Defensa
Adiós a las barbas en el ejército de EEUU: la drástica orden que impone un "estándar masculino más alto" para todos
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha lanzado una profunda reforma en el ejército para endurecer los requisitos físicos y de apariencia, prohibiendo barbas y pelo largo, una medida que ya levanta ampollas
El órdago está sobre la mesa. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha lanzado un ultimátum a la cúpula militar del país: o respaldan sin fisuras su profunda reforma de las fuerzas armadas o deben presentar su dimisión. Se trata de una declaración de intenciones que busca cortar de raíz cualquier disidencia interna ante una de las reestructuraciones más ambiciosas de los últimos años en el Pentágono.
De hecho, la exigencia de lealtad absoluta es la antesala de la implantación de diez nuevas directivas diseñadas para transformar el ejército. El objetivo principal es imponer unos estándares físicos mucho más exigentes para todo el personal, con la intención de forjar una fuerza más preparada para el combate y con una imagen externa de mayor disciplina. Se busca así potenciar un arquetipo de guerrero eficaz, similar al de perfiles históricos como el conocido como «Demonio de Ramadí», el francotirador más letal en la historia de Estados Unidos.
Para ello, la nueva política se basará en lo que Hegseth ha denominado el «estándar masculino más alto», que servirá como referencia para todas las especialidades de combate, revirtiendo así cualquier modificación introducida desde 2015 para, según su criterio, facilitar el acceso a mujeres o cumplir cuotas raciales, tal y como han publicado en Defense News. Este endurecimiento de los criterios se complementará con una nueva prueba de campo, controles de peso y condición física semestrales y la obligatoriedad de realizar ejercicio a diario.
Asimismo, el plan va más allá del rendimiento operativo y pone el foco en la apariencia. Las nuevas normas prohibirán de manera tajante las barbas y el pelo largo, en un claro intento por proyectar una imagen de uniformidad y rigor que, según la nueva dirección del Pentágono, se había relajado en los últimos años.
La reforma de Hegseth desata las primeras críticas
Por un lado, estas medidas ya han encontrado una fuerte oposición fuera de los cuarteles. Organizaciones como el Consejo de Relaciones Americano-Islámicas han mostrado su preocupación por cómo la prohibición de las barbas puede afectar a la libertad religiosa de los militares. En la misma línea, la Service Women’s Action Network ha criticado la doctrina, defendiendo que la diversidad es, precisamente, la «mayor ventaja estratégica» de las fuerzas armadas estadounidenses.
Por otro lado, Hegseth busca también controlar el escrutinio interno mediante una reforma del proceso del Inspector General que le permita desestimar las quejas que considere anónimas o «frívolas». La paradoja es que el propio secretario se encuentra actualmente bajo una investigación de este mismo organismo por un presunto uso indebido de la aplicación de mensajería Signal para asuntos oficiales.