América Latina
Xiomara Castro acaricia la victoria en las elecciones presidenciales de Honduras
Esposa del depuesto presidente Zelaya, es favorita frente al candidato oficialista, Nasry Asfura, apoyado por un presidente ligado al narco en el segundo país más pobre de América
Los 5,2 millones de hondureños eligieron este domingo al sucesor del presidente Juan Orlando Hernández, señalado por la de Fiscalía de Nueva York de ser cómplice de tráfico de drogas. EEUU condenó en marzo a su hermano y exdiputado, Juan Antonio ‘Tony’ Hernández, a cadena perpetua por estar involucrado durante 12 años en redes de narcotráfico entre Honduras y el país norteamericano. Los hondureños salieron en masa a votar y hasta el momento es la candidata Xiomara Castro, del opositor Partido Libertad y Refundación (Libre), la que lidera los resultados con el 53,44 % de los votos contados del Consejo Nacional Electoral (CNE. Castro, quien aspira a ser la primera presidenta de Honduras, ha obtenido de momento el 38,94 % de los sufragios en las urnas en las elecciones generales de este domingo.
Según los datos publicados por el organismo electoral en su sitio web, en segundo lugar se encuentra el candidato del gobernante Partido Nacional, Nasry Asfura, con el 34,04 % de los votos, y en tercero el aspirante del opositor Partido Liberal, Yani Rosenthal, con el 9,19 %.
El segundo país más pobre de América, que captó la atención internacional al organizar la primera caravana migrante en octubre de 2018, busca resolver la extrema pobreza, la violencia de las bandas, el narcotráfico y la debilidad institucional derivada de la corrupción. El país centroamericano de 9,9 millones de habitantes, la mitad de ellos en grave situación de vulnerabilidad al vivir con menos de 160 dólares al mes, busca futuro en las urnas.
La pandemia y los huracanes Eta e Iota, que dejaron hace un año 200 muertos y cientos de miles de casas destruidas, han agudizado las carencias. El próximo presidente -o presidenta- tiene el reto de frenar el éxodo migratorio provocado por la falta de oportunidades. Cerca de un millón de hondureños viven fuera del país, casi el triple respecto a 2019, según la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya que fue derrocado por un golpe de Estado en 2009 que dividió a la sociedad hondureña, es favorita con el 38% de intención de voto. Su partido Libertad y Refundación (Libre) se presenta en alianza con la formación Salvador de Honduras, liderada por el ingeniero civil Salvador Nasralla, “para restablecer el orden democrático”.
La apuesta del Partido Nacional del presidente Hernández es el perfil moderado del alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura. Asfura, apodado ‘Papi a la orden’, es segundo en los sondeos con el 21% de respaldo: “Prometo crear empleo como ya hice en la capital”. El Partido Nacional gobierna desde 2010 tras ganar las elecciones posteriores al golpe de Estado.
El ex convicto en EEUU por lavado de dinero, Yani Rosenthal, lidera el Partido Liberal y se presenta como la alternativa pese a su 3% de intención de voto: “Me declaré culpable. Cumplí la etapa de reclusión. Ahora me estoy reinsertando en la sociedad”. Rosenthal ha prometido conceder una ayuda mínima de 60 dólares al mes a cada hondureño.
Castro y Nasralla acusan a Hernández de “fraude” en su polémica reelección en 2017,pese a que la Constitución hondureña prohíbe ser reelegido, por un margen de 50.000 votos. Los 5,2 millones de electores están llamados a votar nuevo presidente, 128 diputados al Congreso, 298 alcaldes y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
Los expertos advierten de posibles disturbios como los ocurridos tras los comicios de 2017, especialmente si el resultado es ajustado. Honduras no tiene segunda vuelta y obtiene la Presidencia el candidato más votado. Castro, que comenzó en política a raíz de las protestas para restituir el mandato de su marido, defiende “una democracia participativa contra los criminales” y la despenalización del aborto en tres supuestos: violación, malformación del feto o riesgo de vida para la madre.
Las promesas políticas no suelen ilusionar a los millones de hondureños que afrontan el día a día con el reto de sobrevivir. Los sueños están fuera del país. El joven de 18 años, Wilmer Rodríguez, es uno de los 50.000 hondureños que este año fueron devueltos de su trayecto migratorio: “Yo quiero irme otra vez. La tentación está. No se me quita de la cabeza hasta que lo logre”, confiesa a AFP. “Si me agarran una, dos, tres, cuatro, cinco veces lo vuelvo a intentar. Mi sueño es sacar a mi familia adelante. Quiero ser uno de los mejores barberos del mundo”.
Wilmer vive en una casa de 20 metros cuadrados entre camas y literas con una docena de familiares en dos cuartos. Su madre le entiende: “Aquí no hay trabajo. Se van a por una vida mejor”. Unos 1.000 hondureños han sido deportados desde EEUU este año.
La violencia de las bandas contra activistas, líderes sociales y periodistas aumenta el miedo y complica la búsqueda de soluciones. La ONU lamenta que la violencia política en Honduras ha provocado al menos 29 asesinatos este año hasta septiembre, entre ellos el homicidio del candidato a alcalde de Santa Ana de Yusguare en el sur del país. El nuevo presidente deberá tratar de reducir una de las tasas de homicidios más altas de la región: 38 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
China acusa a EEUU de “manipular” las elecciones
Las acusaciones cruzadas han marcado la campaña, que concluyó el pasado domingo para comenzar una semana de reflexión y mensajes en redes sociales. Además de las sospechas contra el presidente Hernández, un capo del narcotráfico asegura haber sobornado a Manuel Zelaya, expresidente y esposo de Castro. Asfura ha sido investigado por malversación de fondos. Todos defienden su inocencia.
Las dos grandes potencias miran de reojo el cambio presidencial en Honduras. China acusó el jueves a Estados Unidos de “manipular” las elecciones hondureñas por pedir que se mantengan las relaciones con Taiwán. Honduras es de los 15 países del mundo que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán, territorio que China considera propio. EEUU tiene como prioridad el control de la migración y frenar la influencia de China en Latinoamérica. Mediante su poder económico y comercial, China presiona para que Honduras rompa sus relaciones con Taiwán. Mientras, los hondureños buscan sueños en las urnas más allá de la migración.
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