En estos calurosos días de los idus de junio, de selectividades y exámenes, ha llegado la hora de valorar la gestión de Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad de Madrid, o al menos así lo cree la Dama de Platino de la política española. El análisis que nos presenta de su gestión la Presidenta es que, a estas alturas de legislatura, se han cumplido las iniciativas de su programa en un 88%. No sabemos muy bien si este análisis es consecuencia del final de curso, o por el contrario, es que Esperanza considera que ha llegado el final de legislatura para otros, (Zapatero), y que este debería presentar sus logros, (más de cuatro millones de parados, una economía sin brotes verdes a la vista, y como únicas iniciativas políticas el aborto a los dieciséis y la subida del tabaco y los carburantes), y a continuación dimitir o convocar elecciones generales. El balance de sumas y saldos de la Comunidad es positivo. Madrid sigue funcionando, la red hospitalaria y de transporte público ha seguido creciendo. Lo mismo, aunque no sea mérito de Esperanza, nos dan las Olimpiadas. En jerga de golfista, eso si que sería presentar una buena tarjeta.