Coronavirus

El servicio británico de Sanidad entrega a las enfermeras mascarillas caducadas hace 3 años

La preocupación aumenta entre el personal sanitario de Reino Unido porque estas mascarillas funcionan con un filtro y no se sabe con exactitud cómo afecta esa caducidad

Un enfermero portugués, Luis, y una enfermera neozelandesa, Jenny, salvaron al primer ministro británico, Boris Johnson, del coronavirus. El premier inglés minimizó el virus, despreció la pandemia y acabó el mismo en la UCI. Luis y Jenny son dos enfermeros extranjeros que trabajan en el servicio público británico, el NHS -en sus siglas en inglés- y que forman un contingente nada despreciable: el 13% del total.

España también tiene su propio contingente en el NHS, fundado en 1948, y que es ovacionado cada noche a las 20.00 horas. El núcleo de españoles más importante lo forman las enfermeras con más de 4.300, seguido por los médicos en más de 1200 y otros profesionales hasta sumar unos 7.000 sanitarios.

Una de ellas, Andrea -nombre ficticio- nos ha hecho llegar este vídeo. Lleva más de seis años en Londres trabajando de enfermera. Trabaja en un hospital londinense y no está en un lugar cualquiera. Andrea es una más de las enfermeras de la UCI, de las que están en primera línea, con jornadas de 12 horas y media a cuestas.

No quiere facilitar el nombre centro de trabajo porque teme ser despedida si denuncia esta situación de tintes surrealistas. Andrea es prudente. Tiene miedo de perder su puesto de trabajo si da voz a esta denuncia. Miedo, pero, sobre todo, indignación, por las mascarillas que tiene que usar en el NHS, porque estas mascarillas están caducadas.

Hasta ahora no habían tenido muchos problemas de material, ni con las EPIS, “al menos como los que conocemos en España”, tras ya varias semanas atendiendo pacientes con la enfermedad. “Con las mascarillas tampoco tuvimos ningún problema, siempre tuvimos suficientes, hasta ayer”, nos cuenta Andrea en una pausa en su maratoniana jornada.

“Fui al almacén a coger una caja porque necesitábamos mascarillas”, prosigue “entonces vi que la caja estaba caducada”. Andrea ve algo raro en la etiqueta. Parece que el 301219 está pegado encima de algo más, y apareció la fecha, 31 diciembre de 2016. Las mascarillas están caducadas de hace tres años. Se lo dice a sus compañeros y se ponen a buscar. Más cajas, más mascarillas de 2019 pero por debajo otra fecha. ““Encontramos cajas de 2015 e, incluso, de 2014”.

Pasan de la sorpresa al enfado y se lo comunican a su supervisora. Llaman a compañeros de otros hospitales. La misma situación: las mascarillas están caducadas. La preocupación es creciente en el colectivo porque “estas mascarillas funcionan con un filtro y no sabemos cómo le afecta esa caducidad, si el filtro se ha secado, si se ha humedecido, si es capaz de retener las partículas”, se pregunta Andrea porque “el caso es que no llevan caducadas dos semanas, o dos meses, llevan caducadas años”.

Ahora están esperando el resultado de la investigación de su supervisora, pero la realidad es que “mientras tanto usamos mascarillas caducadas”, nos cuenta, “es la primera protección que tenemos. Te puedes imaginar lo contentos que estamos. Sospecho que tendremos que usarlas, porque no tenemos otras”. Todos los sanitarios ahora se preguntan quién puso las pegatinas que ocultaban fechas de caducidad anteriores de hasta cinco años “no lo sabemos, pero es un problema generalizado en muchos hospitales”, tal y como le han confirmado a Andrea compañeros de otros hospitales de Londres “todas son de la misma, una marca conocida de productos sanitarios”.

El autor del cambio de pegatina es una incógnita. ¿Quién lo hizo? ¿Cuándo hizo porque 2019 ya es una fecha caducada? Solo hay dos posibilidades. O la empresa que vendió el producto, o el gobierno británico que cambió las caducidades cuando los productos ya estaban en su poder. De momento, las usan mientras esperan la investigación de la dirección del hospital.

Boris Johnson recibió todos los cuidados del mundo y se salvó, gracias a la atención y la profesionalidad del personal de enfermería. El mismo al que ahora, el servicio sanitario público británico les dota de mascarillas caducadas hace tres años, nada más y nada menos, y como mínimo.

Johnson, por su gestión contemporizadora con la pandemia, ha contabilizado más de 17.300 muertos sólo en los hospitales. Gran Bretaña no cuenta ni los muertos en su casa ni los fallecidos en las residencias, lo que elevaría sustancialmente las cifras por encima de los 40.000 y podría ser el país europeo con más fallecimientos por el Covid-19.