España

Terrorismo

El Estado Islámico se jacta de que los talibanes no cumplen su promesa a EE UU: acabar con el terrorismo

Asumen la autoría del atentado contra la mezquita de Kandahar, el tercero en dos semanas contra templos musulmanes

Anas al-Khorasani y Abu Ali al-Balushi, los autores del atentado en una fotogría difundida por el Estado Islámico
Anas al-Khorasani y Abu Ali al-Balushi, los autores del atentado en una fotogría difundida por el Estado Islámicojmzkan

El Estado Islámico se jacta, con sus atentados en Afganistán, que está demostrando que los talibanes son incapaces de cumplir uno de los acuerdos a los que llegaron con EE UU en las conversaciones de Doha: acabar con el terrorismo.

Decenas de chiíes fueron nuevamente asesinados y heridos en un doble ataque de martirio que golpeó su templo más grande en la ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán. Dos combatientes del Estado Islámico, Anas al-Khorasani y Abu Ali al-Balushi, lograron eludir las precauciones de seguridad tomadas recientemente por la milicia talibán a raíz del reciente ataque contra el templo chií en Kunduz, y pudieron llegar al Templo Bargah, el templo chií más grande de Kandahar, la capital del estado del mismo nombre, que es un bastión talibán”.

La agencia Amaq, controlada por el Estado Islámico, publica la reivindficación del atentado, el tercero contra mezquitas en 15 días, perpetrado en la citada ciudad; y publica la fotografía de los autores, embozados.

“Tan pronto como los combatientes llegaron a la puerta del templo, uno de ellos abrió fuego con su rifle contra los guardias, matándolos. Luego irrumpieron en el interior, donde uno de ellos fue a la galería y detonó su chaleco explosivo en una multitud de unos 300 chiíes, matando e hiriendo a docenas de ellos, mientras que el otro combatiente entró en el centro del templo a través de otra puerta, y detonó su chaleco explosivo en la multitud, causando una extensa destrucción en el templo”.

Según Daesh, “la milicia talibán impone un silencio mediático deliberado sobre el resultado de los recientes ataques, donde las declaraciones de sus líderes y oradores oficiales no ofrecen cifras o estadísticas sobre el número de muertos y heridos, una política en la que los talibanes tratan de ocultar su fracaso en la “lucha contra el terrorismo”, algo prometido por los talibanes en virtud del acuerdo de paz de Doha”.