Opinión

Pedro Castillo, un peligro para Perú

Su ventaja sobre la candidata de derecha Keiko Fujimori es del 11%. La victoria de Castillo en Perú sería un gran riesgo para la salud democrática de ese país

El candidato presidencial peruano Pedro Castillo
El candidato presidencial peruano Pedro CastilloEL COMERCIO / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTOEL COMERCIO / ZUMA PRESS / CONTA

Lenin y Fidel Castro son referencias políticas para el candidato a la presidencia de Perú y abiertamente marxista, Pedro Castillo. Dentro de su programa, plantea: «Gran razón tenía Lenin cuando manifestó que la verdadera libertad de prensa en una sociedad solo es posible cuando ésta se libere del yugo del capital. Asimismo, Fidel manifestó: el problema no es que mientan, el problema es cómo nosotros decimos las verdades». En otras palabras, la victoria de Pedro Castillo en Perú sería un gran riesgo para la salud democrática de ese país.

Además del planteamiento mediático, Castillo plantea desde lo económico nacionalizar y tomar el control de los tres sectores más importantes de la nación inca: minería, gasífero y petrolero. De la misma manera, llama a revisar, regular o anular acuerdos económicos fundamentales y vigentes; por ejemplo: el Tratado de Libre Comercio, la Alianza del Pacífico y el Acuerdo de Asociación Transpacífico. Todos ellos diseñados desde una visión liberal de la economía que ignora lo ideológico en términos políticos y que dista de esa pretensión del socialismo del siglo XXI de ideologizar las relaciones económicas internacionales.

En la última encuesta publicada por la encuestadora Ipsos, la ventaja de Castillo sobre la candidata de derecha Keiko Fujimori es del 11%. La superioridad no es pírrica y es probable que la mayoría de los votantes que apoyarían a este admirador de Fidel Castro, no conozcan con profundidad ni la manera de pensar desde lo económico ni las terribles consecuencias para su país la instauración de un modelo comunista a la cubana en pleno siglo XXI.

Ciertamente, el sentimiento «anti fujimorista» parece estar marcando el humor social en esta segunda vuelta. El antagonismo en contra de la hija del que fue un caudillo populista de derecha en la década de los noventa, Alberto Fujimori, es de tal magnitud, que la preferencia por un «salto al vacío» prevalece. En este marco, algunos de los contendientes que perdieron en la primera vuelta, por ejemplo el empresario Rafael López Aliaga, ya se encuentran recorriendo el país advirtiendo sobre el peligro que supone Castillo de ganar finalmente las elecciones del próximo 6 de junio.

Puede parecer desolador el hecho de que los peruanos tengan que elegir entre un marxista que sin tapujos plantea destruir la democracia representativa de su país, y una candidata que ha estado presa por actos de corrupción. Sin embargo, dado el panorama y como afirmó el Nóbel peruano, Mario Vargas Llosa días atrás, Keiko Fujimori representa la opción «menos mala».

Aunque no parezca el escenario ideal, Perú se encuentra bajo amenaza de perder su democracia sufriendo la enfermedad del socialismo del siglo XXI; un cáncer que ha destruido a países como Venezuela y que podría destruir al país inca aunque la mayoría de sus ciudadanos no se percaten. En menos de un mes sabremos si la enfermedad logró inocularse o se logró combatir.