UE-Reino Unido

¡Atrapados entre el Brexit y la pandemia!

Rafael Calduch Cervera, catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense, ve improbable que el 1 de enero haya acuerdo comercial ratificado entre la UE y Reino Unido

Michel Barnier, negociador jefe de la UE para el Brexit, en Bruselas
Michel Barnier, negociador jefe de la UE para el Brexit, en BruselasJOHANNA GERONREUTERS

En las fechas actuales y a pesar de las declaraciones oficiales de la última semana, parece muy poco probable que el 1 de enero de 2021 se haya aprobado y ratificado el acuerdo regulador de las futuras relaciones entre la UE y Reino Unido. Por tanto, la ruptura entre ambas partes sin acuerdo es ya el escenario que hay que enfrentar, sin perjuicio de que dicho acuerdo terminará por alcanzarse aunque no en el plazo inicialmente previsto.

Semejante situación, ya de sí preocupante, ha venido a complicarse con un nuevo brote de la pandemia en Reino Unido con indicios de estar provocado por una mutación del virus SARS-CoV-2 que además de imponer un estricto confinamiento de la población durante las fiestas navideñas, suscita la incertidumbre del alcance y eficacia de la vacunación que ya se había iniciado en ese país.

Reino Unido se enfrenta así a tres cruciales problemas cuya gestión condicionará, decisivamente, el futuro inmediato del país. En primer lugar la caótica e incierta situación fronteriza derivada de la combinación del Brexit y la pandemia, que obligará a un control estricto que ejercerán tanto las autoridades británicas como europeas, aunque todavía no estén muy claras las normas administrativas, sanitarias y técnicas que deberán aplicar. Durante los primeros días, tal vez semanas, de 2021 la congestión en puertos, aeropuertos y puestos terrestres, estará asegurada y contribuirá a un cierto desabastecimiento de productos básicos que los ciudadanos, sobre todo los británicos, tendrán que soportar en un contexto de acentuado aislamiento interior y exterior.

No menos importante será la incertidumbre que se experimentará en servicios esenciales para la dinámica social y económica como son las telecomunicaciones y los servicios financieros. Por ejemplo, la normativa de roaming de la UE dejará de aplicarse en Reino Unido sin que los ciudadanos, nacionales o extranjeros, tengan muy claro qué tarifas y normas se les aplicarán. Sin duda todo ello afectará al tipo de cambio de la libra esterlina con el euro, aunque nadie pueda anticipar el impacto exacto que se producirá en la estabilidad de ambas monedas.

Finalmente la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia dificultará la implantación de aquellas medidas sociales necesarias para la recuperación económica. El comercio, mayorista y minorista, junto con la hostelería o el transporte, por citar sectores económicos decisivos, se verán afectados por las restricciones de movilidad nacional e internacional.

No cabe duda que la negligente gestión de la pandemia realizada por el Gobierno de Boris Johnson y su obcecada resistencia al entendimiento con la UE, han situado a la población británica ante la más grave crisis nacional desde la Segunda Guerra Mundial. Una crisis que deberá enfrentar con su soberanía recuperada pero con un inusitado aislamiento internacional en medio de un mundo global.

En cuanto a la UE y España, convendría que los ciudadanos comenzáramos ya a preguntarnos si detrás de tanto discurso oficial sobre la negociación y tanto silencio informativo sobre la ruptura consumada sin acuerdo con Reino Unido, no se oculta la dura realidad de la ausencia de un plan de respuesta coordinado y conjunto para enfrentar la crisis provocada por el Brexit y la pandemia. ¿Sabemos lo que nos espera dentro de poco más de una semana?