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Empoderamiento en el tango: la muerte de las partenaire, el resurgimiento de las artistas
La tradición dicta que el hombre lleve el paso. La mujer es el trofeo sexual que el macho acarrea por la pista haciendo gala de su bravura. Es él quien crea, dirige y ella lo sigue. Representadas como objetos de deseo y pertenencia se justifica la violencia, el engaño y la muerte, todo en el mismo lugar.
Al ser varones el llanto solo se expresa en palabras, nunca en hechos. La melancolía del desamor pago inundan los tópicos del tango. Lejos del escenario estos conceptos se mantienen y en el contexto actual los cambios son necesarios. La actriz, cantante, directora y dramaturga Ana María Fontán reclama una vuelta de tuerca y por medio de su arte reivindica la posición femenina bajo el reflector.
Este domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Fontán propondrá una noche tanguera distinta, disruptiva del conservadurismo de épocas pasadas. Volteará las tornas y pondrá a las mujeres en el papel estelar. En el teatro Torcuato Tasso de San Telmo, barrio porteño por excelencia de la cultura tanguista, presentará “Mujeres del tango y de la música popular”. De esta manera dará comienzo a las celebraciones por sus 20 años de trayectoria en el arte.
Con artistas invitadas, la cantante mostrará el valor y la necesidad de dar protagonismo a quienes por mucho tiempo les fue vedado o condicionado. Para Fontán esto es necesario para el empoderamiento femenino. “Las mujeres a nivel internacional rompimos el techo de cristal y estamos tratando de generar una transformación, que no solo nos incluye a nosotras sino también al lugar del hombre y de todas las autopercepciones”, definió.
Hacerse un lugar al mismo nivel que el varón, costó horrores para las tangueras. A pesar de demostrar su talento, Ana ha perdido proyectos por culpa del machismo. En una oportunidad contó que la convocaban, pero después querían tener intimidad con ella: “Yo, que no accedo a ese tipo de cosas, perdía trabajos como actriz y cantante”.
En relación a la lucha de la mujer por su participación dentro de la sociedad, Ana manifestó: “Naturalmente, estoy de acuerdo con que la mujer deje de callarse, haya igualdad de derechos, equidad salarial y que su opinión valga es fundamental”. En carne propia ha tenido que soportar la censura, la discriminación y el maltrato “por tener un pensamiento feminista y ser mujer”.
Más aún cuando decidió fundar “FonTango”, su propia compañía independiente que nació de un déficit en el género musical. Hace cuatro años volvía de interpretar una versión de “Las Polacas”, la trilogía de Patricia Suárez, en Washington DC y se encontró con que no había obras teatrales con temática de tango en Argentina. Esto la llevó a romper la relación artista-director para ser ella quien tomase las riendas.
“Detecté la necesidad y me propuse presentarlo en espacios de tango que no sean con modalidades tradicionales”, explicó. Con esta premisa surgió la idea de llevar el baile y canto rioplatense a un nuevo escalón. Sin embargo, al poco tiempo, se dio cuenta de la dificultad de abrirse paso y atreverse a modificar el molde predeterminado.
La resistencia al cambio no es una novedad, pero cuando las puertas se cierran por falta de “interés”, para Fontán es señal de no querer “valorar al género”. Al respecto marcó que existe un componente mayor al de ser mujer y tiene que ver con “tener una forma de pensar y proponer cosas que no son las habituales”.
Son varios los artistas que buscan renovar el ambiente, pero no resulta posible porque escapa de las líneas predefinidas. La gestora cultural indicó que mientras los estereotipos se mantengan habría financiamiento. Al intentar salir de la caja, se pierden inversiones. “Caemos en una autogestión que termina siendo precarizada y hace que los proyectos no alcancen el nivel profesional y artístico que pudieran tener si consiguiéramos apoyos mayores”, relató.
A raíz de los cambios culturales que experimenta Argentina, uno podría esperar que la diversidad logre manifestarse en el género de la milonga y el baile de salón. A pesar de que, por hora, esto no suceda, Fontán expresó que en España vivió todo lo contrario.
Una de sus creaciones en estreno, “Morir y vivir en Buenos Aires”, cerró los 30 años del Festival Internacional de Tango de Granada en 2018. La obra presentó una propuesta particular y entre bandoneones al compás de Piazzolla, la bailarina realizó un concierto “performático”. La cantante narró que durante el espectáculo entró descalza, desde la zona de los espectadores y actuó con los objetos que tenía en el escenario. Algunos dirán “Todo lo que no hay que hacer en el tango”. Con orgullo ella misma dijo: “Rompí con todas las reglas”.
Fontán revivió el sentimiento que aquel día se le implantó en la memoria. “El público entró en ese universo que propuse. Fue abrasador y feliz”, recordó. La impresión de que nadie es profeta en su propia tierra es una historia que se repite en todos los ámbitos. Aquellas personas en las que todavía resuena la voz de Fontán deberán esperar unos meses más, ya que este año tiene pensando desembarcar en la península Ibérica para demostrar todo su talento.
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