Francia

Aumenta la presión sobre Macron contra las pensiones

Los sindicatos reúnen a 2,8 millones de manifestantes en toda el Francia en la segunda huelga contra la reforma estrella del presidente

Manifestación en París contra el retraso de la edad de jubilación a los 64 años planteada por el Gobierno
Manifestación en París contra el retraso de la edad de jubilación a los 64 años planteada por el GobiernoYOAN VALATAgencia EFE

La presión sobre Emmanuel Macron se intensifica en la antesala del debate parlamentario de su controvertida reforma de las pensiones. La unión sindical, nunca antes vista desde hace más de una década en Francia, volvió a congregar este martes, por segunda vez en menos de dos semanas, a una enorme masa de manifestantes en las calles de todo el país para protestar contra el retraso de la edad de jubilación de los 62 años actuales a los 64 que pretende el polémico texto que llega el lunes a la Asamblea Nacional para un duro debate. 2,8 millones de personas se manifestaron contra la reforma de las pensiones en toda Francia, según recuentos sindicales, cifra que Interior rebajaba anoche a la mitad.

En París, la principal de las 250 concentraciones que se repartían por todo el territorio galo, el sindicato CGT avanzaba 500.000 personas, una cifra que sobrepasa las 400.000 de la primera jornada de huelga, hace ahora diez días. Por la noche, se cuantificaban una treintena de detenciones por algunos disturbios aislados al término de la manifestación en la explanada de los Inválidos. Pero sin duda la nota más característica en cuanto a cifras de este segundo asalto de los sindicatos en la calle ha estado en el fuerte aumento experimentado en otras ciudades de Francia respecto a hace diez días, caso especial de Marsella.

Lo paradójico de la jornada ha sido que el porcentaje de huelguistas por sectores ha sido, sin embargo, algo inferior al de la primera movilización. Sectores estratégicos como transportes y especialmente, energía, han seguido bien movilizados con casi todas las refinerías paradas y el transporte de las principales ciudades del país, en mínimos. Sin embargo, en otros sectores como la educación los porcentajes han sido menores. En las escuelas y liceos, un 26% de los docentes siguió la huelga, según el Ministerio de la Educación Nacional, 12 puntos menos que el 19 de enero. Entre los funcionarios públicos del Estado, fueron a la huelga un 19,4%, frente al 28% el 19 de enero, según el Gobierno. Cifras que pudieran mostrar cierta erosión en algunos sectores en la que el Gobierno espera apoyarse en las próximas semanas. Los sindicatos ya han anunciado que continuarán con su movilización con dos nuevas jornadas el martes 7 y el sábado 11 de febrero.

Guerra de cifras aparte, sí hay una certeza destacable tomando incluso las cifras aportadas por el Gobierno: el movimiento contra la reforma estrella de Macron aumenta claramente y el Gobierno no logra desactivar el polvorín de las calles. Incluso lo muestra la demoscopia. Tomando los últimos sondeos, también aumenta el porcentaje de franceses contra la reforma según avanzan los días. Casi tres de cada cuatro franceses considera injusto el proyecto. El Ejecutivo considera que la reforma es «indispensable» y se niega a ceder. En este sentido, Macron sostiene que prolongar la vida laboral es necesario para preservar un sistema de pensiones digno y justo dado el incuestionable envejecimiento demográfico. Los detractores de la reforma señalan que esta penalizará a las personas que empezaron a trabajar más jóvenes y en empleos que implican un desgaste físico.

Macron se encuentra ahora bajo presión y en una encrucijada de difícil salida. Si cede, su credibilidad como presidente reformista quedará tocada. Si sigue adelante, se arriesga a que el malestar social marque a fuego el resto de sus días en el Elíseo hasta 2027 con el riesgo de erupciones como el movimiento de los«chalecos amarillos», que lo puso contra las cuerdas en su primer mandato.

Pero no solo Macron se encuentra bajo la presión de la calle, también los diputados que arrancan el debate de la reforma. Hasta ahora las cuentas para el Gobierno pasaban en apoyarse en la derecha moderada de Los Republicanos para sacar adelante la reforma. Pero según los días pasan, más nubarrones aparecen sobre la aritmética parlamentaria. No todos los 62 diputados de LR tiene claro su apoyo al texto y, lo que es peor para el Gobierno, comienzan a aparecer dudas en el centrista bloque de Macron, que ya no cuenta con mayoría absoluta desde las últimas legislativas. Ese es precisamente el objetivo de la unión sindical: crear fisuras en el bloque de apoyo a la reforma. Y ahí llegaría un desenlace clave y de alto voltaje: si el Gobierno no encontrara una mayoría parlamentaria, tiene una alternativa: aplicar el artículo 49.3 de la Constitución, que permite poner fin a los debates y adoptar la ley por decreto. En este caso, la oposición solo puede abortarla con una presentación de moción de censura.