Terrorismo
El Estado Islámico cita la matanza de yaizidíes como un ejemplo de sus planes de futuro
La matanza de 5.000 personas fue dirigida por el actual “califa” de la banda yihadista, Ibrahim Hashimi
Daesh (Estado Islámico, Isis) cita la matanza de miembros de la minoría yazidí, dirigida por su actual “califa”, Ibrahim Hashimi, como una prueba de que siempre cumplen sus amenazas. “Los líderes del Estado Islámico los amenazaron con una promesa que implementaron después de casi siete años del crimen (supuesta muerte de una mujer musulmana). El testimonio de lo que sucedió es que cuando el Estado Islámico emite una amenaza a cualquier partido, secta de incredulidad y apostasía, cumple, con la ayuda de Dios, su promesa. El Estado Islámico ha implementado muchas de sus promesas a los infieles y apóstatas”.
Tras citar los ataques a las fuerzas Peshmerga en Irak , como otra prueba de ello, señala en una publicación interna que “quien muestra hostilidad hacia los musulmanes, los soldados del Califato cumplirán sus promesas y se vengarán de él; lo alcanzarán tarde o temprano en su cuartel, en su sitio, en su lugar de trabajo o en su patio trasero”. “Es mejor para nosotros a este respecto dirigir el mandamiento y recordatorio a los partidarios y guardianes de los muyahidines en todo lugar” “ya que no infligen daño a un enemigo excepto con la confianza en Dios”
“Concluimos con lo que comenzamos: los soldados justos del Islam que se vengaron por el asesinato de una mujer musulmana, desplazaron a los asesinos y perpetuaron sus funerales hasta el día de hoy”.
En agosto de 2014, al comienzo del Califato de Daesh, unos 6.500 yazidíes, la mayoría mujeres y niños, fueron secuestrados en la comarca iraquí de Sinyar, hogar de esta minoría, cuyas raíces se remontan a 2.000 años antes de Cristo, “discriminada y perseguida desde el comienzo del Islam. Los yihadistas separaron a los hombres, a los que ejecutaron (se calcula que a unos 5.000), mientras las mujeres fueron torturadas y vendidas como esclavas sexuales y los niños, entrenados para matar.
Cerca de 400.000 personas huyeron y cientos o tal vez miles -la cifra real se desconoce- murieron de hambre y sed, cercados durante días por el Estado Islámico en el monte en el que intentaron refugiarse.
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