
Entrevista
"La alianza entre Putin y Kim Jong-Un no es solo táctica. Es el resurgir de la Guerra Fría"
Los expertos en geopolítica Ramón Pacheco Pardo y Victor D. Cha creen que si Corea del Norte ataca a su vecino del sur o a Japón "será el final del régimen, porque EEUU responderá"

Corea del Norte y Corea del Sur son dos hermanos separados al nacer que no pueden ser más distintos. El primero, pobre y encerrado en sí mismo, está cada vez más alejado de su vecino del sur, una democracia capitalista de manual. Pero juntos representan uno de los puntos del planeta con más importancia geostratégica. Los expertos en geopolítica Ramón Pacheco Pardo y Victor D. Cha desmenuzan en su libro «Corea. Una nueva historia del Sur y el Norte» (Ático de los Libros), recién llegado a España, el presente y el futuro de los dos países. Comparten sus reflexiones en entrevista con LA RAZÓN.
Pregunta: La península de Corea es una especie de "isla" en medio de tres potencias (Rusia, China y Japón) que han ansiado siempre dominarla. ¿Cómo ha condicionado esto su historia?
Victor D. Cha: La geografía de Corea siempre ha marcado su destino. Atrapada en el nexo de los intereses de las grandes potencias, Corea siempre ha sido objetivo de la lucha por el poder y, en siglos anteriores, de la agresión imperialista. El impacto ha sido aún más agudo cuando Corea ha estado internamente debilitada y políticamente dividida. Abrimos el libro a finales del siglo XIX, cuando este mismo algoritmo estaba en juego al determinar el destino de Corea de ser subyugada por Japón durante el siguiente medio siglo.
P: Corea del Norte es posiblemente el régimen más hermético del mundo. ¿Hoy en día hay alguna posibilidad no ya de democracia, sino de cierta apertura?
Victor D. Cha: La única señal de apertura ha sido el crecimiento del mercado negro y el mercado oficial desde finales de los años noventa. Los mercados han creado una sociedad civil latente al abrir espacios para conversaciones entre ciudadanos sobre temas no controlados por el Estado, como el precio del arroz o las últimas noticias que llegan desde China. El gobierno no detiene los mercados porque los grava como una forma de ingreso y los mercados alivian la presión sobre el sistema de distribución pública. Pero el gobierno aún intenta mantener los mercados bajo algún tipo de control restringiendo los horarios o utilizando "impuestos extraordinarios" para reducir el ingreso disponible de los ciudadanos comunes.
P:¿Hay en el país algo que se le parezca a una oposición interna o está cercenada?
Ramón Pacheco Pardo: No hay nada parecido a una oposición al régimen en Corea del Norte, debido al alto grado de control de la población por parte del régimen de los Kim. Asimismo, la pobreza de la población también juega en contra de una posible oposición al régimen, pues la gran mayoría de la población simplemente busca sobrevivir. En otras dictaduras, el ejército puede llegar a ser una fuerza de oposición. Pero no es así en Corea del Norte, gracias al grado de control del mismo por parte del régimen de los Kim.
P: Me gustaría preguntarles por la personalidad de Kim Jong-Un. ¿Cómo le definirían? ¿Ese histrionismo que proyecta es consustancial a su personalidad o es algo buscado?
Ramón Pacheco Pardo: Bajo mi punto de vista, no podemos decir que sepamos cuál es la personalidad de Kim Jong-un, debido al hermetismo del régimen norcoreano. Sí que podemos intuir que se encuentra bajo una tremenda presión, debido al aislamiento y pobreza de su país, su dependencia de China y Rusia o la posibilidad de que en cualquier momento su régimen se derrumbe, tal y como sucedió con los regímenes de Muammar al-Gadafi o Saddam Hussein, por ejemplo. Así que esto seguramente le afecte de manera muy negativa.
P: Al dictador norcoreano le gusta exhibir poderío militar y nuclear. ¿Debemos preocuparnos? ¿Tiene realmente el país capacidad para atacar a su vecino del sur o a Japón?
Ramón Pacheco Pardo: La capacidad para atacar a Corea del Sur y Japón la tiene. Otra cosa es la intención. Creo que no tiene tal intención en estos momentos, pues sería el fin del régimen toda vez que Corea del Sur y Estados Unidos se verían obligados a contratacar y su poderío militar es mayor.
P:¿Qué influencia tendrá el fenómeno Trump en el equilibrio de la región? ¿Creen que en algún momento presionará a Kim con amenazas similares a las que lanza a Irán o se mantendrá al margen?
Victor D. Cha: Trump casi con toda certeza reiniciará la diplomacia de cumbres con Corea del Norte. Cuándo exactamente no está claro. Ve a Corea del Norte a través de tres lentes. la primera es el problema nuclear, pero creo que aquí le interesa principalmente detener las pruebas nucleares y de misiles balísticos intercontinentales, así como la proliferación horizontal (hacia Oriente Medio, el Sudeste Asiático). La segunda es la guerra en Ucrania, donde creo que Trump quiere frenar el suministro de municiones y tropas de Corea del Norte a Putin. y la tercera es en términos inmobiliarios. Trump hace constantes referencias al potencial de casinos y condominios en las playas de la costa este de Corea del Norte, al igual que lo hace con los complejos turísticos de Gaza. Él es un hombre de bienes raíces.
P: Como ex director de Asuntos Asiáticos en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Victor Cha tiene una visión privilegiada de la actitud de EEUU hacia las dos Coreas. ¿Hasta qué punto ha cambiado la relación con la irrupción de Trump?
Victor D. Cha: Trump tiene una visión diferente de las alianzas. No las ve como una manera de aumentar el poder de Estados Unidos. las ve como un debilitamiento del país, mientras esos aliados "engañan" a Estados Unidos en comercio con sus persistentes superávits. Por eso busca reequilibrar estas relaciones mediante: 1) que sean más responsables de su propia seguridad; 2) imponerles aranceles para rectificar los balances comerciales; y 3) que paguen más por los costes del paraguas de seguridad estadounidense. Este es un cambio de paradigma en la gestión de alianzas de EEUU, cuyas consecuencias no tienen precedentes comparables. Incluso en su primer mandato, vimos esta actitud, pero no se implementó en políticas como los aranceles recíprocos contra todos los aliados y socios de Estados Unidos.
P: En los años 60, Corea del Sur vivió un milagro económico bajo la dictadura de Park Chung-Hee, pero su vecino del norte perdió la oportunidad con Kim Il-Sung. ¿Por qué Corea del Norte, a diferencia de China, perdió el tren del progreso económico?
Victor D. Cha: La diferencia fundamental es que en China, aunque era un sistema comunista, el liderazgo aún podía tomar decisiones económicas racionales. Cuando Deng Xiaoping dijo "enriquecerse es glorioso", esencialmente le dijo a China que no permitiría que la ideología se interpusiera en la toma de decisiones racionales orientadas al lucro. Lo mismo ocurrió con Vietnam. En Corea del Norte, la política determina la economía. Y el régimen es incapaz de tomar decisiones económicas racionales si eso implica abrir su sociedad a voces, opiniones o críticas externas. China estuvo dispuesta a correr ese riesgo. Corea del Norte no.
P: Hablemos ahora de Corea del Sur. ¿En qué situación se encuentra ahora mismo el país tras la crisis política desatada en diciembre con la ley marcial?
Ramón Pacheco Pardo: Creo que la crisis política desataba con la ley marcial solo se cerrará completamente con la elección de un nuevo presidente en las elecciones del 3 de junio. Al mismo tiempo, la declaración ha resultado en una demostración de la fortaleza de la democracia surcoreana. Tanto la ciudadanía como el Tribunal Constitucional y la Asamblea Nacional han demostrado que las instituciones del país funciones, y ningún individuo puede cambiar la realidad que Corea del Sur es una democracia consolidada.
P: Ustedes defienden que, pese a las fuertes protestas ciudadanas y la tensión política vividas, la sociedad jamás aceptará salirse de la vía constitucional. ¿No estuvo en riesgo en ningún momento con la declaración de la ley marcial?
Ramón Pacheco Pardo: No parece que fuera el caso. Prácticamente no hubo apoyo a la declaración por parte del ejército. La Asamblea Nacional fue capaz de votar en contra de la declaración en apenas unas horas, aun cuando la declaración llegó de noche. Y la ciudadanía ya había comenzado sus protestas al poco tiempo de la declaración. Quedó bastante claro que el ya expresidente Yoon Suk-yeol no tenía ninguna vía para que la declaración prosperase.
P: En su libro abordan, a modo de coda final, la participación de soldados norcoreanos en el frente de Ucrania, una alianza que definen como "desconcertante". ¿Qué lectura geopolítica se puede hacer? ¿Es solo un aviso para navegantes de Putin o el principio de una alianza que durará en el tiempo?
Victor D. Cha: Creo que esta es una alianza duradera. Es un resurgimiento de la alianza de la era de la Guerra Fría. Rusia obtiene municiones (para guerras futuras) y la promesa de tropas de Corea del Norte. Corea del Norte obtiene sustento, combustible, tecnología armamentística y una garantía de seguridad. A través de esta relación, Putin puede afectar los intereses de seguridad de EEUU en Asia, mientras que Kim puede afectar los intereses estadounidenses en la seguridad europea. Muchos de mis colegas expertos en Rusia dijeron que esto era táctico. Pero lo que empieza como una relación táctica puede transformarse en una estratégica.
P: Después de unos años de aparente acercamiento, el sueño de la reunificación parece ahora una quimera. ¿Hay alguna posibilidad de acercar posturas?
Victor D. Cha: Las dos coreas son un mismo pueblo y así seguramente lo siente la sociedad... o lo ha sentido hasta ahora.
P: ¿Las nuevas generaciones de Corea del Sur ansían la reunificación o el paralelo 38 es ya también una barrera emocional sin marcha atrás?
Victor D. Cha: Las generaciones jóvenes de surcoreanos no se identifican realmente con los norcoreanos ni con la reunificación. Están educados, son acomodados y se identifican como ciudadanos del mundo. Quieren ir a Madrid o Barcelona o París. No quieren ir a Pyongyang. Ven la reunificación en términos de dificultades prácticas como el costo y la incertidumbre. Como escribimos en el libro, los norcoreanos en cambio se identifican con la reunificación como un bien normativo relacionado con el nacionalismo étnico y la identidad. Es una visión romantizada de la reunificación que las jóvenes generaciones surcoreanas han perdido.
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