Bielorrusia

Bielorrusia lamina a su última voz opositora

María Kolesnikova, que había sido secuestrada este lunes en Minsk, rompe su pasaporte para no ser expulsada de Bielorrusia

Una joven protesta ante la policía por el secuestro de la dirigente opositora Maria Kolesnikova
Una joven protesta ante la policía por el secuestro de la dirigente opositora Maria KolesnikovalarazonAP

La calma tensa que vive Bielorrusia entre manifestaciones dominicales solo se puede explicar con hechos como los sucedidos esta semana, sin tener muy claro cómo terminará la crisis iniciada el pasado nueve de agosto, día en que tuvo lugar la polémica reelección del presidente Alexander Lukashenko, con un 80% de los votos, un resultado calificado ampliamente como fraudulento.

Esta ex república soviética que en los últimos 26 años ha permanecido al margen del panorama internacional, porque en ella nunca sucedía nada, hoy da titulares diarios que llenan las portadas de los medios de comunicación de medio mundo.

El lunes, familiares y colegas de la líder opositora Maria Kolesnikova denunciaban su secuestro, o arresto ilegal, por parte de unos encapuchados que la obligaron a meterse en una furgoneta con rumbo desconocido. Dicha versión fue confirmada por un testigo que lo vio todo en el lugar de los hechos, cerca del Museo Nacional de Arte de la capital bielorrusa. Terminaba el día sin saber nada de Kolesnikova, ni de los dos compañeros de la política en el llamado Consejo de Coordinación, creado por la oposición para planificar una transición democrática pacífica, Ivan Kravtsov y Anton Rodnenkov.

Ayer martes, tras 24 horas de incertidumbre y elucubraciones, el Comité Estatal de Fronteras de Bielorrusia daba novedades sobre los opositores desaparecidos informando del arresto de la líder en la frontera con Ucrania. Al parecer, siempre según fuentes oficiales, Kolesnikova intentó sin éxito escapar a Ucrania acompañada por sus compañeros, que sí entraron en territorio ucraniano.

Un portavoz del ministerio del Interior informó de que «Rodnenkov, Kravtsov y Kolesnikova, que viajaban en un automóvil BMW, pasaron el control de aduanas en la frontera y se dirigieron hacia Ucrania. Sin embargo, después, cuando se encontraron con una unidad de la guardia fronteriza, el automóvil aceleró bruscamente, lo que representó una amenaza para la vida de un guardia fronterizo».

Según esta misma fuente, «Kolesnikova se encontraba fuera del vehículo. De hecho, fue empujada fuera [por sus compañeros] y el coche siguió avanzando hacia Ucrania». Los medios gubernamentales bielorrusos llegaron a hacer público un vídeo que habrían encontrado en un teléfono móvil de alguno de los opositores huidos cerca «del lugar de la fuga» en el que Kravtsov aparece informando que los tres han tomado la decisión de salir del país.

Las primeras reacciones fueron de incredulidad, ya que no sería la primera vez que los servicios policiales bielorrusos obligaran a un miembro opositor a realizar este tipo de grabaciones bajo amenazas. Incredulidad porque la líder opositora siempre ha mostrado su voluntad de permanecer en Bielorrusia, asegurando en todo momento que tanto ella, como su equipo habían decidido prescindir de cualquier tipo de guardaespaldas porque «no tenía sentido». «Soy consciente de que ningún número de guardias sería de utilidad si un autobús lleno de policías antidisturbios nos detuviera», declaraba recientemente la opositora a la edición rusa de la BBC.

Poco después llegó la versión del Consejo opositor, que coincidía con la del ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano. Poco tenían que ver con lo comunicado por las autoridades bielorrusas. El viceministro de Asuntos Internos de Ucrania, Anton Gerashchenko, afirmaba en su página de Facebook que la supuesta huida de los tres opositores había sido en realidad una «expulsión forzosa». «Maria Kolesnikova no pudo ser expulsada de Bielorrusia, porque esta valiente mujer tomó medidas para evitar su movimiento a través de la frontera. Permaneció en el territorio de Bielorrusia».

Según la agencia de noticias Interfax, Kolesnikova llegó a romper su pasaporte para evitar atravesar la frontera. El portavoz de la Guardia de Fronteras de Bielorrusia, Anton Bytchkovski, ha dicho que «Kolesnikova está actualmente detenida», sin que a última hora de ayer esas mismas fuentes hayan informado de su puesta en libertad. Lo cierto es que la cúpula del partido opositor y su Consejo Coordinador se encuentran fuera del país o detenidos, a excepción del abogado Maxim Znak y la premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexievich.

La candidata que lideró la oposición, Svetlana Tijanovskaya, permanece en Lituania, lugar al que decidió dirigirse por miedo a ser detenida, como ya hicieron con su marido Serguei Tijanovski, primer candidato que fue excluido de la lista oficial y que cedió el testigo a su esposa.

Tijanovskaya, nada más conocerse la noticia, exigió a las autoridades bielorrusas que «Maria Kolesnikova debe ser puesta en libertad de inmediato, como todos los miembros del Consejo Coordinador, igual que loes presos políticos detenidos anteriormente».

La candidata en el exilio dijo que «no se puede retener a la gente como rehén. Al secuestrar a personas a plena luz del día, (el presidente) Lukashenko muestra su debilidad y su miedo». Las manifestaciones convocadas para este fin de semana no se han cancelado y podrán demostrar si lo ocurrido durante estos últimos días ha apaciguado los ánimos o, si por el contrario, ha vertido una gota más de gasolina en el fuego que está arrasando el viejo régimen del país.

Mientras tanto, las autoridades de Bielorrusia proponen como salida a la crisis una amplia reforma constitucional y la convocatoria de elecciones legislativas y presidenciales para 2022, informa el diario ruso RBK. La reforma constitucional, que sería votada por los bielorrusos en referéndum, reducirá las facultades del jefe del Estado en favor del Gobierno y el Parlamento.