Impeachment
El primer informe del Congreso sobre el «impeachment» halla indicios de abuso de poder y obstrucción
Los republicanos blindan a Trump frente a la investigación y acusan a los demócratas de querer derribar al presidente desde el primer día
Avanza el «impeachment», rumbo al Comité Judicial del Congreso, y el presidente del Comité de Inteligencia, el demócrata Adam Schiff, daba a conocer este lunes las conclusiones de su primer informe sobe «Ucraniagate». El texto concluye que hubo abuso de poder y acusa a Donald Trump de obstruir la investigación. El documento serviará de base para abrir la siguiente fase del juicio político contra el magnate.
«Las pruebas de la negligencia del presidente son abrumadoras, y también lo son las pruebas de su obstrucción del Congreso», indica el documento. El informe, de 300 páginas y redactado por la mayoría demócrata, es el resultado de más de dos meses de investigación en el Comité de Inteligencia sobre las presiones de Trump a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales en las elecciones de 2020, el ex vicepresidente y precandidato demócrata Joe Biden.
El Comité de Inteligencia votará para aprobar el informe y enviarlo al Judicial, que se basará en el documento para decidir si redacta cargos contra Trump, conocidos como artículos para un «impeachment».
«Para convencer al presidente ucraniano de que le hiciera el trabajo sucio electoral, Trump condicionó dos actos oficiales a un anuncio público de las investigaciones [de Biden]: una cotizada visita a la Casa Blanca y asistencia militar crucial que Ucrania necesitaba para luchar contra Rusia», resume el informe.
Al mismo tiempo, el Partido Republicano pasó a la ofensiva con un alegato de 123 páginas. En las que básicamente los congresistas republicanos discuten punto por punto todas las acusaciones formuladas contra Trump a raíz de su llamada telefónica al presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, el 25 de julio. Sostienen que el presidente de EE UU nunca sobrepasó los estrictos límites de una conversación protocolaria. Tampoco habría exigido, como contrapartida a la ayuda militar y económica estadounidense, que la Fiscalía ucraniana investigue las actividades económicas de Joe Hunter, hijo de Joe Biden.
Bien, quizás pidió a Ucrania, sin mediar petición judicial alguna, que sometiera a escrutinio a un conciudadano. Cierto, el hombre en cuestión es pariente directo de su mayor rival político. En efecto, Trump colocó como enlace de la operación a su abogado personal, Rudy Giuliani. Pero todo se explica desde su infranqueable apuesta contra la corrupción. Los republicanos, de hecho, van incluso más lejos. Admiten que si bien la ayuda pudo haber sido bloqueada, fue Trump, obsesionado por la suerte de su aliado europeo, el que logró sacarla adelante. Nada de «quid pro quo». Olviden las coacciones a un país estrangulado por las ambiciones rusas y la presión del Kremlin. Los testimonios ofrecidos en las audiencias públicas por destacadas personalidades políticas y diplomáticas, muchas de ellas pertenecientes a la propia Administración Trump, ni tan siquiera ameritan una respuesta. El posible «impeachment» no pasa de ser una operación política, un gigantesco «fake», casi un golpe de Estado encubierto.
Para los legisladores republicanos encargados del informe es una infamia especular con una obstrucción de la justicia, hablar de sobornos y abusos, de mentir, de saltarse la separación de poderes o de poner en peligro las relaciones internacionales de EE UU De ahí que la respuesta sea diametralmente opuesta a la de Bill Clinton en 1998 y 1999, que optó por defenderse. Si el senado será la tumba del «impeachment», para que conceder ningún tipo de ventaja al enemigo.
El informe de los republicanos, algo así como el negativo del informe del Comité de Inteligencia, llega en vísperas de la citada reunión de expertos constitucionales ante el Comité Judicial del Congreso. En sus manos está explicar si los indicios, pruebas y alegatos son suficientes como para poner en pie las acusaciones y, en caso afirmativo, aconsejar los cargos por los que podría actuarse. Claro que al final la decisión última corresponderá a Nancy Pelosi, presidente del Congreso. Pelosi siempre se ha mostrado bastante renuente a iniciar los trámites del juicio político, convencida de que al final podría usarse por Trump como una reedición del «Rusiagate».
En un email a sus seguidores la veterana política escribió que en los últimos días «hemos aprendido nuevos detalles sobre el soborno del presidente Trump, y Trump y los republicanos nos han atacado implacablemente por luchar por la verdad».
Desde Londres, Trump dudaba del patriotismo de los demócratas y criticaba el «impeachment». «Creo que es algo malo para nuestro país», dijo el inquilino de la Casa Blanca. Añadió que el proceso no fue diseñado para que «se usara de esa manera».
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