Estados Unidos

Una familia como las de antes

El matrimonio Obama se convierte en un paradigma para los hogares de la comunidad negra, mucho más desestructurados. El núcleo familiar se amplía e incluye a la generación anterior

Una familia como las de antes
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madrid- Una familia negra ocupa la Casa Blanca. La llegada de Barack Obama junto a su esposa Michelle y sus dos hijas, Malia Ann y Sasha a Washington coloca a Estados Unidos como el mejor ejemplo de esa sociedad abierta ideada por Popper. Es sabido que el presidente número 44 no puede considerarse como un afroamericano tipo. Es hijo de un matrimonio mixto, una americana de raza blanca de Wichita y un economista keniano. Tuvo, además, la fortuna de beneficiarse de los eficientes sistemas de becas norteamericanas para poder acceder a las mejores universidades. Estudió en Columbia y luego en Harvard.
¿Qué relación establece Obama con la minoría negra? Francisco Octavio Uña Juárez, catedrático de Sociología de la Universidad Rey Juan Carlos, considera que la sociedad negra norteamericana, marcada por el desarraigo identitario y por serios problemas de desestructuración familiar, ve en Barack Obama un «paradigma innovador». «Un matrimonio joven, de aspecto atractivo, con dos hijas pequeñas, representa un nuevo modelo para esta minoría pero, también, para el resto de la sociedad norteamericana. Los Obama suponen hoy lo que en su día significaron los Kennedy». «Es un gran día para la democracia americana y para el resto del globo, pues demuestra que el derecho vence obstáculos que pensó que nunca podría vencer», añade. En estos tiempos modernos en los que surgen nuevos modelos familiares monoparentales: solteros, divorciados; o en parejas de hecho de distinto o el mismo sexo, los Obama constituyen un matrimonio de lo más tradicional, igual que su predecesor. La diferencia con Bush es que el núcleo familiar del presidente demócrata no se limita a padres e hijos, sino que se amplía a la generación anterior, la de los abuelos. Marian Robinson, la madre de Michelle, será una inquilina más en la Casa Blanca.
La esposa de Obama también puede ser otro elemento diferencial. Más allá de los comentarios sobre su estilismo, la prensa norteamericana analiza estos días el rol de la primera dama, que en contraposición a las «otras» podrá alcanzar una dimensión política. En la campaña, Michelle Obama enseñó su garra dialéctica y su carácter combativo. El mismo presidente norteamericano ha declarado en numerosas ocasiones la influencia que ejerce su esposa en su persona, por tanto, por qué no en sus acciones. No obstante, siguiendo con el convencionalismo de los Obama, parece que la tarea principal de Michelle será el cuidado de sus hijas para que lleven una vida lo más normal posible.
«En Estados Unidos –un país de granjeros–, la familia tiene un peso profundísimo», subraya Francisco Octavio Uña. Es una nación joven pero arraigada en «la tradición, las costumbres y la religión», añade. El credo cristiano de los Obama es otro de los factores estructuradores que conecta con los grandes ideales norteamericanos. «La religión da una firmeza a la figura del presidente y potencia su credibilidad y confianza», remarca el catedrático. Desde ayer canciones como «America is not the World» de Morrisey, que tanto han calado en el imaginario colectivo por sus denuncias contra la hipocresía norteamericana por la marginación de los negros o las mujeres, perderán cualquier referencia con la realidad.