Nueva York

Obama habló ayer con nueve dirigentes mundiales pero no con Zapatero

El presidente electo estadounidense, Barack Obama, mantuvo ayer sus primeros contactos telefónicos con nueve dirigentes mundiales, entre los que no estuvo el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para agradecerles sus felicitaciones por su victoria en las elecciones del martes y ante la celebración la próxima semana de la cumbre del G-20 en Washington.

Según anunció anoche su portavoz Stephanie Cutter en un comunicado, Obama devolvió las llamadas que le habían hecho el primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, países todos ellos miembros del G-8 y socios estratégicos de Estados Unidos. Asimismo, el presidente electo habló con el primer ministro australiano, Kevin Rudd, el canadiense, Stephen Harper, el israelí, Ehud Olmert, y el japonés, Taro Aso, así como con los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Corea del Sur, Lee Myun Back.
Todos estos países participarán en la cita de Washington de la próxima semana. Según la portavoz, Obama «les agradeció que le hubieran llamado para expresarle sus felicitaciones por su elección esta semana».
En principio, no está previsto que Obama participe en la cumbre de Washington, de la que será anfitrión el presidente saliente, George W. Bush, si bien no se descarta que pueda tener algún encuentro con los asistentes e incluso contactos bilaterales con algunos de ellos.
Además, de Zapatero, destaca el hecho de que Obama no conversara con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, quien el miércoles lanzó una seria advertencia al próximo presidente estadounidense al anunciar que Rusia instalará misiles en su enclave de Kaliningrado para contrarrestar el escudo antimisiles que Estados Unidos prevé desplegar en Polonia y República Checa.
Obama tampoco habló con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, cuyo país, al igual que Rusia es miembro del G-8. Berlusconi hizo ayer unas polémicas declaraciones precisamente desde Moscú, donde se reunió con Medvedev, asegurando a éste que será fácil entenderse con el próximo inquilino de la Casa Blanca porque es «joven, guapo y bronceado».