Literatura

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Interactividad

La Razón
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Desde aquí se lo digo a este sublime periódico. Estoy absolutamente en contra de que los lectores puedan dejar comentarios en la web de LA RAZÓN sobre lo escrito por los columnistas. Mal. Sobre todo por ésta indigente intelectual que suscribe. No, que yo tengo una moral muy frágil y llevo ya tres banderillas negras en el lomo y lo que me faltaba es que los lectores dejaran por escrito lo que yo ya pienso de mí misma. Ahora, que conmigo no van a acabar tan fácilmente. Yo, antes partía que doblá. Yo aguanto aquí carros y carretas y me da lo mismo si los lectores pitan, o se encadenan a una verja en Josefa Valcárcel. Mi reprobación, estudiada ya en el seno de la redacción, será inútil. El tránsfuga Ussía, una baja médica, tres ausencias injustificadas, un gripazo, un cambio de aceite y un chiquito de Deportes que es del Atleti, me van a salvar el cuello y me quedaré aquí, perpetrando columnas. Ah, y voy a contestar a todos los que me pongan a caldo. Estoy entre responder en un tono chabacano, o darles la razón directamente. Esto de la interactividad es peligrosísimo. Miren el caso de Rajoy. El buen hombre se ha creado su espacio personal en una red social de Estados Unidos y en cinco días sólo ha conseguido hacer ciento cuatro nuevos amigos. Pobre resultado, la verdad. Claro que, un hombre que se apunta a este rollo en Estados Unidos y se declara jugador del tute subastao, tiene únicamente posibilidades de que le vigile la CIA. A Don Mariano, y gracias al invento, le han llegado ánimos para las elecciones desde Uzbekistán (urge una visita y la apertura de una sede con gaviota), le han colgado un book de fotos que incluye la visita a una farmacia con Lizipaína de por medio, y le podemos controlar. Te avisa de cuándo está ya rodeado de Acebes y demás gente alegre y a qué hora llega a casa. Lo mejor del espacio personal impagable es que puedes estirarte y regalarle alguna cosilla al líder. Puedes regalarle incluso una corona de Miss. Pues venga, que me cobren la de «Miss Tato». ¿Lo ven como no? ¿Qué necesidad tenemos Rajoy y yo de esto?