Brexit
El último gesto de Johnson para allanar el pacto con la UE
El «premier» británico cede y modifica la Ley de Mercado Interno que violaba el acuerdo de salida. El líder «tory» se reúne este miércoles en Bruselas con Von der Leyen para desbloquear la negociación
Todo es cuestión ya de gestos políticos. Y el que tuvo lugar ayer en la semana frenética para el Brexit puede ser crucial para evitar el temido divorcio duro económico el 31 de diciembre, cuando Reino Unido saldrá ya a efectos prácticos de la UE. El Gobierno de Boris Johnson retirará finalmente las polémicas cláusulas del Proyecto de Ley de Mercado Interno con las que estaba dispuesto a violar el Acuerdo de Salida firmado el año pasado con los Veintisiete. También subrayó que renuncia a introducir disposiciones similares en la Ley de Hacienda que espera presentar esta semana en Westminster.
Todo ha llegado ya a un punto de suma complejidad técnica. Pero la traducción sería la siguiente: se acercan posturas de cara a la cita que Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, mantendrán este miércoles por la tarde en Bruselas para intentar cerrar el esperado acuerdo comercial, antes de la última cumbre europea del año que tendrá lugar este jueves y viernes.
Sin convenio, las relaciones comerciales entre ambas partes se regirán únicamente bajo la pautas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que supone cuotas y aranceles. Sin duda, no el mejor escenario para Reino Unido, un país ya en recesión y golpeado duramente por una pandemia que se ha cobrado más de 60.000 vidas.
El Protocolo de Irlanda es uno de los puntos clave del Acuerdo de Retirada (firmado por cierto también en el último minuto, literalmente). Con el objetivo de evitar una frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, se pactó dejar a la provincia británica dentro de la unión aduanera de Reino Unido, pero al mismo tiempo alineada también a la unión aduanera de la UE. Lo que tocaba era determinar cómo llevar a la práctica la compleja ecuación comercial.
Para ello se creó un Comité Conjunto que finalmente ayer llegó a un «acuerdo de principios» para que dicho protocolo esté «completamente operativo» el próximo 1 de enero. Así lo informó en un comunicado el que a efectos prácticos es el viceprimer ministro, Michael Gove, al frente del equipo británico del Comité conjunto. Gove había estado reunido desde el lunes con el vicepresidente de la Comisión Europea para Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic. En cualquier caso, Gove volvió a recalcar hoy que «no estaban dispuestos a cerrar pacto comercial con la Unión Europea a cualquier precio».
La amenaza por parte del Gobierno británico de violar ese protocolo había enturbiado en los últimos meses la negociación sobre la futura relación entre ambos lados del canal de la Mancha, que debe sellarse antes de que termine este año.
El compromiso ahora de Londres puede ser interpretado como un gesto de acercamiento por parte del primer ministro británico. Hasta ahora, de cara a su parroquianos (o lo que es los mimo, el núcleo duro de «tories euroescépticos»), Johnson había guardado las formas. Es más, el lunes por la noche, la Cámara de los Comunes votó, por 357 votos a favor frente a 268 en contra, incluir en el proyecto de Ley de Mercado Interno las polémicas cláusulas con las que el Ejecutivo estaba dispuesto a violar el Acuerdo de Salida firmado el año pasado con la UE.
Durante la tramitación de la normativa, los lores habían retirado previamente los párrafos de la discordia, pero a su vuelta a la Cámara de los Comunes, el «premier» los volvió a incluir.
El hecho de que ahora Londres y Bruselas hayan acercado posturas es buena señal. En la capital británica había ayer rumores de que el lunes se podría presentar el ansiado acuerdo comercial a Westminster. Pero con Johnson nunca se puede fiar uno hasta el último momento.
El núcleo duro euroescéptico de sus filas ya le han advertido que si hace demasiadas concesiones a Bruselas, estaría acabado. Por lo tanto, también podría llevar a cabo la estrategia de hacer ver que está haciendo todo lo que está en sus manos para intentar cerrar el convenio y luego no firmar nada acusando a la UE de intransigencia para proclamarse héroe en casa, gran defensor de la soberanía patria. En definitiva, nada está cerrado hasta que todo está cerrado.
En cualquier caso, el pacto alcanzado ayer con el Protocolo de Irlanda es sumamente importante porque clarifica los arreglos que deberán seguirse en Irlanda del Norte en áreas como los controles aduaneros para animales y plantas, mecanismos de declaración de exportaciones y comercio transfronterizo de medicinas y otras mercancías.
También detalla las normas sobre subsidios estatales que deberán cumplir las empresas británicas involucradas en transacciones comerciales entre Irlanda del Norte y la Unión Europea.
Por su parte, el negociador jefe británico para el Brexit, David Frost, regresó ayer a Reino Unido para informar al primer ministro, Boris Johnson, del estado del diálogo y evaluar los siguientes pasos de cara a la cita de hoy con Von Der Leyen.
Por el momento, no está previsto que el mandatario británico se reúna con otros líderes europeos como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, o la canciller alemana, Angela Merkel, la vípsera de la Cumbre de Bruselas.
A 22 días para que termine el plazo que se han dado Londres y Bruselas para cerrar un acuerdo, hay tres asuntos que continúan bloqueando los avances:establecer unas normas comunes que aseguren una competencia justa, pactar los mecanismos de gobernanza que regirán la futura relación y el reparto de cuotas pesqueras en aguas británicas.
El portavoz de Johnson rehusó descartar la posibilidad de que el diálogo se extienda hasta los últimos días del año si no se ha llegado antes a un acuerdo. «Creo que ya hemos visto en otras ocasiones que el Parlamento [británico] tiene la capacidad de tramitar las cosas a una buena velocidad si es necesario», puntualizó el portavoz.
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