gobernar en una lendakaritza. El nacionalismo vasco se tiene que quitar el estigma de que por apoyar a las víctimas al cien por cien, por no dar agua a estas personas en la ETB y por apoyar la Ley de Partidos no van a ser menos abertzales ni van a querer menos al País Vasco o su independencia, que habrá que plantear sin muertos.–Su discurso pronunciado en el homenaje del Parlamento Vasco dejó un mensaje novedoso, pasar de la concepción de víctima del terrorismo a la de héroe de la libertad. –Coge el currículum de mi hermano y examínalo. Verás la cantidad de detenciones de terroristas en las que ha participado, con una dedicación que quitaba a la familia en la mayoría de las ocasiones. No me queda otro calificativo que el de héroe, igual que para todos los demás. Las únicas y auténticas víctimas del terrorismo son aquellas personas que no dicen lo que piensan por miedo a ser señaladas, que no acuden a las concentraciones por miedo a ser vistas, las que se autocensuran al hablar de ciertos temas en la calle. Las que ante asesinatos tan viles como el de mi hermano realizan ambiguos y tibios discursos y condenas. –También destacó la ejemplar respuesta institucional. Al apuntar que debía servir de guía a futuros gobiernos, ¿sugiere que se ha echado en falta en el País Vasco?–El respaldo que hayan podido sentir las familias de héroes anteriores no lo conozco. Pero la contundencia del lendakari Patxi López en la manifestación nunca se había oído antes y marca una línea clara. Mi sensación es que antes había más ambigüedad y tibieza en todos los campos, en el condenatorio, en el discurso y en el apoyo. Ha habido gente del ámbito político nacionalista que ha dicho que no les tienen que dejar hablar a las viudas. A nosotros nadie nos ha dicho lo que teníamos que decir. Hemos tenido completa libertad. –¿Cómo valora algunos hechos inéditos acaecidos estos días, como la retirada de una foto de un preso de ETA por parte de un ertzaina a cara descubierta? –Que lo haga a cara descubierta es lo de menos. Lo importante es que se aísle en todos los campos a la gente que apoya la violencia para imponer sus criterios políticos. Eso no se había hecho en el País Vasco, en las fiestas de los pueblos estaban colgadas las fotos de etarras y carteles de apoyo. Es una vergüenza lo que ha estado pasando aquí y algún día la Historia nos pondrá en nuestro sitio. En muchos países los policías salen vestidos de su casa, aquí sería imposible. –Paqui, la mujer de Eduardo, desató la emoción que ella contuvo en la manifestación para mandar un contundente mensaje a ETA, que nadie se esperaba. ¿Cómo vivió aquel momento?–No lo esperábamos ni nosotros mismos. Dijo lo que todo el mundo piensa y calla. Lo hizo con emoción y quiero desmentir alguna información que ha apuntando que mi cuñada hizo esas declaraciones completamente sedada. Es absolutamente incierto. –Usted trufó su discurso de agradecimientos, pero seguro que más de una persona ha dado las gracias a su familia por la fuerza que está transmitiendo.–Sí, estamos muy agradecidos. Nos han llegado muchas cartas y telegramas de gente anónima y conocida que aplaude la respuesta que hemos dado y que ha salido natural y espontánea por la forma de ser que tenía Edu, nos lo ha transmitido.

Valiente, claro y contundenteErtzaintza de profesión, Josu Puelles reinvindica a su hermano Eduardo, asesinado por ETA en Arrigorriaga, como un «héroe vasco». Valiente, claro y contundente alzó la voz en defensa de la labor de todos los policías que aseguran con su dedicación las libertades individuales y colectivas. Dolorido, pero con orgullo de hermano, recorrió las calles de Bilbao lleno de entereza y agradecimiento. No le importó ponerse en la primera línea de las cámaras y recordó la trayectoria profesional del inspector de la policía nacional, las veces que antepuso su trabajo a la propia familia o los numerosos etarras a los que detuvo porque «pretendían imponer con las armas su ideario» y aseguró que su hermano no era una víctima sino «un héroe, y como tal ha muerto». Un «gudari nagusi» (gran soldado).