Internacional

El avispero Libio

Conferencia internacional sobre Libia en Berlín
La canciller alemana, Angela Merkel, recibe al presidente galo, Emmanuel Macron, a su llegada a una conferencia internacional sobre Libia en Berlín, Alemania). EFE/ Hayoung JeonHAYOUNG JEONEFE

Ojalá me equivoque, pero todo me lleva a pensar que la solución que se ha acordado en la Conferencia internacional, celebrada en Berlín, en torno al conflicto libio no llegará infortunadamente a buen puerto. Las metas que se han marcado quienes han participado en esta Conferencia son realmente ambiciosas en razón de la situación que reina en el país africano y también en función de las posiciones que ocupan, en la actualidad, las partes en el conflicto.

Es difícil que los partidarios de Al Sarraj y de Haftar respectivamente den pleno cumplimiento a los mandatos de la Conferencia, a pesar de que venga avalados por aquellos Estados que verdaderamente tienen intereses directos en Libia. No es probable que se cumplan tres de los puntos en los que se basa el acuerdo final y que, precisamente, son absolutamente necesarios para encontrar una solución pacífica y diplomática a las numerosas controversias que están presentes en la realidad libia. La decisión de asegurar el alto el fuego entre las principales partes en el conflicto será muy complicada de lograr puesto que las tropas de Jalifa Haftar, jefe del Ejército Nacional Libio, no parece que renuncien a la conquista de Trípoli si se presenta la menor oportunidad. Tampoco, cabría garantizar el respeto del embargo de armas que se ha decidido en Berlín puesto que, a mi juicio, en la mente de las partes en conflicto habita alcanzar una solución militar al conflicto por lo que todo embargo o desmovilización de las fuerzas en combate, por mucho que se diga, no encontrarán una acogida real entre quienes tienen que hacerlo. Asimismo, evitar toda injerencia externa en el conflicto en Libia no deja de ser un alarde de buenas intenciones. Las partes que combaten entre sí están plenamente respaldadas por quienes han acordado en Berlín la no injerencia y los intereses en juego, entre los que se sitúa el petróleo, harán casi imposible que se respete el acuerdo. Nadie puede negar la importancia de la Conferencia de Berlín y de los acuerdos que se han alcanzado. Sin embargo, mucho me temo que las buenas intenciones no produzcan el resultado esperado.