
Guerra en Ucrania
El misil que podría cambiar la guerra: Ucrania lo podría recibir muy pronto y Moscú está en su rango
Puede soportar una carga explosiva de hasta 450 kilogramos

La guerra en Ucrania está próxima a cumplir su cuarto aniversario sin que se vislumbre, al menos de forma inminente, la posibilidad de alcanzar un alto el fuego. Los esfuerzos de la administración Trump no parecen haber disuadido a una Rusia que continúa con una intensa campaña de ataques aéreos. La pasada noche, la empresa pública ucraniana de gas y petróleo, Naftogaz, denunció el mayor ataque contra sus infraestructuras desde el inicio de la invasión. Según informaron, en el asalto habrían participado al menos 35 misiles y 60 drones rusos.
Kiev continúa presionando a sus aliados para que le suministren armamento que le permita hacer frente a los constantes ataques del ejército ruso. En este contexto, una de las peticiones más destacadas del presidente Volodímir Zelenski a su homólogo estadounidense, Donald Trump, ha cobrado una renovada importancia en las últimas semanas. Zelenski ha solicitado a Estados Unidos el envío de misiles de crucero Tomahawk, un recurso militar que podría mejorar significativamente las capacidades ofensivas y disuasorias de Ucrania frente a las fuerzas rusas. Según ha trascendido recientemente, Washington estaría valorando seriamente esta posibilidad.
El Tomahawk no sería, en palabras del analista de seguridad internacional del Centro Razumkov, Oleksiy Melnik , "una bala de plata para detener inmediatamente la guerra", pero sí es un arma que Ucrania "necesita imperiosamente", afirmó en declaraciones a la agencia EFE.
¿Por qué son tan importantes los Tomahawk?
El Tomahawk Land Attack Missile es un misil de crucero de largo alcance, capaz de recorrer hasta 1.600 kilómetros a una velocidad de 800 kilómetros por hora, y dotado de una carga explosiva de hasta 450 kilogramos. Suele ser lanzado desde buques o submarinos contra objetivos terrestres, y, en comparación con los drones que Ucrania emplea actualmente en la mayoría de sus ataques, ofrece ventajas incomparables en velocidad, capacidad de penetración en defensas aéreas y poder destructivo.
Con una longitud de 5,6 metros y un peso aproximado de 1.510 kilogramos, estos proyectiles permitirían a Kiev alcanzar objetivos estratégicos dentro del territorio ruso. Moscú, la capital del país, se encuentra a unos 1.418 kilómetros en línea recta desde Kiev, por lo que este tipo de armamento podría tener un importante efecto disuasorio.
Aunque Estados Unidos aún no ha confirmado si finalmente suministrará misiles Tomahawk a Ucrania, sí habría accedido a proporcionar información de inteligencia para apoyar ataques de largo alcance contra instalaciones estratégicas. Sobre esta cuestión se ha pronunciado también el presidente ruso, Vladímir Putin, quien, si bien reconoció que los Tomahawk son "un arma poderosa" y que "representan una amenaza", advirtió que Rusia está dispuesta a reforzar sus sistemas de defensa antiaérea para hacerles frente.
Durante su intervención en el Club de Debate Valdái, celebrado en Sochi, Putin también subrayó que "es imposible utilizar los Tomahawk sin la participación directa de militares estadounidenses", anticipando así una posible nueva escalada en las ya tensas relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
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