Primer encuentro virtual
Biden y López Obrador centran su primer encuentro en la inmigración
El presidente de EE UU descarta enviar vacunas a México. AMLO propone un plan para que Washington acepte unos 600.000 migrantes al año, la mano de obra que el país necesita según el mandatario mexicano
El presidente de EE UU, Joe Biden, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tenían su cita subrayada en rojo. A diferencia de encuentros anteriores, cuando el vecino del sur viaja a Washington para evidenciar las sinergias, complicidades y disputas de los dos vecinos, ahora la reunión fue virtual. En la agenda asuntos tan esenciales como la inmigración, objeto de incontables desencuentros, polémicas interminables, humillaciones y críticas.
“Vemos a México como un igual, no como alguien que está al sur de nuestra frontera”, afirmó Biden al comienzo de la reunión, con ambos presidentes comunicándose a través de pantallas. “Ustedes son nuestros iguales, y lo que ustedes hacen, y el éxito que tengan, tiene un impacto drástico en lo que ocurra en el resto del continente. Estados Unidos y México son más fuertes cuando trabajamos juntos. No hemos sido vecinos perfectos el uno con el otro, pero somos más seguros cuando trabajamos juntos”, subrayó.
Por su parte, AMLO destacó que la integración fortalecerá a ambos países. “Nuestras relaciones son estratégicas. Quiero también agradecerle por querer que nuestras relaciones estén basadas en el respeto y la igualdad. Y debemos mantener nuestra cooperación para un desarrollo pleno basado en la independencia y la autonomía”, afirmó el gobernante mexicano.
Donald Trump había convertido sus cuatro años en la Casa Blanca en una demostración casi continua de violencia verbal contra México, de acusaciones contra sus ciudadanos, de culpar a los inmigrantes de todos los males sociales y de prometer que México pagaría por un colosal muro que a día de hoy no existe sino en los épicos discursos del ex presidente.
Ciertamente los dos países fueron capaces de firmar un nuevo tratado comercial, que entró en vigor en 2020 y sirvió para actualizar unos acuerdos que los cambios tecnológicos e industriales habían convertido en papel mojado. En cuanto a la situación de los indocumentados, la Casa Blanca había endurecido sobremanera las condiciones para solicitar asilo.
Estaba el caso de los menores retenidos en centros a lo largo de la frontera, estaban los cientos de niños que fueron separados de sus padres y las miles de personas retenidas al otro lado, retenidos para evitar que Trump cumpliera sus amenazas en forma de aranceles a las importaciones de México. La esperanza es que muchos de ellos pueden al fin entrar en EE UU para tramitar su estatus y abandonar el lazareto jurídico y humanitario en que malviven.
A su vez, el presidente de México le propuso a Biden un nuevo programa laboral para inmigrantes para aceptar de 600.000 a 800.000 inmigrantes mexicanos y centroamericanos al año para trabajar legalmente en Estados Unidos. La mano de obra que necesita el país según AMLO.
Sin vacunas para México
Como en otros asuntos, Biden tiene el reto de demostrar que puede sobreponerse a las políticas de su antecesor. Pero de momento la primera decepción ya ha llegado por boca de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, que ha declarado que su país no piensa compartir las existencias de vacunas con México.
«El presidente ha dejado en claro que está enfocado en garantizar que las vacunas sean accesibles para todos los estadounidenses», dijo, «el enfoque de la Administración es garantizar que todos los estadounidenses estén vacunados», insistió, para añadir que «una vez que logremos ese objetivo, nos complace analizar los pasos adicionales más allá».
Algo que, de momento, está muy lejos de cumplirse. «El siguiente paso», sostiene Psaki, «es la recuperación económica». Para lo que considera imprescindible que «nuestros vecinos, México y Canadá, manejen la pandemia de manera similar, de forma que podamos abrir nuestras fronteras».
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