Tribuna

Los peligros que hay detrás de la amenaza nuclear de Putin y cómo pararlo

No suscribir el Tratado New Start sienta precedentes en países como Irán

Ilustración de Putin
Ilustración de PutinPlatónLa Razón

Una semana después de la Conferencia de Múnich de 2023 (recordando la funesta de 1938), el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que Rusia suspendía su participación en el tratado de desarme nuclear New Start, en un discurso marcado por su hostilidad hacia los países occidentales. En vigor desde 2010, el Tratado New Start es un acuerdo bilateral entre las dos mayores potencias nucleares del mundo, Estados Unidos y Rusia. Limita el tamaño de los arsenales de Washington y Moscú a 1.550 cabezas nucleares desplegadas (que pueden utilizarse con extrema rapidez).

Este tratado expiraba en febrero de 2021 y ha sido prorrogado hasta febrero de 2026, lo que ha constituido una muy buena noticia. Ahora bien, ¿cómo vivirá este tratado bilateral sabiendo que una de las dos partes –Rusia– ha decidido suspender las diversas obligaciones que le impone este acuerdo? El Kremlin ha pedido a las autoridades rusas que estén «preparadas para realizar pruebas de armas nucleares» si Washington las lleva a cabo. Una señal preocupante que provocó una reacción inmediata en Occidente. Más armas nucleares y menos control de armamentos hacen que el mundo sea más peligroso.

De hecho, la suspensión rusa no es una verdadera sorpresa ya que, durante varios meses, Moscú no había aceptado ciertos elementos del tratado, como la visita de una comisión consultiva a territorio estadounidense o ruso para verificar que cada parte cumplía sus obligaciones. Sin embargo, desde el comienzo de la guerra en Ucrania, la comisión estadounidense ya no puede visitar el territorio ruso. Así que ya había algunas grietas en el acuerdo.

Surgen otras preguntas, como cuánto durará esta suspensión. ¿Durará hasta la fecha límite de 2026 o solo unos meses? ¿Es este el fin de los tratados bilaterales ruso-estadounidenses? Putin lleva un año lanzando amenazas de guerra nuclear y va a intensificarlas. También está atacando el régimen general de los tratados bilaterales y multilaterales, ya que está indicando la posibilidad de un ensayo nuclear si EE UU realiza uno de los suyos.

El anuncio del posible uso de armas nucleares debe analizarse de la siguiente manera. Cuando un Estado con armas nucleares está en guerra con otro Estado, es imposible afirmar que nunca se utilizarán armas nucleares. El riesgo es latente y sin duda ha alcanzado su punto máximo en 2023. Por lo tanto, está permanentemente presente. Rusia está dispuesta a no asumir ciertas obligaciones en materia de armas nucleares. Esto es peligroso porque también sienta un precedente para otros Estados que también podrían no cumplir ciertas obligaciones. Irán está «casi» a punto de completar su programa nuclear. Las potencias intermedias podrían alinearse con la posición de las grandes potencias, pensando en un posible chantaje nuclear.

La cuestión nuclear es siempre más compleja y peligrosa porque se trata de permanecer en un mundo que se dice en «equilibrio del terror», sabiendo que, en términos de equilibrio, si se cae, la caída es muy dolorosa, incluso letal. Y aquí estamos. El problema de la escalada es saber cuándo se alcanza la cima de la montaña y cuánto durará este equilibrio.

Estamos frente a una nueva etapa de la escalada: la suspensión del tratado bilateral New Start. Esto demuestra claramente que tenemos un problema internacional que se llama «armas nucleares» y que, a partir de ahora, aunque haya este conflicto, nuestras democracias deben trabajar realmente sobre este tema para que, una vez restablecida la paz, puedan iniciar un proceso de eliminación total de estas armas nucleares. Aunque actualmente existe un tratado de prohibición de las armas nucleares, todas las potencias nucleares no han querido ratificarlo, ni siquiera las potencias que participan en la disuasión. El anuncio de Rusia es una prueba más de que simplemente está demoliendo el sistema de seguridad que se construyó sobre dicha disuasión, tras el final de la Guerra Fría.

Varias horas después de su visita sorpresa a Kyiv, el presidente estadounidense Joe Biden replicó a la declaración de Putin que éste se creía duro, pero que se había topado con «la voluntad de hierro de EE UU» y que el apoyo estadounidense a Ucrania no flaquearía. Mensaje claro y contundente enviado a la vez a la opinión pública estadounidense y a las autoridades rusas. Así pues, si Biden visitó Varsovia por segunda vez desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, es también porque Polonia se ha convertido en la cabeza de puente de la OTAN en la región. La Alianza Atlántica ha ocupado un lugar central en el discurso de Biden, porque al afirmar que la OTAN es «más fuerte que nunca», reforzó el compromiso de los aliados con la defensa de Ucrania, pero también con la credibilidad geopolítica de la organización atlántica. En otras palabras, Estados Unidos –aún– es capaz de velar por el orden mundial. Mensaje claro enviado a Pekín y Teherán.