Colombia

Álvaro Uribe: «Duque cerró Colombia a tiempo y nos ha dado buenos resultados»

El senador y ex presidente de Colombia asegura: “A mí no me da miedo la izquierda, me da miedo la izquierda al estilo Chávez que dijo que acabaría con la pobreza y empobreció a todo el país”

El ex presidente de Colombia y senador Álvaro Uribe
El ex presidente de Colombia y senador Álvaro Uribelarazon

El ex presidente Álvaro Uribe es, a sus casi 68 años, el principal activo del Centro Democrático y un líder que siempre polariza, bien a su favor o en su contra, a la opinión pública colombiana. Habiendo pasado por casi todos las responsabilidades políticas, desde alcalde hasta llegar a la presidencia de la República, ahora, desempeñándose como senador de la República, es el principal ariete de su formación política contra la izquierda, a la que fustiga sin piedad, y uno de los mayores valedores del presidente Iván Duque, del cual se puede considerar su mentor político. Ahora, en esta entrevista realizada por Skype como dictan los tiempos del covid-19, se nos presenta como un hombre batallador, que cree en Colombia como proyecto, y también muy constante, algo que, según él, enerva a sus enemigos políticos.

El mundo está cambiando a causa de esta pandemia, ¿qué impacto va a tener el covid-19 en nuestras vidas?

¿Qué efecto va a tener la pandemia? La situación es muy difícil porque los caminos de los pueblos necesitan algo fundamental, que es la certeza, y el panorama actual es muy incierto porque necesitamos una vacuna para hacer frente a este gran desafío y todavía no la tenemos. Sin la vacuna será muy difícil afrontar este reto y hacerle frente al mismo con eficacia. Sin embargo, yo creo que se está abriendo un camino después de que la mayoría de los países hicieran un cierre tan estricto, de tal forma que se ha visto que se puede dar la batalla. Colombia lo hizo en su momento y a tiempo, por decisión del presidente Duque, algo que todos aplaudimos cuando tomó la decisión y que está dando resultados. Ahora estamos en otra fase, en lo que se llama a una apertura gradual e inteligente tras el cierre de todo, y la evolución de la pandemia va a depender fundamentalmente de la responsabilidad de cada ciudadano y, accesoriamente, de las acciones del Estado. Entonces, con estos elementos, yo creo que se va abriendo un camino de relativa seguridad en un medio dominado por la incertidumbre hasta que tengamos la vacuna para hacer frente definitivamente al coronavirus y, de una forma efectiva, a la pandemia.

¿Cree, entonces, que el presidente Duque lo hizo bien en la crisis? ¿Y cómo juzgaría a sus vecinos en la gestión de la misma?

El presidente Duque cerró a tiempo y creo que en lo único que se falló fue en las pruebas masivas. ¿Por qué? Simplemente porque no las había, pero ya el país se está poniendo al día en ese aspecto y ya llevamos varios días con 12.000 pruebas diarias, un asunto que es bien importante para hacer frente a la pandemia de una forma eficaz. En materia de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), Colombia estaba bien posicionada en América Latina en estas dotaciones con respecto al número de habitantes, pues contábamos con 5.700 camas, pero el gobierno colombiano iba a agregar otras 3.000 más para atender futuras emergencias. Ayer estaban ocupadas 377 de esas camas y el sistema de salud está funcionando. Incluso en nuestro país, aunque duele referirse a estas cosas sin sentir tristeza, el número de fallecidos es mucho más bajo que en otros países comparado por el número de los mismos por millón de habitantes. Aunque hay disparidad de casos dependiendo por las regiones del país, por ejemplo, la atención a los enfermos que se han dado en el Pacífico y en la selva amazónica ha presentado más dificultades que en otras partes de nuestra nación, y ha habido ciudades donde ha habido más cultura ciudadana y una mejor atención, como ha sido el caso de la capital de Antioquía, Medellín, donde el sistema de salud ha funcionado muy bien, destacando que ha habido una buena atención domiciliaria y se han dados unos buenos resultados.

En lo que respecta al tema social y económico, le tengo que decir que les queda más fácil a Chile y a Perú hacer frente a esta pandemia porque su nivel de endeudamiento era menor que el de Colombia, superando en ambos casos apenas un 25% sobre su PIB, mientras que el presidente Duque cuando llega al gobierno se encuentra con un endeudamiento consolidado en el sector público que llega al 56%, empezando su tarea con una enorme carga y muchas dificultades. Pese a todo, el presidente Duque ha puesto en marcha una serie de herramientas sociales con programas concretos, como Familias en Acción y ayudas a los ancianos, y con propuestas claras, como bajar el IVA y la última reforma tributaria, cuya finalidad era ayudar a los sectores más pobres de la sociedad. También, en el aspecto económico, este gobierno está trabajando para que no mueran las empresas durante la crisis derivada de la pandemia, mientras que algunos pedían que se recortaran los derechos de los trabajadores y se les quitaran las primas. Nuestro partido, a este respecto y conmigo mismo al frente, dijimos claramente que ese no era el camino y que esas medidas no debían ser adoptadas en el momento actual porque eso crearía rabia social y en estos momentos lo que hace falta es fraternidad para poder estimular acuerdos fraternos entre los trabajadores y los empleadores. El Gobierno de la nación lo está haciendo bien al frente de la crisis, pero tendremos que trabajar aún más para salir adelante porque el reto del covid-19 así lo requiere.

Usted me preguntaba por cómo juzgo la gestión de nuestros vecinos, difícil cuestión para responder en estos momentos e inmiscuirse en los asuntos que no son propios. Prefiero hablar de la gestión de Duque, que juzgo como muy prudente, que no se enfrentó a este desafío con rabia ni minimizandolo, como hicieron otros, y que la ha enfrentado con seriedad, prudencia y equilibrio. Yo creo que aquellos que subestimaron el coronavirus cometieron un grave error y la lección para los líderes que ejercen el liderazgo, es que no deben subestimar las amenazas que acechan a los pueblos, tal como está ocurriendo ahora con esta pandemia.

La economía, víctima colateral de la pandemia

Todo los analistas coinciden en que la economía será devastada a causa de esta pandemia, ¿qué medidas tomaría para relanzar nuestras economías después de esta crisis?

La economía colombiana iba por muy buen camino hasta el año 2012 y hasta me atrevería a decir hasta el 2013, con una gran tasa de inversión, un alta confianza inversionista, generación dinámica de empleo y reducción de la pobreza, como características fundamentales de ese proceso de crecimiento, pero luego se subieron los impuestos, se rompieron las reglas de estabilidad y hubo un derroche de nuestros recursos, provocando, en el 2014, un parón en nuestra economía. Empezó a decrecer la tasa de inversión, cayó la confianza inversionista, se estancó la creación de empleo productivo y también la reducción de la pobreza, y ese es, en definitiva, el cuadro económico que se encuentra el presidente Duque en el año 2018 cuando llega al gobierno.

Desde que llega a Casa Nariño, Duque emprende una serie de medidas para recuperar la confianza inversionista, reduciendo los impuestos, creando estímulos para la inversión, introduciendo medidas sociales, tales como la devolución del IVA, y generando una mayor crecimiento de nuestra economía, de tal forma que el año pasado crecimos un 3,1% frente a años anteriores en que estábamos en un mediocre 2%. Incluso crecimos, contra todo pronóstico, por encima de la media de casi todos los países de la región. Ese buen desempeño se estaba dando también en enero y febrero de este año, en que estábamos en un 4,1%, y creciendo en la inversión en un 52% con respecto al mismo periodo del año pasado, es decir, estábamos inmersos en un proceso de crecimiento y expansión que se detiene a causa de la pandemia. El día después de esta crisis si el país la supera sin rabia social y un buen manejo económico, tal como creo que lo está haciendo el presidente Duque, y aunque amanezcamos más endeudados pero sin esa rabia social a la que me refería antes, considero que el país tendrá una mayor cohesión social y será capaz de atraer las necesarias inversiones para salir adelante, ya que tenemos las reglas adecuadas para que se hagan. Sin embargo, hay otros sectores y líderes que demandan más impuestos, que a mí me dan miedo, y que sostengo que ese no es el camino, sinceramente.

Nosotros pensamos que hacen falta acuerdos fraternos entre todos y mandar mensajes claros a todos los sectores económicos, pero especialmente a los empresarios y a los trabajadores. Pero, aparte de estas consideraciones, hay que tener en cuenta varias cosas, como por ejemplo que nuestro sistema de salud ha procedido frente a esta pandemia mucho mejor que lo que sus críticos decían y creo que se podría introducir una póliza de salud a los sectores más pudientes de la sociedad para ayudar en estos momentos a los más desfavorecidos, a los más vulnerables. Otro aspecto que debemos tratar es el de las pensiones elevadas, como las del Congreso de la República, para que tengan unos impuestos más altos de carácter permanente y no transitorios, como ahora. Hay quienes solicitan más impuestos y mayor gasto público, mientras que nosotros demandamos menos impuestos y mejor gestión del gasto, de los recursos del Estado en un acuerdo fraterno del mismo con los empleadores y los trabajadores. Así le irá mejor a la sociedad. Por eso, mi mensaje es bien claro: no maten a las empresas, creemos la necesaria solidaridad y fraternidad entre los empresarios y los trabajadores para crear riqueza que redunde en beneficio de toda la sociedad.

¿A que se debe tanta crispación en el debate político colombiano?

Hay muchos en Colombia que no tienen otro trabajo ni otra finalidad en sus vidas que atacar a Álvaro Uribe, pero finalmente uno vive con esa carga y se llega a acostumbrar. Haciendo un símil con el ciclismo, yo digo que aspiro a la camiseta de la regularidad, manteniéndome bien en todas las etapas, estudiando y trabajando, siempre con el rumbo fijo hacia la meta y buscando, como ya le dicho, la camiseta de la regularidad sin que le afecten esos vaivenes y críticas en cada etapa.

Usted apostó duramente a levantar el turismo en Colombia, ¿no ve con dolor que en apenas unas semanas estos avances de estos años se han ido abajo y que tardaremos mucho tiempo en recuperarnos?

Así es, tal como usted ha dicho. Yo, por ejemplo, introduje una norma legal para que los nuevos hoteles tuvieran una exención tributaria durante treinta años o que por la remodelación de los viejos hoteles se pudieran acoger a la misma. Este país, con esa y otras medidas, creció enormemente en turismo y eso generó, en su totalidad, casi dos millones de empleos. Eso, por desgracia, se ha frenado hoy y es preocupante. Creo que la industria del turismo necesitará una ayuda especial de crédito para salir de esta crisis con ocho años de plazo y dos de gracia, por ejemplo, sin amortizar capital ni generar intereses en estos dos primeros años . Todavía lo que digo no está definido pero confiemos en que el gobierno tenga entre sus tareas pendientes hacer frente a ese desafío y poner en marcha las normas adecuadas, como a las que me he referido, para sacar al sector del turismo de esta difícil coyuntura.

El futuro del Centro Democrático

¿Cree que el Centro Democrático es un proyecto de futuro al margen de que esté o no Álvaro Uribe al frente del mismo en sus listas?

Hay muchos matices. Por ejemplo, siendo yo gobernador de Antioquía trabaje activamente en la seguridad, la inversión y la política social, siendo premiado después con una gran votación en ese departamento en las elecciones a la presidencia de la república en las que yo era candidato. Luego trabajé mucho en el tema del ahorro, llevando a la práctica una política que denomine en ese momento del Estado burocrático al Estado comunitario, intentando reducir la burocracia y evitando que el Estado derroche sus recursos, fortaleciendo la salud y la educación. Inspiramos una política en Colombia sustentada en tres pilares fundamentales, como la seguridad democrática con valores sólidos, la confianza inversionista y el desarrollo social, poniendo en marcha una política de multirreciprocidad.

El Centro Democrático, más allá de las palabras, es un partido que lucha por la seguridad, un asunto que en nuestros países siempre genera cierta controversia porque tiende confundirse la misma con lo que se denominó en el pasado la “seguridad nacional”, mientras que nosotros estamos hablando de seguridad democrática, que es otra cosa bien distinta. También hay mucha cautela para hablar de la inversión privada porque el discurso sobre la misma era vergonzante en Colombia, sobre todo para muchos políticos de los partidos tradicionales, mientras que nosotros, desde el Centro Democrático, hablamos abiertamente de la misma y simultáneamente defendíamos una política social para el país. Seguridad, inversión y política social para nosotros deben de ir de la mano en una misma acción política. La política social, por ejemplo, es un concepto muy amplio y donde convergen la educación y el medio ambiente. Entonces, el futuro del Centro Democrático dependerá, en gran medida, de que en la práctica se agiten y profundicen esos valores, manteniendo el equilibrio en esos temas. Continuando en la senda de la seguridad, la inversión y la política social, sin dejarnos llevar por un lado ni por otro, y manteniendo el rumbo en el camino, el Centro Democrático tendrá futuro. En el corto plazo, es evidente que es muy importante que el presidente Duque tenga éxito y yo hago fuerza para que así sea. Aunque el presidente Duque está llevando a cabo buenas acciones, le tenemos que exigir todavía más por Colombia, por nuestra democracia y por el futuro de todos, pero también por el cumplimiento de estas tesis que permitieron la elección de nuestro presidente.

La izquierda colombiana

¿Qué le diría a los detractores del presidente Duque que hoy se sitúan a su derecha?

Hay qué hacer varias cosas. Lo primero que tenemos que hacer es establecer un diálogo democrático sincero y constructivo sin cerrar puertas a nadie, un diálogo de tesis en el que participen todos los militantes del partido con sus aportaciones. Pero también, creo, que el gobierno tiene que ser muy receptivo para afianzar lo que está funcionando y revisar lo que deba revisarse porque no funciona. Se necesita, además, un espíritu constructivo en la militancia del partido y, por parte del gobierno, una visión analítica y receptiva.

¿Cree usted que la izquierda llegará a ser alternativa de gobierno en Colombia?

Yo no le tengo miedo a la izquierda en Colombia, mi único miedo es a los gobiernos que acaban con la empresa privada, que hablan de corrupción y la practican abiertamente, dando privilegios a sus amigos, los gobiernos que hablan de políticas sociales y empobrecen a sus ciudadanos, como fue el claro ejemplo de Hugo Chávez en Venezuela. Me dan pánico, por ejemplo, los chavistas que reniegan en público de ese sistema y buscan atajos, sin decirlo, para llegar al mismo camino, ¡qué peligro tienen! América Latina tiene que aprender que hay muchos grupos que ondean la bandera de la lucha contra la corrupción y la inequidad social y, cuando llegan al poder, llevan a cabo unas políticas nefastas que conducen al empobrecimiento de la población, empeorando totalmente la situación y muchas veces sin remedio. Yo tengo miedo a esos líderes, porque yo le apuesto al trabajo por la seguridad, la inversión y el desarrollo de la política social simultáneamente, sin salirnos de ese camino, que tiene más que ver con el empirismo que con profecías de imposible cumplimiento. Creo que quienes se salen de ese camino, les acaba yendo mal. También creo que reforzando esa senda, a Colombia le irá bien en los próximos años y apuesto para que el gobierno de Duque siga esa línea que a todos nos interesa porque vamos en el mismo barco.

¿Por qué y por quién se siente perseguido Àlvaro Uribe?

Creo que se refiere a unas declaraciones que fueron sacadas de contexto y que realmente nunca he dicho. Yo nunca he posado de víctima ni me siento perseguido, yo combato todos los días, obviamente. Mire lo que me ha pasado en la Corte Suprema, donde me están haciendo una investigación por un asunto relacionado con un hacker en el 2014, cuando el gobierno de Santos se inventó toda una serie de infamias para derrotar a nuestro candidato, Òscar Iván Zuluaga, que había ganado la primera vuelta. Se inventaron un hacker, dijeron que yo había manipulado a una agencia de inteligencia del Estado (Andromeda) y muchas más cosas, pero finalmente nunca han encontrado nada con lo que puedan implicarme realmente. Llevan seis años inventando infamias contra mí pero sigo en la lucha. Así se taparon acusaciones muy graves que había contra Santos y su campaña, como la financiación ilegal de la misma a través de Odebrecht y, más tarde, en el 2011, algunos asesores políticos de Santos recibieron incluso dinero del narcotráfico para hacer gestiones frente al gobierno. Luego llegó un anónimo a la Corte Suprema para supuestamente incriminarme en otros delito pero sin pruebas ni hechos, que no los había. Me investigan dos magistrados de una misma Corte por un anónimo sin pruebas ni hechos, ¿dónde se ha visto algo semejante en el mundo? Que venga alguien y me lo diga. Eso, perdone que le diga, no se ha visto en ninguna parte del mundo. Mis abogados llevan revisando ese expediente desde hace años y en el mismo no aparece ni una sola prueba contra mí, ya que nunca recibí ni solicite ningún tipo de informaciones a nadie, pero lo que sí aparece en ese expediente son menciones en contra de personas de nuestro grupo político, es decir, que nos investigan abiertamente a los miembros del Centro Democrático. No me siento una víctima política, yo he trabajado duro por Colombia y no me arrepiento de ello, pero seguiré haciéndolo al mismo tiempo que denunciaré estas cosas que ahora le estoy contando.

La paz de Santos

¿Qué diferencia hay entre el proceso de reintegración social de los paramilitares que usted lideró y el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) del presidente Santos?

En nuestro proceso se desmovilizaron 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros, habiendo unas reincidencias más o menos de 2.400 personas, es decir, que constituyó un gran éxito. El gobierno Santos asegura que se desmovilizaron 14.000 guerrilleros, de los cuales ya más de 4.000 han vuelto a las armas. Nuestro proceso no tuvo ni indulto ni amnistía para crímenes atroces, ni para el narcotráfico, solamente tuvo reducción de penas, mientras que el gobierno Santos les dio el indulto y la amnistía bajo el disfraz de penas alternativas inocuas a miles de terroristas, Además, muchas penas eran inadecuadas e impracticables y, en muchos casos, sin privación de la libertad y gozando de la elegibilidad política, causando un enorme daño a Colombia. El gobierno Santos recibió una buena herencia de nuestro gobierno en materia de los cultivos de coca, que había conseguido reducir notablemente los mismos, de tal forma que en el año 2012, ya bajo el gobierno Santos, apenas había 40.000 hectáreas.

Luego, desde La Habana, en plenas negociaciones, se anuncia que para los miembros de las FARC no habrá cárcel, que no habrá extradiciones, que no se perseguirán los delitos del narcotráfico, que gozarán de la elegibilidad política, que se eliminarán las fumigaciones para los cultivos de coca y que la erradicación de los mismos será voluntaria, pasando, con esta política absolutamente errónea, de las 40.000 hectáreas que le dejamos a Santos a las 249.000 que recibe el presidente Duque, que todavía no comenzando a fumigar, muchas veces por las presiones de los ambientalistas, que se niegan a las mismas. La mayor tarea medio ambiental que se ha hecho en este país la llevamos a cabo nosotros, cuando pusimos en marcha un programa por el cual convertimos a 200.000 familias en guardabosques, cuidando a los bosques y evitando que se cultive la droga. Ese programa era monitoreado por las Naciones Unidas, con grandes resultados, pero sin embargo fue desmontando durante el gobierno Santos y los resultados a la vista están. Ojalá el presidente Duque, en el tiempo que todavía le queda, pueda tener éxito en la reducción de los cultivos de coca, una de las mayores plagas de Colombia en estos momentos.

¿Qué medidas tomaría para hacer frente a la corrupción, que casi es otra pandemia muy presente en nuestras sociedades?

Las autoridades de control de gastos del país han tomado en estos momentos medidas muy rigurosas para evitar que los recursos que se han tenido que desembolsar para hacer frente a la pandemia sean devorados por la corrupción. La pandemia creo que nos está dando la oportunidad de derrotar a la corrupción y ofrece a los líderes que la afrontan la posibilidad de luchar contra la misma, siendo prácticos y eficientes, sin derrochar los recursos. Lo mismo diría de las autoridades de control que tienen que ser drásticas implementando las medidas de control para el gasto de los recursos asignados en la lucha contra el coronavirus; tienen que ser muy duras a la hora de luchar contra la corrupción y que el dinero no se desvíe inadecuadamente.

¿Cómo se definiría políticamente y a nivel humano Álvaro Uribe?

¿Qué podría decir? Soy combatiente y muy querendón al mismo tiempo. No hago transacciones, eso está claro, lo que me ha granjeado enfrentamientos irreconciliables pero sí busco el diálogo y construir opciones. ¿Cuál puede ser mi mejor virtud en medio de tantos defectos? La constancia, que quizá es lo que más enerva a mis adversarios.

Venezuela y la irrupción de Vox en España

¿Se atrevería a hacer un vaticinio acerca de hasta dónde puede evolucionar Venezuela?

Entre el 2006 y 2008, en pleno apogeo de los precios del petróleo, cuando ya estaba Chávez en el poder, vaticiné que con lo que estaban haciendo en Venezuela iban rumbo al desastre, tal como aconteció. Acabaron con todo, con las libertades, con la democracia, con la empresa privada y empobrecieron totalmente el país, pasando de una pobreza que afectaba al 25% hasta que se elevó al 90%. Venezuela sigue teniendo muchas reservas de petróleo pero ya no son capaces de producirlo, de sacarlo del subsuelo. Antes de esta crisis, el país vivía por las remesas de los venezolanos que vivían en el exterior y por el narcotráfico, viviendo en una economía dolarizada de facto a causa de esas remesas, lo que ayudaba a sostener la tiranía. Obviamente, esta situación por la que atravesamos ahora le crea una crisis a Colombia pero a Venezuela se le empeora la que ya tenía. Estas remesas tenían un gran impacto en ambas economías y repercutirán negativamente, pero hay una gran diferencia entre Colombia y Venezuela y es que aquí hay condiciones para recuperarnos, mientras que en nuestro vecino país, no. La dictadura ante la crisis volverá a responder con la represión y la crueldad, sus instrumentos habituales para hacer frente a las demandas de su sociedad.

¿Cuál es la gran diferencia en el mundo de hoy entre la izquierda y la derecha?

Yo creo que, por ejemplo, la Unión Europea (UE) generó un gran equilibrio y esperemos que no se rompa porque institución supranacional desarrolló un marco de movimientos que permitía la alternancia política de dos polos pero sin alterar la democracia y sin que ponga en peligro la esencia misma del sistema. Mi temor es que si algún día desapareciera la UE, ese seguro para la democracia se pierda o se deteriore de algún modo. En lo que respecta a América Latina, el gobierno de Luis Lacalle Pou, que empieza en Uruguay ahora, creo que lo está haciendo bien pero no tengo objeciones con los anteriores del Frente Amplio, aunque puede haber discusiones sobre algunos aspectos concretos, pero en general no se les puede objetar nada acerca de su verdadera naturaleza democrática aunque fueran de izquierda. Pero hay otra izquierda, la que acaba con la inversión privada, que habla de política social y empobrece a todos, esa la que es un verdadero peligro porque, además, tienen un discurso en el cual acaban enredando a los pueblos, confundiendo a la gente con falsos argumentos y un supuesto discurso social.

¿Cómo juzga al proyecto de Vox en España, se podría dar el mismo en Colombia?

Creo que son contextos muy diferentes el de Europa y el de Colombia. Creo que ese fenómeno de la inmigración ha llevado a la preocupación de muchos ciudadanos en Europa y a que se eleven voces críticas en esas sociedades con respecto a un problema que está ahí. Colombia apenas conocía este problema hasta que llegaron los inmigrantes venezolanos, asunto sobre el cual yo siempre dije que a esos recién llegados a nuestro país había que tratarlos con inmenso cariño porque no podemos olvidar que un millón y medio de colombianos fueron en el pasado a Venezuela para buscar mejores oportunidades y, además, porque son nuestros hermanos. Por supuesto que eso tiene un límite porque las posibilidades y capacidades del Estado colombiano se agotan y, entonces, esa absorción de la inmigración se estaba desbordando por la llegada masiva de inmigrantes venezolanos.

El Centro Democrático debe tener claridad del equilibrio firme en la inversión, la seguridad y la política social simultáneamente, renunciando a la mediocridad como país y siendo firmes en la defensa de esas tres tesis a las que me he referido antes, ese es el camino y no hay otro. El gobierno Duque debe buscar el éxito, comprometiéndose con el futuro democrático de Colombia, y tiene que saber que los ciudadanos le van a apoyar frente a esta pandemia si es coherente en sus políticas frente a la misma. Y en el partido, creo, que lo que hace falta es mucho estudio, mucha firmeza, ponderación, también receptividad y diálogo sobre todos los temas con mucha sinceridad, dejando a un lado el espíritu destructivo y sabiendo construir un proyecto que sea útil a toda la sociedad sin exclusiones.