A sus 38 años se ha convertido en el rostro de la revolución bielorrusa. El lunes visitará España y se reunirá con Pedro Sánchez y Arancha González Laya. “A pesar de toda esta violencia, los héroes de nuestra nación continúan protestando”

«El uso de la fuerza contra los bielorrusos delató a Lukashenko como un criminal»

A sus 38 años se ha convertido en el rostro de la revolución bielorrusa. El lunes visitará España y se reunirá con Pedro Sánchez y Arancha González Laya. “A pesar de toda esta violencia, los héroes de nuestra nación continúan protestando”

La gesta de Svetlana Tijanovskaya, de 38 años, ha sido de lo más admirable de este año 2020. Su valentía y tenacidad han sorprendido a toda Bielorrusia, incluido al propio Alexander Lukashenko, quien sin duda la subestimó por ser una ama de casa en una república ex soviética. El presidente, en el poder durante los últimos 26 años, perdió las elecciones frente a ella y optó por falsear los resultados. Después la forzó a abandonar el país. Sin embargo, Tijanovskaya no ha renunciado a todo para rendirse. Sabe que hay que presionar dentro y fuera del país, por eso vendrá esta semana a España, del 21 al 23, para seguir ganando adeptos a su causa. Se reunirá con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por videollamada y con la ministra de Exteriores Arancha González Laya. Después de haber recibido el premio Sajarov a la libertad de conciencia en el Parlamento Europeo atiende a las preguntas de LA RAZÓN desde Vilna, Lituania.

Tijanovskaya no parará hasta ver al “último dictador de Europa” fuera del poder, la única manera de que los bielorrusos avancen en sus aspiraciones democráticas. Para ella, lo peor fue la violencia contra los manifestantes «nunca creímos que Lukashenko pudiera tratar así a los bielorrusos. Estábamos conmocionados. Pero fue un punto de no retorno y su gran error. Nos reafirmó que es un criminal».

La lider opositora de Belorusia Svetlana Tikhanovskaya sostiene una foto del político Mikalai Statkevic en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas
La lider opositora de Belorusia Svetlana Tikhanovskaya sostiene una foto del político Mikalai Statkevic en la sede del Parlamento Europeo en BruselasJOHN THYS / POOLEFE

¿Cómo está la situación ahora en Bielorrusia?

Nuestras protestas llevan cuatro meses produciéndose. Han sido detenidas 32.000 personas y hay 156 prisioneros políticos en la cárcel, y estas cifras van en aumento. La violencia del régimen está empeorando. Aquellos que son detenidos o ya están en la cárcel se encuentran bajo gran presión, los humillan, violan sus derechos y los tienen en condiciones horribles. Incluso meten a infectados de coronavirus en las celdas para que se infecten. A pesar de toda esta violencia, los héroes de nuestra nación continúan protestando pacíficamente en las calles. Quizá no en la misma cantidad que en verano, –el invierno aquí es muy duro–, pero los bielorrusos están listos para plantarse y luchar por sus derechos. El objetivo de nuestra revolución es la celebración de nuevas elecciones. Continuamos nuestra lucha, Lukashenko sigue con su violencia. Nuestro sentir no cambia hasta que no alcancemos la victoria.

¿Lukashenko le subestimó por ser mujer y presentarse a las elecciones con otras dos mujeres?

Sin lugar a dudas. Por supuesto, su actitud frente a las mujeres siempre ha sido muy crítica. Él creyó que yo era una ama de casa común y nadie votaría por mí. Pero al juntarme con otras dos mujeres fue para los bielorrusos como un símbolo de unidad. Desde el principio he declarado que no quiero ser la presidenta. Debe ser alguien con experiencia. Admito que soy una ama de casa, pero siento a las personas, las escucho. Y se han hartado de estos políticos. Este trío de mujeres ha sido excepcional y las mujeres ahora también han respaldado a los hombres, se ponen delante de ellos para que no les detengan. Nuestra revolución tiene rostro de mujer. Y hemos probado que somos importantes para nuestro país.

Mujeres protestan contra los resultados electorales de agosto en septiembre pasado
Mujeres protestan contra los resultados electorales de agosto en septiembre pasadolarazonAP

Lukashenko asegura que dejará el poder cuando se reforme la Constitución bielorrusa. ¿Usted se fía?

Estos son los métodos de Lukashenko, que quiere permanecer en el poder como sea. Lukashenko ofrece cambios en la Constitución. Pero, por un lado los bielorrusos ya no confían en él y, lo que es más importante, Lukashenko no puede hacer ninguna reforma porque es un líder ilegítimo. Sus declaraciones no significan nada para los bielorrusos. La única salida a esta crisis es la convocatoria de nuevas elecciones. La estrategia de nuestra revolución es clara: tenemos que presionar al máximo para que Lukashenko deje el poder, después necesitamos negociar con las autoridades, porque somos un movimiento pacífico de protesta. Hay que conseguir que se celebren elecciones transparentes, libres y justas en las que haya observadores internacionales, para que no haya ninguna duda de que han sido limpias.

Desde las elecciones, Lukashenko ha perdido a muchos de sus aliados internacionales. Pero, ¿por qué Putin le respalda ahora?

Las relaciones entre Rusia y Bielorrusia son muy importantes. Lukashenko y el Kremlin siempre han tenido una larga relación de conveniencia. Estoy segura de que en el fondo no se gustan el uno al otro. Putin apoyó a Lukashenko después de las elecciones porque él tampoco se podía esperar que este año iba a ser diferente. Al principio le apoyaba abiertamente, pero ahora vemos que su actitud no es tan evidente. Estoy segura de que también está buscando instrumentos para deshacerse de Lukashenko, pero que no parezca que es porque la oposición ganó, pues podría ser una situación peligrosa para Rusia. Nuestro movimiento es enorme y hay mucho descontento entre los rusos con su clase política; si triunfamos, podríamos servir de inspiración. Queremos mantener nuestra independencia y éste es un juego político muy peligroso. Debemos ser los bielorrusos los que decidamos el futuro del país. La situación es compleja, y hay que dejar claro a Rusia que no vamos a construir un muro entre nuestros países: queremos continuar la relación, pero no con este dictador al frente. Sus crímenes contra los bielorrusos son demasiados y su tiempo ha pasado.

En ese sentido, y con su marido en la cárcel y usted en el exilio, ¿tiene miedo de que les pueda pasar algo parecido a lo que le sucedió a Navalni?

Mi marido es un rehén en la cárcel y entendemos que él no puede hacer nada y que le pueden hacer de todo. Yo me siento bastante segura en Lituania. Obviamente sus tentáculos pueden ser largos, pero lo cierto es que no tengo tiempo para pensar en eso, sino en otras cosas más importantes. He tomado esta responsabilidad. Así es la vida y cómo terminaré, no lo sé. Pero los ciudadanos en Bielorrusia están sometidos a mucha más presión y riesgo que yo. O sea que ya no pienso en mí, sino en los bielorrusos.

Este miércoles recibió el prestigioso premio Sajarov que concede el Parlamento Europeo a la libertad de conciencia. ¿Cómo valora el apoyo de la Unión Europea?

En primer lugar, estamos muy agradecidos a todos los países por este respaldo. No reconocieron la legitimidad de Lukashenko después de las elecciones, un gran paso que no habían dado en los comicios anteriores, lo que nos ha servido de motivación. El mundo entero está del lado del pueblo bielorruso y su lucha por la democracia. Tras las elecciones fraudulentas y el alto nivel de represión, los países democráticos han tenido que reaccionar y hemos empezado a trabajar en la escena internacional. Por supuesto que pedimos que se sancione a los culpables y ya se han lanzado tres paquetes de sanciones. En 2011, el número de detenidos era 850 y había 200 personas en la lista de sanciones. Este año, son 32.000 los detenidos y sólo 80 en la lista. Es muy corta. Por eso exigimos más a la UE... Su política debe ser más dura respecto al régimen bielorruso. La UE nos ha prometido que nos dará más apoyo y pondrá más presión.

La líder de la oposición bielorrusa Svetlana Tjanovskaya durante su discurso en el Parlamento Europeo al recibir el premio Sajarov a la libertad de conciencia
La líder de la oposición bielorrusa Svetlana Tjanovskaya durante su discurso en el Parlamento Europeo al recibir el premio Sajarov a la libertad de concienciaDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

¿Trabajarán de manera conjunta con la nueva Administración Biden?

Por supuesto. Joe Biden ya se pronunció al respecto antes de las elecciones. Estamos esperando a su inauguración para empezar a trabajar en la cuestión bielorrusa. Y que se ponga en marcha otro mecanismo para imponer más sanciones a Bielorrusia. En el futuro, esta colaboración entre Estados Unidos, Canadá y la UE, será extremadamente importante, hablarán a una sola voz y tendrán más poder.

¿Le asusta que la crisis política en Bielorrusia se enquiste y se vuelva similar a lo que ocurre en Venezuela?

Lukashenko ya no tiene el respaldo en la mayoría de países. Ya no puede eficientemente gobernar aunque él se considere a sí mismo como presidente. No tiene nada qué ver con la realidad. Si ponemos presión dentro y fuera del país, por supuesto que le haremos que deje el poder. Empezaremos las negociaciones y todos los presos políticos serán liberados. Es una cuestión de tiempo. Lo mejor para los bielorrusos es que estas negociaciones empiecen cuanto antes. Porque la economía está por los suelos y la gente está sufriendo.

La próxima semana viene de visita a España, ¿qué espera de nuestros líderes?

Esperamos recibir respaldo. Vamos a agradecer la postura de España de no reconocer la legitimidad de Lukashenko y que estáis apoyando todas las decisiones de la Unión Europea, como las sanciones. Pero no sólo tenemos que pensar en la revolución, sino en el futuro. Tenemos que comenzar a tener relaciones más cercanas con otros países. Durante todos estos años, Lukashenko puso un muro con otros países y queremos renovar las relaciones y que sean más entre iguales. Tenemos mucho que ofrecer. Y pedimos a España que hable claro y más fuerte sobre nuestra situación para que otros entiendan por qué los bielorrusos están saliendo a la calle. No es que busquemos el poder. Yo no lo necesito. Lo que queremos es renovar los derechos de los bielorrusos, para que puedan elegir ellos mismos su futuro.