Fiesta Nacional
Macron preside un atípico desfile del 14 de Julio marcado por las restricciones
El público, limitado a 10.000 personas, tuvo que llevar certificado sanitarios y mascarilla para contemplar el acto en los Campos Elíseos
Después de un año sin poder celebrarlo debido a la pandemia de coronavirus, Francia conmemoró este miércoles por las calles de París la Fiesta Nacional con el clásico desfile militar, presidido por Emmanuel Macron, el último de su quinquenio antes de que se celebren las elecciones presidenciales previstas para la primavera del año que viene.
«Ganar el futuro» era el lema escogido por las autoridades para este 14 de Julio, un claro guiño a superar la crisis sanitaria actual. El año pasado, la pandemia obligó a reducir los festejos a un pequeño acto conmemorativo al que solo asistieron las autoridades pertinentes. En la tribuna de invitados, donde todos se pusieron mascarilla pese a estar al aire libre, este año no hubo jefes de Estado extranjeros dadas las complicaciones en los viajes en tiempos de pandemia.
Esta vez, y durante casi dos horas, 4.400 hombres y mujeres descendieron por la célebre avenida parisina de los Campos Elíseos , sobrevolados de cerca por helicópteros y seguidos por tropas motorizadas y montadas. El acto ha contado con un aforo limitado de espectadores de 10.000 personas (menos de la mitad que normalmente) que han tenido que presentar su pase sanitario, llevar mascarilla, y han tenido que llegar a primera hora de la mañana para poder ver el desfile del 14 de julio.
En este escenario se ha rendido tributo al material bélico de última generación, así como al compromiso en misiones militares exteriores, con los socios europeos en particular, y la fuerza de tarea Takuba, un grupo europeo que tiene como objetivo asesorar, asistir y acompañar a las Fuerzas Armadas de Mali, en coordinación con los socios del G5-Sahel y otros actores en el lugar.
Además del desfile, la Fiesta Nacional ha celebrado este año el 30º aniversario de la «operación Daguet», la participación del Ejército francés en la coalición internacional formada tras la invasión de Kuwait por Irak durante la Guerra del Golfo de 1990-1991.
Pero si hubo una presencia especial en el desfile de este año, ésa ha sido la de los policías municipales de Niza en recuerdo por las misiones de asistencia que prestaron tras el atentado yihadista perpetrado en esa ciudad de la costa mediterránea hace justo cinco años, que causó 86 muertos y cientos de heridos. A todos ellos les habían precedido los 73 aviones que atravesaron el cielo del centro de París durante diez minutos, encabezados por nueve aparatos de la Patrulla de Francia que dejaron a su paso la estela con los colores de la bandera nacional, azul, blanco y rojo.
El año pasado, a causa de la situación epidémica, se había optado por una ceremonia en la plaza de la Concordia en lugar de este desfile que rinde homenaje al Ejército el día que se conmemora el momento clave de la Revolución Francesa, la toma por el pueblo de París de la prisión de la Bastilla, símbolo de la monarquía absolutista.
El certificado sanitario volvió a exigirse por la noche a los ciudadanos que quisieron presenciar desde el Campo de Marte, a los pies de la torre Eiffel, los fuegos artificiales que marcan el fin de la fiesta, con un aforo de nuevo más limitado de lo habitual: 15.000 espectadores que debieron una vez más llevar mascarilla. Fuera de París, los fuegos artificiales se anularon en muchas ciudades.
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