Oriente Medio
No es la guerra de Europa
La UE se erige como mediador para desescalar la tensión entre EE UU e Irán
La Comisión Europea hizo ayer un llamamiento a la contención entre Irán y Estados Unidos, pero evitó condenar explícitamente el ataque a las bases estadounidenses en Irak. «El uso de armas debe detenerse ahora para dar espacio al diálogo», reclamó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. «Debemos hacer todo lo posible para retomar las conversaciones», insistió tras la primera reunión del año del Ejecutivo comunitario, dedicada a la tensión en Oriente Medio.
El Alto Representante de Política Exterior, Josep Borrell, calificó la situación de «extremadamente preocupante» e insistió en la necesidad de trabajar para que Irán se mantenga dentro del acuerdo nuclear firmado en 2015, del que se descolgó EE UU en 2018. Precisamente, esta es la prioridad de la UE, evitar a toda costa que Teherán reanude su programa atómico. «Hemos estado hablando sobre la situación en que se encuentra el acuerdo, que ahora es más importante que nunca porque es el único espacio en que podemos seguir colaborando con Rusia y China para gestionar el riesgo al que nos enfrentamos», explicó Borrell.
Y la UE podría estar bien posicionada para mediar en esta confrontación entre Teherán y Washington, tal y como explica el analista político Samuel Doveri Vesterbye, del European Neighbourhood Council. «Un actor importante en todo esto podría ser la UE», afirma Vesterbye. «Primero porque puede tener misiones de mantenimiento de la paz dentro de Irak. Y segundo, desempeñando un papel de mediación junto a la ONU para analizar cómo contener la influencia iraní en la región, y así reconstruir la confianza con Estados Unidos en el futuro».
La nueva crisis en Oriente Medio, sin embargo, ha dejado en segundo plano a la Comisión Von der Leyen, que ha visto cómo Alemania y Francia han unido sus fuerzas a Reino Unido, que tiene un pie ya fuera de la UE, a la hora de pedir contención a Teherán y Washington para evitar un conflicto a gran escala de consecuencias impredecibles.
También la OTAN, que ha supendido temporalmente su misión de adiestramiento de la Policía iraquí, exige que se ponga fin a la escalada de la tensión. «Un nuevo conflicto no beneficiaría a nadie», advierte el secretario general, Jens Stoltenberb, que pidió a «Irán evitar más violencia y provocaciones». La Alianza Atlántica anunció el martes el repliegue de 500 miembros de su personal militar en Irak ante la escalada de tensión.
Stoltenberg acusó el lunes a Irán de perturbar la paz en la zona tras una reunión de emergencia con los 29 embajadores de la OTAN, y no quiso valorar el asesinato del general Qasem Soleimani. «Fue una decisión de EE UU, no de la coalición o de la OTAN, pero todos los aliados están preocupados por las actividades desestabilizadoras de Irán en la región», señaló. Otro temor es que un posible repliegue aliado en Irak permita al Estado Islámico reconstruirse. En este contexto, soprendió que Donald Trump, alérgico a cualquier atisbo de multilateralismo abogara en su discurso de ayer, a que la Alianza Atlántica se inplique más en la crisis de Oriente Medio.
El primero en anunciar el repliegue de parte de sus tropas en Irak fue Alemania, que trasladó a Kuwait y Jordania a un contingente formado por una treintena de soldados desplegados en Bagdad y en Taji dedicados a tareas de entrenamiento y formación. El resto de las tropas, unos 90 soldados estacionados en el norte del país, cerca de Erbil, no serán desplazados por el momento. Dinamarca, Canadá, Eslovaquia y España han seguido los pasos de Berlín por motivos de seguridad y retirado parte de su contigente en la misión internacional.
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