Tensión en Asia
China pone a prueba la paciencia de Biden en el cielo de Taiwán
Aviones de guerra chinos violan en unas maniobras militares el espacio aéreo de Taipéi y Pekín advirtiera de que independencia de la isla “significa la guerra”
El complicado triángulo que mantienen EE UU, China y Taiwán sumó esta semana un nuevo capítulo. Hasta tal punto subió de tono en esta ocasión el encontronazo vivido que, tras haber sacado la artillería pesada, Pekín hacía sonar los tambores de guerra y aseguraba que el asunto de «la independencia de Taiwán significa la guerra». Toda una advertencia para Taipéi y para la recién estrenada Administración Biden, tan solo unos días después de que trece aviones de guerra chinos sobrevolaran el estrecho de Formosa poniendo en alerta a su contraparte.
Precisamente, con aquellas maniobras China dijo que buscaba matar dos pájaros de un tiro: acabar con la interferencia de fuerzas externas y las provocaciones de las fuerzas independentistas de Taiwán. Así lo afirmaba el portavoz ministerial, Wu Qian, quien advertía de que «el Ejército de Liberación Popular tomará todas las medidas necesarias para aplastar cualquier intento de independencia de Taiwán y defenderá firmemente la soberanía e integridad de China».
Taiwán se separó de China al final de la guerra civil en 1949 y sus 23 millones de habitantes viven bajo la frecuente amenaza de una invasión por parte del ejército continental, que considera a la isla como una parte inalienable de su territorio pese a estar gobernada como un Estado autónomo. Esa determinación ha hecho que en los últimos años los ejercicios militares intimidatorios por parte de Pekín se hayan multiplicado. El año pasado la aviación china entró 380 veces en la zona de la defensa aérea de la isla. Un tipo de acciones que buscan, según los expertos, mostrar que tarde o temprano este territorio volverá bajo su soberanía.
Pekín lleva años tratando de aislarla diplomáticamente y no ve con buenos ojos que otras naciones flirteen con dicho territorio, algo que hizo repetidamente Donald Trump. El ex presidente norteamericano llevó a cabo diversos intercambios políticos con su presidenta, Tsai Ing Wen, así como ventas de armamento que sentaron muy mal en Pekín.
No en vano, la Ley de Relaciones con Taiwán (TRA), aprobada cuando Washington cambió oficialmente su reconocimiento diplomático a China en 1979, describe la voluntad de EE UU de defender a Taiwán, aunque no llega a definir la naturaleza exacta de su compromiso. Y ahora, con un Biden que ya ha reafirmado su compromiso con la isla y establecido su postura en Asia, Pekín le ha lanzado un mensaje muy claro: «Contener a China es una misión imposible».
Pese a la advertencia, desde el Pentágono han insistido en el compromiso de Washington de apoyar la capacidad de defensa de la isla autónoma y han tildado esos comentarios de «desafortunados». «El Ejército de EE UU permanece listo en todos los aspectos para cumplir con nuestros compromisos de seguridad en la región», declaró el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, quien añadió que no veían «ninguna razón por la que las tensiones sobre Taiwán tuvieran que llevar a algo parecido a una confrontación».
Pero lo cierto es que la tensión con Washington ha aumentado especialmente en el último mes a raíz de su acercamiento a Taiwán. Primero fue la ex embajadora de EE UU ante la ONU, quien habló con Tsai por videoconferencia tras haber anulado en el último minuto su viaje a Taipéi. Después, Linda Thomas-Greenfield, candidata de Biden al puesto, que dijo que usaría su mandato para contrarrestar la influencia china en el Consejo de Seguridad.
El sábado pasado, después de que los bombarderos chinos sobrevolaran las aguas del Estrecho de Formosa, el portavoz del Departamento de Estado, expresaba su preocupación por «la tendencia actual de la República Popular de China de intimidar a sus vecinos, incluido Taiwán» e instaba a «Pekín a cesar sus presiones militares, diplomáticas y económicas» contra la isla.
You Si Kun, presidente del Parlamento de Taiwán, agradecía entonces la respuesta de EE UU ante la provocación de China y expresaba sus esperanzas de que el Gobierno de Biden tome las medidas necesarias para prevenir otras situaciones similares. Sin embargo, eso es algo que solo el tiempo lo dirá, ya que según los expertos lo que realmente está haciendo Pekín es “sondear y probar a la Administración de Biden, y medir los límites a los que puede llegar con esos puntos de inflamación regionales”, tal y como afirmó Collin Koh, investigador de la Escuela S. Rajaratnam de Estudios Internacionales de Singapur.
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