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«Haré un Gobierno abierto plural y representativo de la sociedad»

La Razón
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MADRID– ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar para conseguir el apoyo de los nacionalistas si necesitase sus votos para gobernar? Ya ha dicho que no retirarán el recurso contra el Estatuto de Cataluña. ¿Pero aceptaría cederles, por ejemplo, la Presidencia del Congreso?

–En estos momentos sólo me planteo ganar las elecciones por una mayoría lo más amplia posible y tener la Presidencia del Congreso y, por supuesto, la del Gobierno sin depender de nadie.

–Pero las encuestas dicen que gane quien gane lo hará por un margen muy estrecho.

–Si gano las elecciones, lo primero que haré será llamar al PSOE para pactar el futuro de España. España tiene que ser lo que los españoles quieren que sea y no lo que decida un partido nacional en alianza con los nacionalistas. También ofreceré a los socialistas volver al Pacto Anti-ETA porque eso quita a los terroristas cualquier esperanza de que algún día puedan conseguir sus objetivos; han de saber que gobierne quien gobierne, ETA pierde. Además, pondré en marcha el Pacto de Toledo para estudiar qué políticas son las más convenientes para proteger el sistema de pensiones. Y también quiero llegar a un acuerdo con el PSOE en política exterior. A partir de ahí, hablaré con todas las fuerzas políticas cuyo modelo de sociedad sea compatible con el mío, pero mi prioridad es acordar estos cuatro asuntos con el PSOE.

–Después de las cosas que han sucedido en esta Legislatura, y hasta con el Plan Ibarretxe resucitado, ¿qué le hace pensar que si gana, los nacionalistas renunciarán a su deriva soberanista?

–Yo no digo que vayan a renunciar. Pero yo no me voy a sumar a ella.

–¿Y qué modelo de sociedad puede compartir con ellos?

–Mi modelo de sociedad es una sociedad abierta y plural, donde quepan nacionalistas y no nacionalistas. Yo creo que ése es también el modelo que comparten la mayoría de ciudadanos. Otra cosa es que algunos partidos políticos intenten sacar rendimiento del victimismo, la uniformidad o la exclusión. Pero yo he vivido con los nacionalistas sin verme obligado a serlo y hemos pactado políticas eficaces para todos. Ésa es la clave de los acuerdos en política: buscar el interés general y no el particular.

–¿Para usted la reivindicación permanente nacionalista no es un mal endémico?

–A mí no me preocupa el nacionalismo. Hay nacionalistas que han colaborado constructivamente con el Gobierno de España. El problema es el señor que dice que «sí» a todas sus exigencias incluso cuando atentan contra el interés general de la mayoría de los españoles. Y también es un problema que Rodríguez Zapatero haya asumido como propios algunos de los planteamientos de los partidos nacionalistas, como hemos visto con el caso del Estatuto catalán, haciendo caso omiso a lo que piensan los ciudadanos que le dieron su voto. Ha roto con la doctrina del socialismo a la hora de defender la España de ciudadanos libres e iguales.

–¿Qué piensa cuando oye hablar de la necesidad de un Gobierno de concentración?

–En este momento no lo veo necesario ni conveniente. En abstracto, lo mejor es que haya una alternativa y una oposición que controle al Gobierno, ésa es la esencia de la democracia. Es cierto que en circunstancias extremas cabría barajarlo como una posibilidad, pero en España ni siquiera hubo un Gobierno de coalición cuando el golpe de Estado. Sí creo necesario y conveniente que haya un PSOE que vuelva donde siempre estuvo, es decir, al consenso con el otro gran partido nacional en los temas de Estado. Pactar España con quien no cree en España es un serio riesgo.

–Hay quien le ataca con el argumento de que con usted al frente del Gobierno volverá el centralismo.

–Aquí funcionan mejor los eslóganes que los razonamientos y los argumentos. Voy a defender el Estado de las Autonomías, pero nunca voy a apostar por un Estado confederal que atente contra la igualdad de derechos, oportunidades, deberes y obligaciones.

–En el otro lado están los que dicen que su reforma constitucional se queda corta.

–La reforma constitucional que llevo en mi programa electoral está dirigida a forzar los consensos entre los grandes partidos en aquellos asuntos en los que el acuerdo debe ser obligado. Va en la misma línea que el informe que recibió Zapatero del Consejo de Estado y que se guardó en un cajón porque no le gustó lo que decía. Esta reforma es necesaria para que haya un Estado viable y es respetuosa con el Estado de las Autonomías. Garantiza la igualdad entre los españoles, permite al Estado hacer reformas de manera ágil y salvaguarda su capacidad de comprometerse a nivel internacional.

–Antes de dejar el tema nacionalista, si le parece, una aproximación al debate sobre Kosovo, teniendo en cuenta que el reconocimiento de su independencia animará a todos los grupos que buscan la secesión.

–Todos los países, incluido España, deben exigir que se cumpla la legalidad internacional. Y ésta dice que las declaraciones unilaterales de independencia no son admisibles. Por tanto, espero que todo el mundo respete lo que diga la ONU al respecto. Y espero que el Gobierno español esté a la altura de las circunstancias.

–Ha dicho que continuará al frente del PP si pierde las elecciones, pero lo mismo dice el presidente del Gobierno. ¿Podrá llegar a esos acuerdos que quiere con el PSOE si lo sigue liderando Rodríguez Zapatero?

–Si Rodríguez Zapatero no gana, se irá.

–Bueno, lo mismo dice él de usted.

–Lo que pasa es que él se equivoca.

–Pero si el que se equivoca es usted, ¿seguiría manteniendo la mano tendida pese a las profundas diferencias que les han separado?

–Sí.

–En cualquier caso, ¿qué tendría que pasar para que lo dejara todo?

–A veinte días de las elecciones no me planteo esa hipótesis ni por casualidad.

–¿Qué no haría si llega a gobernar de lo que sí hicieron en la etapa que se abrió en 1996? Porque alguna lección habrán aprendido de aquellos ochos años.

–Fue una etapa muy buena en líneas generales. Probablemente haría un mayor esfuerzo de diálogo con las organizaciones empresariales y sindicales en relación al Real Decreto por el que se reguló la reforma laboral de 2002. También trabajaría más para que hubiera acuerdos en Naciones Unidas en los asuntos más importantes.

–¿Como Irak?

–Como Irak, como Kosovo o como Darfur.

–Por cierto, ¿descarta la posibilidad de ganar por la mínima y que no le dejen gobernar?

–Si hago caso al compromiso del señor Rodríguez Zapatero de que no intentará formar gobierno si no gana las elecciones, entonces tengo que descartar ese supuesto.

–Y si no consiguiese apoyos suficientes en la primera votación de su sesión de investidura, ¿entendería que Rodríguez Zapatero estaría legitimado para presentarse?

–Él ha dicho que no lo hará.

–¿Su Gobierno será paritario?

–No necesariamente. Puede haber más mujeres que hombres o más hombres que mujeres. Mi objetivo es tener el Gobierno más competente posible.

–¿Y tratará de incorporar de alguna manera a gente de la izquierda, como ha hecho el señor Sarkozy?

–No es mi prioridad. Haré un Gobierno plural y abierto al conjunto de los españoles y, para ello, buscaré a las personas más capaces y que compartan, lógicamente, lo que ha apoyado la mayoría de los españoles. Mi proyecto será, ante todo, un proyecto de concordia. Cuando llegue al Gobierno no quiero que se me vea como el presidente del PP, sino como el presidente de todos los españoles.

–Y para ser el presidente de todos los españoles y conseguir el consenso, ¿estaría dispuesto a renunciar a algunos aspectos de su programa electoral?

–Depende de cuáles sean esos aspectos, pero tampoco pretendo gobernar contando con la unanimidad de todos los españoles. Eso sí, creo que la mayoría comparte que hay que dedicar nuestras energías al futuro y dejar a un lado el pasado, que hay que trabajar para que

España sea una nación de ciudadanos libres e iguales, que se puede derrotar a ETA sin negociación alguna y que la prioridad básica ha de ser la economía: los precios, el nivel adquisitivo de los sueldos, las pensiones y la creación de empleo. También creo que la mayoría de españoles está de acuerdo en que hay que hacer un esfuerzo en ordenar y controlar la inmigración y en aumentar la seguridad ciudadana.

–Precisamente, quizás en estos dos últimos asuntos le exijan modular posiciones para conseguir apoyos parlamentarios.

–Mi propuesta de inmigración coge el toro por los cuernos; es sincera, es valiente y beneficia sobre todo a los inmigrantes que ya están en España. A mí se me pueden pedir muchas cosas, pero no que deje de abordar los problemas de mi país. El señor Rodríguez Zapatero no quiere hablar de inmigración ni de economía ni de seguridad ciudadana. Pero de lo que sí hemos hablado en esta Legislatura es de naciones, de la memoria histórica, de Franco y de la Alianza de Civilizaciones. Yo estoy aquí para resolver los problemas de los españoles y no para inventar problemas nuevos. La economía, la seguridad y la inmigración son asuntos importantes y en ellos no tengo nada que modular.

–Habla de concordia, de gobernar para todo el mundo... ¿Pasará página e intentará recuperar las relaciones con los artistas que han dado su apoyo al PSOE?

–A mí me gusta llevarme bien con todo el mundo, pero agradezco, eso sí, que no insulten a mi partido ni a lo que representa. Que en una convocatoria en apoyo del PSOE se diga que el PP es una turba de estúpidos y una coalición de imbéciles es inaceptable, antidemocrático y revela bastante poco talante. Tendrán que entender que los demás no estemos dispuestos a callarnos. Y luego, hay otra cosa importante: el canon digital es una especie de impuesto medieval absolutamente inaceptable. La gente no puede pagar por ser sospechosa de usar de manera ilícita algo que tiene para su uso diario, como puede ser un Mp3 o un teléfono. Suprimiré el canon digital y comprendo que haya a quien le parezca mal, pero qué le voy a hacer.

–Hay un reto ya marcando en el calendario de la próxima Legislatura: el «Plan Ibarretxe». ¿Qué hará para frenarlo?

–No hay que adelantar acontecimientos, pero utilizaré todos los medios que hay en la ley, que son muchos, para frenarlo. Garantizo que ese referéndum no se va a celebrar de ninguna manera.

–Cambiando de tercio, el PP y el balance de esta Legislatura. ¿Qué le ha resultado más difícil, liderar la oposición o liderar a su partido?

–Tengo experiencia política y he asumido duras responsabilidades a lo largo de mi trayectoria profesional. Pero estos cuatro años han sido difíciles. Asumí el liderazgo del partido en una situación que no era, precisamente, la mejor, y he tenido que defender en solitario principios que nunca creí que el PSOE iba a dejar de apoyar, como la nación de ciudadanos libres e iguales o el rechazo a la negociación con ETA. Pese a las dificultades, nadie me puede negar que, contra viento y marea, el PP está aquí y tiene al alcance ganar las elecciones.

–¿Ve posible que la señora Aguirre y el señor Gallardón recuperen sus relaciones?

–Es bastante más fácil que lo hagan ellos a que lo hagan la señora Trujillo y el señor Bermejo. Entre ellos ha habido problemas habituales en un partido, pero de su inteligencia y sentido común sólo cabe esperar buenas noticias en el futuro.

–¿Y también sólo cabe esperar buenas noticias de su relación con la presidenta y el alcalde?

–Siempre las he tenido extraordinarias.

–¿Y las mantiene?

–Sí.

–Resulta difícil creer que no se haya enfadado por lo que pasó y por algunas cosas que han seguido pasando.

–Sería inhumano no enfadarme.

–¿Qué le parece que digan que la exclusión de Gallardón de las listas ha sido el triunfo del sector más radical del partido?

–Son las pequeñas cosas de la vida. Hace unos meses, cuando el señor Ruiz Gallardón se presentó a la Alcaldía de Madrid, le dijeron de todo. Los gestos de pésimo gusto hacia él del candidato socialista, hombre de confianza de Rodríguez Zapatero, pasarán a los anales de la historia como ejemplo de hasta dónde puede llegar la zafiedad en política. Si hubiera ido en las listas, le hubieran tratado de manera parecida. Y como no va, intentan denigrar a otros. Todo esto tiene más bien poca importancia. Lo único importante es que Aguirre y Gallardón hacen campaña a favor del PP, mientras que Rosa Díez la hace por otro partido y el señor Maragall, que hasta hace poco era presidente de la Generalitat, está pidiendo el voto en blanco.

–Gallardón está en campaña, pero de aquella manera y bastante de perfil, ¿no?

–Está en campaña y, además, atiende a sus compromisos como alcalde de Madrid.

–Él ha estado en algunas de las últimas fotos de celebración de victorias electorales en el balcón de Génova. ¿Le espera el día 9?

–Estoy convencido de que estará en la sede de Génova el día de las elecciones y que celebrará con todos nosotros el triunfo del PP.

–¿Y entonces le pedirá que siga en política?

–Espero no tener que pedírselo. Creo que seguirá en la política y cuento con él para el futuro.

–Una confesión, señor Rajoy: ¿alguna vez llegó a barajar llevarle en su candidatura?

–¡Qué más da ya!

–A ver si con esto sí se confiesa: ¿ha visto interés en algún compañero por colocarse por si, mala suerte, había que sustituirle antes de tiempo?

–Ni me lo he planteado. En estos cuatro años sólo me he dedicado a trabajar porque siempre he tenido la convicción de que España necesita un gran proyecto nacional que el señor Rodríguez Zapatero no es capaz de ofrecer.

–Después de estos cuatro años, ¿se siente liberado de la sombra de Aznar y del pasado?

–Nunca he sentido la sombra de Aznar como un peso. Ha sido un extraordinario presidente del Gobierno, se fue voluntariamente de la política y yo le estoy muy agradecido por cómo se ha portado conmigo en estos cuatro años. Y si esto no gusta a algunos, lo siento mucho.

–Si gana, ¿seguirá contando con Acebes y Zaplana?

–Por supuesto, han trabajado muy bien en esta Legislatura. En el PP hay mucha gente y yo cuento con todos.

–¿Llega a estas elecciones ligero de equipaje o entiende que, si van bien, será de justicia compensar a algunos dirigentes del Partido Popular por su trabajo o por haber tenido que aguantar determinadas campañas de acoso?

–Soy independiente y cuando forme gobierno lo haré fijándome sólo en el interés general de todos los españoles. Será, además, lo más representativo posible de la sociedad española. Mi primer objetivo es buscar la concordia, no dividir, como ha hecho Rodríguez Zapatero durante esta Legislatura.