Atentado en Pensilvania
Donald Trump llama a la unidad en Estados Unidos tras su intento de magnicidio
El expresidente de EE UU se dirige a los votantes indecisos y pide que la barbarie no se apodere de la campaña electora. El atentado forja la imagen de héroe nacional y le catapulta para el 5N
Estados Unidos intenta calmar la conmoción tras el intento de asesinato de Donald Trump este fin de semana durante un mitin en Butler, Pensilvania. El expresidente agradeció a la nación por su preocupación, asegurando también que “en este momento, es más importante que nunca que permanezcamos unidos y mostremos nuestro verdadero carácter como estadounidenses”.
Ese llamado se ha extendido también entre los distintos actores políticos, tanto demócratas como republicanos, en un intento porque la barbarie no se apodere de la campaña electoral a pocos meses de los comicios.
El FBI nombró al sospechoso del tiroteo sin ofrecer mayores detalles. Las autoridades dijeron que Thomas Matthew Crooks, de 20 años, de Bethel Park, Pensilvania, fue identificado como “involucrado”. "Esta sigue siendo una investigación activa y en curso", dijeron los agentes sobre el hecho en el que también un asistente al mitin resultó muerto y otras dos personas más, heridas.
En conversación con LA RAZÓN, el politólogo Elvin Calcaño advierte que puede que “Estados Unidos ha entrado en un tipo de conflictividad al interior de su comunidad política donde ya no será posible que diriman sus diferencias sin alta violencia”.
El país amaneció tan dividido como lo estaba antes del intento de magnicidio. En redes sociales hay quienes ven a Donald Trump como el héroe que quiere rescatar a Estados Unidos de las garras de las élites, y hay quienes se niegan a hacerle mártir, recordando que “lleva años incitando a la violencia”.
El resultado del ataque fallido en contra su vida marca un hito que probablemente tendrá efectos más allá de este ciclo electoral. La óptica de la imagen juega un rol importante en ese impacto. Y es que casi de inmediatamente después de que se los escucharan disparos el expresidente se estremeció en el escenario, se agarró la cara y cayó al suelo. En los momentos caóticos que siguieron, agentes del Servicio Secreto ayudaron a Trump a ponerse de pie, y él entregó una prueba definitiva de vida: levantó el puño derecho hacia el cielo y murmuró a la multitud: “Luchen”.
En la foto de prensa que circuló poco después, tomada por Evan Vucci, de Associated Press, Trump está enmarcado contra un cielo azul claro y cuatro agentes del Servicio Secreto lo sujetan, uno de los cuales mira directamente a la cámara, con los ojos cubiertos por unas gafas de sol negras. Una bandera estadounidense parece flotar sobre la escena. Los labios de Trump están fruncidos, sus ojos entrecerrados y su barbilla ligeramente levantada. Hay rastros de sangre en la parte superior de su oreja derecha y en su mejilla. Él mira más allá de lo que la cámara puede captar, hacia el público, hacia el futuro, y está desafiante. Quien intentó matarlo fracasó. Ya es la imagen imborrable de esta era que Calcaño describe como de “crisis y conflicto político”.
“Cuando al interior de una comunidad política entre los distintos actores no se asumen como adversarios legítimos sino como enemigos existenciales la relación amigo-enemigo toma cuerpo en la forma de matar al otro-distinto, creando un escenario como el que se vive hoy”, apunta el académico sobre la polarización en Estados Unidos.
“Trump sigue en la carrea electoral, a pesar de estar sentenciado y sus ataques contra la democracia, porque las instituciones democráticas estadounidenses se han vuelto incapaces de defenderse de sus enemigos internos producto del nivel de confrontación social existente”, sigue Calcaño. “Estos sectores democráticos están en situación de debilidad frente a ''ultraderechas antidemocráticas'' como el trumpismo”, asegura.
Todavía no está claro que el efecto óptico de lo ocurrido vaya a catapultar a Donald Trump de regreso en la Casa Blanca. De todas formas lidera el promedio nacional de encuestas y pone en aprietos al presidente Joe Biden en los siete estados péndulo que terminan decidiendo el resultado electoral. Puede que la poderosa imagen de un intento de magnicidio le dé la victoria, pero solo si sabe aprovechar el momento para seguir con ese llamado de unidad que le acerque a los votantes indecisos e independientes de ahora a noviembre.
Por ahora, su partido está enfocado en la Convención Nacional Republicana que sucederá desde el lunes en Milwaukee. Las directivas han dicho que tiene controlada la seguridad y han dado garantía de que lo ocurrido en Pensilvania no se repetirá.
"En términos del sentido físico del escenario de la arena, la seguridad está aquí, y nos sentimos muy cómodos de que estamos trabajando con el Servicio Secreto; estamos trabajando con 40 diferentes agencias de aplicación de la ley en cuanto a cómo será esa seguridad", indicó el presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Whatley.
A la historia pasa la fotografía de Trump ensangrentado que, aunque es la más significativa por tratarse de un expresidente, no es la única en el reciente largo patrón de violencia política en Estados Unidos que parece intensificarse.
Algunos de los objetivos más recientes incluyen al líder republicano del Congreso Steve Scalise y la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer; el 6 de enero de 2021, el exvicepresidente Mike Pence, la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y otros líderes del gobierno escaparon por poco de las multitudes vociferantes en la insurrección del Capitolio.
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