Un solicitante de asilo ayuda a sus hijos a hacer sus deberes en un campo en Los Cerros (Tijuana)

La esperanza en Biden atrapa a los migrantes en la frontera

Un campamento a pocos metros del muro acoge a 1.500 latinoamericanos que esperan un cambio en el nuevo presidente de EE UU

«Me animaron los mensajes de Biden. Hace un mes decidí emigrar a EE UU. Ha sido duro porque no hay respuesta. Me expulsaron dos veces cuando ya había cruzado a San Diego. Estaba entrando en la ciudad, pero llegas sucio y se dan cuenta de que no eres de allá. Si hubiese podido asearme, seguramente estaría viviendo en EE UU. Me detectaron los perros de la zona del monte Los Cerros donde no hay muro. Te hacen fotos y te toman las huellas». Alexander, guatemalteco de 25 años, nunca fue al colegio, trabajó en el campo desde los 8 años, sus hermanos le enseñaron a leer y escribir en casa, huyó en febrero de Guatemala «por la violencia» y mantiene «las esperanzas en cruzar legalmente» tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza detuvo al triple de indocumentados en febrero respecto al mismo mes del año anterior: 100.441 indocumentados en febrero. Supone un aumento del 28% respecto a los 78.442 migrantes interceptados en enero. «Siempre trabajando. No todos tienen las mismas opciones para tener educación», asegura Alexander, mientras una niña de unos 12 años en chándal monta en un patinete negro entre las más de un centenar de tiendas de campaña donde van despertando las 1.500 personas que se han instalado en el campamento improvisado en el paso fronterizo entre México y EE UU de El Chaparral (Tijuana).

La tendencia al alza de la migración hacia el gigante rico del norte ha tensado las relaciones entre el Gobierno mexicano y el estadounidense. Biden nombró el miércoles a la vicepresidenta Kamala Harris al frente de las negociaciones con México para detener el flujo de migrantes. El demócrata afirmó que EE UU necesitará la ayuda de México y los países del Triángulo Norte: Honduras, Guatemala y El Salvador.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha criticado duramente la propuesta de Biden de hacer de freno a la llegada de migrantes: «No aceptamos visitas de supervisión. No somos colonia, no somos protectorado, México es un país independiente, soberano, libre». Biden aseguró el jueves que están devolviendo «a la gran mayoría de familias» y que «nada ha cambiado en la frontera». El mandatario pidió ayuda para controlar el flujo migratorio en el encuentro bilateral con México a principios de mes. Por su parte, el mandatario mexicano solicitó acceso a las vacunas producidas en EE UU. Pero López Obrador descarta aumentar el control migratorio a cambio.

Porfirio, de 46 años, espera en Tijuana desde hace nueve meses junto a su mujer y sus dos hijas para cruzar la frontera. Viven entre el campamento y un cuarto alquilado. Su piel morena, su mirada profunda y su sonrisa hacia dentro revelan la dureza de sus últimos meses. «Vine al campamento hace un mes por las noticias sobre Biden, pero por ahora nada ha cambiado. Espero que cambie. La sensación es que debemos estar aquí por si acaso». Porfirio no puede volver a su ciudad mexicana de Guerrero: «No te puedo contar del todo mi historia. Tuve que huir de mi casa en el Estado por temas de narcotráfico y para proteger a mi familia». Porfirio explica que el «frío en el campamento hace que muchos enfermen de gripe. Siempre se teme que sea coronavirus».

Este padre preocupado por el futuro de sus hijas deja una pregunta en el aire entre las tiendas de campaña: «Estas semanas he pensado: ¿Por qué es tan difícil el asilo? ¿Por qué las familias humildes no pueden buscar una vida mejor allí donde es posible? Viajaría a Canadá, pero no tengo 50.000 pesos (2.050 euros) para el avión, entrar como turista y quedarme».

El aumento de la migración hacia el gigante rico del norte todavía no alcanza el gran flujo migratorio de mayo de 2019, cuando 132.856 personas fueron retenidas. El entonces presidente Donald Trump amenazó a México con la imposición de aranceles si no aumentaba el control de la frontera sur para evitar que miles de latinoamericanos alcancen el sueño americano. El Gobierno de López Obrador aceptó a regañadientes por la gran dependencia económica de México ante Estados Unidos.

El coronavirus redujo en un 42% las solicitudes de asilo respecto al año anterior, según los datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. La llegada de Biden al poder ha provocado el aumento de las llegadas a Estados Unidos desde México. El cambio de discurso a una retórica más amistosa frente a la xenofobia de Trump han animado a miles de centroamericanos a preparar su viaje para una nueva vida. Miles de latinoamericanos han renovado sus ilusiones en el sueño americano.