Irak

Bagdad insiste en la salida de tropas de EE UU

Irak demanda a Washington que envíe una delegación para organizar la retirada del Ejército estadounidense, pero Mike Pompeo lo rechaza

Ongoing protests in central Baghdad
Protestas antigubernamentales en el centro de BagdadAHMED JALILEFE

Manteniendo viva su palabra, el primer ministro en funciones de Irak, Adel Abdul Mahdi, solicitó ayer al secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, que Washington envíe una delegación al país árabe con el encargo de definir el mecanismo para llevar a cabo la retirada de las tropas norteamericanas desplegadas allí.

La petición de Abdul Mahdi se produce solo días después de que el Parlamento iraquí aprobase una resolución no vinculante por la que exhortaba al gobierno a expulsar a las tropas extranjeras en el país como respuesta al bombardeo que habían efectuado el viernes anterior y que mató al general iraní Qassem Soleimani y a Abu Mahdi al-Muhandis, el comandante de una poderosa milicia iraquí. Aunque la moción fue redactada por el propio Abdul Mahdi, fueron las formaciones chiíes del Parlamento, y en particular aquellas más alineadas con Teherán y las encuadradas en la coalición del clérigo nacionalista Muqtada al-Sadr, que forman el bloque más amplio de la cámara, las que impulsaron la idea.

Según el comunicado de la oficina del «premier», Abdul Mahdi le habría reprochado también a Pompeo que efectivos norteamericanos hayan entrado en Irak y que vehículos aéreos no tripulados hayan sobrevolado el espacio aéreo del país sin haber recibido la pertinente autorización de las autoridades iraquíes.

Imagen satelital de los ataques del miércoles contra la base de Al Asad en Irak
Imagen satelital de los ataques del miércoles contra la base de Al Asad en IrakPLANET LABS INC. HANDOUTEFE

Este tipo de acciones, de acuerdo con el mensaje transmitido por el rais, suponen una violación más de los acuerdos bilaterales que dan cobertura al despliegue de tropas norteamericanas en el país previa petición del ejecutivo. Es precisamente la misión contra el Estado Islámico iniciada en 2014 a demanda de Bagdad la que se daría por terminada si finalmente se expulsase a los más de 5.000 efectivos de EE UU.

Para las autoridades del país y los iraquíes de a pie, el cruce de ataques entre EE UU e Irán en suelo nacional –primero con el bombardeo contra Suleimani y luego con el lanzamiento de misiles contra dos bases militares que albergan tropas norteamericanas– ha supuesto una nueva humillante y frustrante violación de su soberanía.

Tanto el primer ministro Abdul Mahdi como el jefe de Estado, Barham Saleh, y el presidente del Parlamento, Mohmaed al Halboosi han reprendido al unísono que los dos anteriores países recurran a Irak como escenario en el que librar su encarnizado conflicto, y han hecho llamamientos a tomar las medidas necesarias para proteger su independencia.

En esta línea, aunque la tensión entre Washington y Teherán se haya enfriado por ahora, lo que permite, al menos a corto plazo, ralentizar la expulsión de tropas extranjeras de Irak, la petición de Abdul Mahdi a Pompeo denota su voluntad de seguir adelante con la medida. Las principales dudas a estas alturas parecen ser cuándo se va a llevar a cabo la salida, bajo qué circunstancias, y cuál va a ser su alcance, puesto que las autoridades kurdas, en el norte, han subrayado abiertamente su oposición a la partida de las tropas norteamericanas, una fórmula que tampoco convence a sectores suníes del país.

Para estos últimos, la principal preocupación sería no solo el espacio que abrirían a una mayor injerencia iraní, sino también el efecto que ello podría acarrear a la lucha contra el EI, en la que dichas fuerzas brindan un apoyo crucial a las tropas locales. Por ahora, tanto la OTAN como la coalición internacional liderada por EE UU ya han interrumpido sus misiones de lucha contra el grupo yihadista debido a la escalada de tensión en la zona, y varios países de ambas alianzas han empezado a replegar parte de sus efectivos a otros lugares.

Hasta la fecha, el presidente de EE UU, Donald Trump, el secretario de Defensa, Mark Esper, y altos cargos del Ejército norteamericano han asegurado que la retirada de tropas de Irak no entra ahora en sus planes. Pompeo reiteró ayer que no contempla la «retirada» de sus tropas de Irak y aseguró que constituye «una fuerza para el bien» en Oriente Medio. «Cualquier delegación enviada a Irak se dedicaría a discutir la mejor manera de comprometerse de nuevo con nuestra estratégica alianza, no a discutir la retirada de tropas», agregó.