Oriente Medio
La UE trata de mantener vivo el acuerdo nuclear
Los Veintiocho convocan una cumbre extraordinaria en Bruselas. Piden contención a Teherán y posponen la decisión sobre las sanciones. La OTAN mantiene la cancelación de la misión de entrenamiento en Irak.
Tras la muerte del general Qasem Suleimani, la diplomacia comunitaria se afana en erigirse como árbitro de las tensiones entre Irán y Estados Unidos y se resiste a dar por muerto el acuerdo nuclear, a pesar del anuncio inequívoco este pasado fin de semana por parte del régimen de los ayatolás. Tras constantes contactos de las cancillerías europeas durante la tarde de ayer, el ejecutivo comunitario envió un comunicado en el que muestra la «profunda preocupación» de los Veintiocho por el anuncio de Irán de no respetar los límites de enriquecimiento de uranio. A pesar de esto, Bruselas no lo da todo por perdido. «Desde el punto de vista europeo, es importante que Irán vuelva al acuerdo nuclear. Debemos convencer a Irán de que es por su propio interés», reza el comunicado redactado por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en representación de la UE.
Como modo de seguir los acontecimientos, mañana se celebrará una reunión del colegio de comisarios centrada en este punto y el alto representante de la Política exterior comunitaria, Josep Borrell, ha convocado una reunión extraordinaria de los ministros de Exteriores de los Veintiocho este viernes en la capital comunitaria. Bruselas se resiste a dar pasos en falso y, por eso, según han explicado los portavoces comunitarios, no se plantean la puesta en marcha de sanciones contra el país árabe a al espera de que sea la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) quien verifique si Teherán está incumpliendo el acuerdo. A pesar del anuncio de este pasado domingo, el país se ha comprometido a seguir colaborando con este organismo internacional en la supervisión de su programa nuclear.
Ayer también tuvo lugar en la capital comunitaria una reunión de urgencia de los embajadores de la OTAN que anunciaron la suspensión de las actividades de entrenamiento de la Alianza en Irak. Su secretario general, Jens Stoltenberg, se unió a las voces que piden contención a Teherán, aunque también quiso desvincularse de la operación llevada a cabo por EE UU para matar al general Suleimani y puntualizó que esta decisión correspondió en exclusiva a Washington, a pesar de la preocupación generalizada de los aliados por las «actividades desestabilizadoras» de Irán.
Borrell había mantenido previamente una conversación telefónica con el ministro de Exteriores iraní, Mohamed Javad Zarif, en la que pidió que no recurra a las armas como respuesta al ataque estadounidense. Como modo de que estas gestiones no queden en saco roto, el máximo representante de la diplomacia comunitaria ha invitado a Zarif a un encuentro cara a cara en Bruselas, pero todavía no ha habido una respuesta. Este sábado, el presidente francés Emmanuel Macron también habló por teléfono con Javad Zarif para solidarizarse con la situación y mediar entre las dos potencias. El inquilino del Elíseo es uno de los líderes internacionales que ha puesto más empeño en resucitar el acuerdo auspiciado por la anterior Administración Obama en 2015 –con la aquiescencia también de Rusia y China– y del que Donald Trump decidió retirarse en mayo 2018.
Desde entonces, los esfuerzos europeos han resultado en vano: EE UU ha seguido estrangulando la economía iraní y Teherán ha respondido incumpliendo progresivamente los estándares de enriquecimiento de uranio. Aunque el bloque comunitario ha intentado persuadir a sus empresas de que continúen con las inversiones en el país y ha puesto en marcha un mecanismo de pagos para sortear las sanciones de EE UU, la vigencia del dólar como moneda internacional de referencia y el menor peso del euro han hecho que la ofensiva europea haya cosechado resultados modestos.
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