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El asalto al Capitolio fue “un golpe de Estado descarado” por parte de Donald Trump

La comisión de investigación sobre el episodio, uno de los más oscuros de la historia de Estados Unidos, acusa al ex presidente de “provocar un cambio de régimen”

El ex presidente de Estados Unidos Donald Trump saluda a simpatizantes durante el mitin que celebró en Wellington
El ex presidente de Estados Unidos Donald Trump saluda a simpatizantes durante el mitin que celebró en WellingtonDAVID MAXWELLAgencia EFE

Diecisiete meses después del histórico asalto al Capitolio, uno de los episodios más oscuros de la historia de Estados Unidos, la investigación del Comité de la Cámara de Representantes, creado para esclarecer los detalles del trágico suceso, iniciaba esta semana una nueva fase crucial de su pesquisa.

La primera del total de seis audiencias públicas televisadas desde la sede del poder legislativo tuvo lugar este jueves por la noche, dos horas en directo por televisión y diversas plataformas digitales, para revelar información hasta ahora desconocida e inéditas imágenes en video que vieron por primera vez la luz.

“Fue un intento de golpe de Estado descarado”, concluía Benni Thompson, el presidente del Comité de investigación del asalto al Capitolio, durante su primera intervención pública. El Comité de la Cámara Baja, compuesto por cinco demócratas y dos republicanos, pretende desenmascarar a Trump por intento de golpe de Estado.

Para ello, y fruto de meses de pesquisas encabezadas por los siete miembros del Comité, han recopilado más de 140.000 documentos y han realizado cerca de un millar de entrevistas, obteniendo incluso declaraciones de manera voluntaria del círculo más cercano de Trump.

El testimonios grabado en video de sus aliados y familiares, como ex Fiscal General del ex presidente republicano, William Barr; su hija y asesora en la Casa Blanca, Ivanka Trump; así como Jason Miller, su ex estratega de campaña y portavoz, reconocieron que el argumento de fraude electoral defendido por el magnate para aferrarse al poder carecía de evidencia y así se lo hicieron saber a Trump.

“Claramente no estuve de acuerdo con la idea de decir que hubo fraude en las elecciones y hacer correr la voz. Le dije al presidente que no estaba de acuerdo con que las elecciones habían sido robadas”, añadió Barr, calificando de “sandeces” las acusaciones de Trump, que todavía hoy mantiene como argumento de defensa ante sus seguidores y buena parte de los republicanos.

Explicación, la de William Barr, que según la hija del magnate “afectó a mi perspectiva” porque, reconoció Ivanka Trump en su declaración grabada en video para el Comité, “respeto mucho al Fiscal General”. También su vicepresidente, Mike Pence, le desmintió. “El presidente Trump está equivocado”, dijo durante una aparición pública mostrada en la sesión.

Donald Trump quedaba así en evidencia, pero también acorralado. Si las pruebas presentadas por el Comité de la Cámara Baja son contundentes, el Departamento de Justicia podría tener la potestad de poner en marcha un proceso judicial y condenar al ex presidente por intento de golpe de Estado y otros delitos contra la nación.

“Trump no dio orden de desplegar la Guardia Nacional ese día y no hizo ningún esfuerzo por trabajar con el Departamento de Justicia para coordinar y desplegar los recursos de las fuerzas del orden. Pero Mike Pence sí lo hizo”, confirmó Liz Cheney durante la sesión del jueves. “Habrá un día en que Trump se haya ido, pero vuestro deshonor permanecerá”, añadió la congresista republicana y miembro del Comité, dirigiéndose explícitamente a sus compañeros de filas “que defienden lo indefendible”.

El contexto político es de suma importancia para ambas formaciones. La batalla partidista por las elecciones legislativas de mitad de mandato, previstas para el próximo 8 de noviembre, ya ha comenzado.

Los demócratas aseguran tener la intención de impulsar estas acciones para  esclarecer los detalles del violento acontecimiento y evitar que algo parecido pueda volver a suceder, pero también con la pretensión de impedir que el ex presidente republicano pueda volver a optar a un cargo público o presentarse a otras elecciones. Los republicanos, por el contrario, optan por pasar página en silencio.

Descrita como una “conspiración metódica dirigida y coordinada por el presidente Donald Trump para permanecer en el poder”, los miembros del Comité centran ahora sus esfuerzos en demostrar a los estadounidenses, especialmente a los seguidores de Trump y al resto de los votantes indecisos, que fueron las mentiras del ex presidente las que culminaron en el peor ataque contra la democracia de la historia reciente del país.

Ataque violento que hizo tambalear los cimientos de la Constitución de Estados Unidos, causando un trágico balance de cinco víctimas mortales y cientos de heridos, entre ellos 138 agentes de la Policía del Capitolio. Caroline Edwards fue una de ellas y anoche compartió en directo su testimonio. “Ni en mis sueños más salvajes pensé que me encontraría allí, en medio de una gran batalla”.

A Edwards le tiraron spray de pimienta en los ojos al grito de “perro de Nancy Pelosi”, “incompetente”, “villana” y “traidora”. La “orgullosa americana”, como se define esta nieta de Marine, tuvo que ser atendida tras sufrir una conmoción cerebral como consecuencia del ataque. “Me iba resbalando con la sangre de la gente… fue una carnicería. Un caos. No tengo palabras para describir lo que vi”, explicó durante la sesión del jueves.

El otro testimonio, el realizador de documentales Nick Quested, compartió con imágenes cómo vivió el 6 de enero de 2021 desde el epicentro del asalto. Un video de unos 10 minutos de duración, junto a otras inéditas imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del emblemático edificio y de los agentes de la Policía, mostraron una vez más la agresividad de los asaltantes, su peligroso equipamiento militar de combate desde cerca y el odio de su discurso.

La próxima audiencia pública se celebrará el lunes 13 de junio a las 10 de la mañana en directo desde el Capitolio de Washington, centrándose en los (frustrados) esfuerzos de Trump por convencer de fraude electoral a su círculo más cercano y, consecuentemente, al resto de sus votantes.