Demostración de fuerza
China despliega una flota cerca de Taiwán en venganza por la reunión de Tsai en EE UU
Una flota de la Armada china encabezada por el portaaviones Shandong navegó cerca de Taiwán en ruta hacia el Pacífico oriental, donde tiene programadas unas maniobras
China ha reiterado que la cuestión de Taiwán se encuentra en el centro de sus intereses fundamentales y es la primera línea roja que no se debe cruzar en las relaciones con Washington. Tras la reunión de la líder taiwanesa con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy y en respuesta a lo que el gigante asiático considera actos de colusión, Pekín anunció que se dispone a inspeccionar buques de carga y otras embarcaciones en el transcurso de una "patrulla conjunta especial" de tres días en el estrecho de Taiwán.
Taipéi protestó por este despliegue, que, según apunta, incluye "inspecciones in situ" de buques de carga. Asimismo, aconsejó a las compañías navieras que rechazaran el abordaje o la inspección y alertaran a los guardacostas taiwaneses, según un comunicado emitido el miércoles por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones de la isla.
A pesar de las amenazas de represalias y las críticas implacables chinas, la presidenta taiwanesa se reunió el miércoles en California con el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., para mantener un diálogo aparentemente carente de resultados concretos pero cargado de simbolismo, en un momento en que Washington y Taipéi parecen dispuestos a normalizar las interacciones bilaterales de alto nivel.
Este viaje ha asestado un nuevo golpe al deterioro de las relaciones entre las potencias. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino acusó de nuevo a Washington de "atentar gravemente contra la soberanía y la integridad territorial de China" y de estar "cruzando la línea, actuando de forma provocadora en asuntos como los intercambios oficiales, la venta de armas y los tratos militares".
El Gobierno chino condenó la visita como una "grave violación del principio de una sola China", e intensificó de nuevo su presencia militar cerca de la isla autogobernada, desplegando un grupo de combate de portaaviones cerca de las aguas del sudeste de Taiwán, así como una formación de buques de aplicación de la ley marítima en la parte norte-central del estrecho taiwanés.
Tras su entrevista con un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses, entre los que se encontraba McCarthy, Tsai declaró a la prensa en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan, cerca de Los Ángeles, que el "apoyo inquebrantable" procedente de Washington "tranquiliza al pueblo taiwanés al asegurarle que no estamos solos".
"No es ningún secreto que la paz que hemos mantenido y la democracia que tanto nos ha costado construir se enfrentan hoy a desafíos sin precedentes", señaló, haciendo hincapié en la necesidad de mantenerse unidos y fuertes.
Por su parte, McCarthy, el político estadounidense de más alto rango que se ha reunido con un dirigente taiwanés en suelo estadounidense desde que Washington cambió su reconocimiento diplomático a Pekín en 1979, también destacó la importancia de los fuertes lazos que unen a ambas partes.
Destacando que el apoyo a Taiwán era bipartidista, el legislador por California subrayó la necesidad de que Estados Unidos continúe con la venta de armas a Taiwán y "se asegure de que dichas ventas lleguen a la isla puntualmente". También afirmó la necesidad de reforzar su cooperación económica con la isla, especialmente en materia de comercio y tecnología.
La reunión formaba parte de la renovada "diplomacia de tránsito" de Taipéi tras la relajación de las restricciones de viaje relacionadas con el COVID. Antes de aterrizar en California, la dirigente taiwanesa hizo escala en Nueva York y visitado Belice y Guatemala, dos de los pocos socios diplomáticos oficiales que le quedan.
Con este encuentro, Tsai, que dejará el cargo el año que viene tras dos mandatos, ha demostrado al público nacional, de cara a las elecciones presidenciales de enero, que su gobernante Partido Demócrata Progresista ha reforzado el apoyo estadounidense. Esta capacidad se considera un importante indicador de la competencia de liderazgo entre la opinión pública taiwanesa, sobre todo después de que Taipei perdiera el reconocimiento diplomático de Honduras, que el mes pasado decidió alinearse con Pekín.
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