Venezuela

Maduro exige reanudar los contactos directos con EE UU

El opositor Guevara podría sumarse al diálogo en México tras su liberación

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El primer resultado de las negociaciones entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana tiene nombre y apellido: Freddy Guevara. El coordinador nacional del partido Voluntad Popular (VP), que el oficialismo califica como grupo terrorista, fue liberado la noche del domingo tras 37 días preso.

Guevara, diputado de la Asamblea Nacional en 2015 que afirma continuar en funciones, afirmó a su salida del calabozo no tener certezas de por qué se producía su excarcelación. De hecho, afirmó haberse enterado de muchas cosas en muy poco tiempo, pues apenas pudo tener acceso a noticias durante su cautiverio.

En cualquier caso, ya se pudo conocer que Guevara deberá presentarse cada 30 días ante un tribunal en Caracas. Aunque la acusación penal en su contra sigue vigente, será adelantada en e libertad condicional.

Un estatus que puede cambiar, pues informaciones extraoficiales indican que su excarcelación es el primer paso para que Guevara se sume a los diálogos en México para que sustituya al representante de VP en la mesa, Carlos Vecchio, quien es reconocido por Washington como embajador de Venezuela ante EE UU, nombrado por Juan Guaidó.

Entre las condiciones de Maduro para participar de las conversaciones estaba reconocer a su Administración, dejando a un lado la noción de que el opositor Guaidó tiene algún tipo de legitimidad. De hecho, el memorándum de entendimiento entre las partes suscrito le da al oficialismo el reconocimiento como «Gobierno de Venezuela».

El asunto va de la mano con la llamada que hizo Maduro el lunes de querer entablar conversaciones directas con Washington, algo que afirmó pudiera darse a partir de la mesa de diálogo. Su objetivo, afirmó, sería recuperar un mínimo de relaciones diplomáticas que garanticen el regreso de los encargados de negocios.

Maduro exige reiteradamente que la mesa de diálogo abra caminos para levantar las sancions internacionales contra su régimen, pero sabe que los dueños de esas medidas no son los opositores, sino la Casa Blanca.

Los enviados del Gobierno y la oposición venezolanos se volverán a encontrar en México del 3 al 6 de septiembre para la segunda ronda de negociaciones. En un comunicado conjunto el domingo, las partes reiteraron el compromiso de «adoptar la máxima precaución respecto a la reserva del proceso», y ser prudentes.

Como un «gran logro», calificó Maduro el inicio de las negociaciones. El mandatario envió un mensaje a Guaidó: «Nosotros te sentamos en México para hablar de paz y reconciliación, te derrotó el pueblo de Venezuela y su conciencia. Estás acabado».

Maduro anunció que su parlamento hará del memorándum de entendimiento un documento oficial, para que sea vinculante, como una demostración de su supuesto compromiso con el logro de los objetivos. Por el lado de la oposición, la discreción es mayor. Los participantes de la comisión no hacen declaraciones públicas, y demás actores optan por mostrar aspiraciones a logros.

Para el analista Michael Penfold, no está descartado que el chavismo termine por levantarse de la mesa si llega a estar obligado a hacer exageradas concesiones. A su juicio, el proceso iniciado en México es “frágil”, pero parte de una condición distinta a los anteriores: con la oposición aceptando que es su única alternativa, y con el oficialismo entendiendo que “resistir” indefinidamente no es viable.

Otro punto destacable es que se parte del principio de que “nada está negociado hasta que todo esté negociado”, pero en esta oportunidad hay una flexibilización planteada con la posibilidad de alcanzar acuerdos parciales verificables, especialmente en temas humanitarios, de vacunación o de recuperación de servicios públicos que requieran financiamiento internacional.