Pekín

China golpea con aranceles del 84% los productos estadounidenses frente al mazazo del 104% de Trump

Los envíos de China a EEUU se reducirán a más de la mitad en los próximos años

En otro asalto a la ya deteriorada relación entre las dos principales economías globales, China ha decidido intensificar la confrontación comercial al elevar sus aranceles sobre los bienes importados desde Estados Unidos a un 84%, efectivo a partir del 10 de abril. Este edicto, emitido por la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado, representa un cambio estratégico radical en la política económica de Pekín, que ha decidido abandonar su postura defensiva para plantear un desafío directo a Washington en el cuadrilátero económico global. Con este puñetazo, la acosada nación asiática parece haber desechado cualquier vestigio de diplomacia y se muestra dispuesta a pelear sin guantes en un ring cada vez más estrecho.

"China cuenta con un arsenal de herramientas políticas listo para enfrentar y compensar cualquier impacto negativo derivado de tensiones externas", afirmó el primer ministro Li Qiang tras el anuncio de Trump sobre aranceles adicionales del 50% por "no retirar" las tarifas de represalia, subrayando la determinación de Pekín de resistir a cualquier tipo de presión y "luchar hasta el final" En un informe del Global Times, Li dejó claro que mantiene un optimismo robusto sobre las perspectivas de crecimiento económico de China para 2025. Este entusiasmo no es casual; el primer ministro enfatizó que las políticas macroeconómicas de la segunda economía mundial están diseñadas para mitigar las incertidumbres, en un reconocimiento de que el entorno global actual está plagado de desafíos.

El Ministerio de Comercio de China ha intensificado su respuesta a las recientes medidas proteccionistas estadounidenses no solo a través de la presentación de una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), también mediante la inclusión de seis empresas estadounidenses en su lista de entidades no fiables. Adicionalmente, se han implementado controles de exportación sobre doce compañías estadounidenses, restringiendo el suministro de bienes de doble uso provenientes de China. Esta restricción afecta a artículos que tienen aplicaciones tanto civiles como militares, y refleja una estrategia deliberada para ejercer una presión adicional sobre sectores clave de la economía de sus adversarios.

Una estrategia basada en el pragmatismo

La estrategia adoptada por Pekín se distingue por su pragmatismo, procurando una serie de respuestas secuenciales que se manifiestan como un despliegue táctico en el marco de la confrontación actual. Inspirándose en la famosa retórica de Napoleón Bonaparte, la formulación china sugiere una deliberada tolerancia hacia la prosecución del error por parte de su contrincante, en lugar de obstruirlo. La articulación de esta respuesta radica en la premisa de que la carga de los aranceles onerosos incitará a una revuelta en la América periférica, ya manifiestamente afectada por la inflación y el deterioro del consumo, según expertos. Esta situación se agrava por la posibilidad de recortes de gasto que emergen del fracaso de las estrategias destinadas a mitigar el costo de financiación de la deuda pública. Así, el enfoque chino busca neutralizar las agresiones , y se erige en un mecanismo de presión que explota las vulnerabilidades estructurales del sistema económico estadounidense, erosionando potencialmente la cohesión interna y debilitando su capacidad para sostener una confrontación prolongada.

Ante la imposición de aranceles de tres dígitos por parte de EE.UU., Pekín ha convocado a altos funcionarios para debatir sobre estímulos, rebajas fiscales a la exportación y el restablecimiento de la confianza de los consumidores en medio de tremendos desafíos económicos.

La reacción meditada de China ante los nuevos aranceles del 104% impuestos por Estados Unidos sorprendió por su inusitada lentitud. En un giro radical respecto a episodios anteriores durante la administración Trump, donde Pekín respondía casi al instante con represalias económicas contundentes, esta vez transcurrieron horas sin que se anunciara ninguna medida de contrarrespuesta. Este nuevo episodio en la contienda arancelaria se enmarca en un complejo tira y afloja que comenzó con la reelección de Trump. Aún más preocupante es el silencio entre los líderes: Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, no han tenido comunicación directa en más de dos meses, lo que pone de relieve una falta de voluntad para entablar un diálogo que podría aliviar las fricciones.

"Nunca aceptará prácticas hegemónicas e intimidatorias"

En medio de este ardiente pleito comercial, el editorial del China Daily lanzó este miércoles un desafío contundente al afirmar que "la unidad mundial puede triunfar sobre la tiranía comercial". Este llamado a la colaboración se centra en el esfuerzo de Pekín por forjar alianzas con Japón, Corea del Sur y otras economías asiáticas, en un intento por contrarrestar la creciente presión de la Casa Blanca. En una muestra clara de sus intenciones, otro artículo instó a la Unión Europea a unir fuerzas con la segunda economía mundial para "defender el libre comercio y el multilateralismo", una estrategia que busca reforzar la posición china y debilitar la narrativa estadounidense. Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, no se mostró ambiguo en su postura: "Pekín se opone firmemente y nunca aceptará prácticas hegemónicas e intimidatorias". Unas declaraciones que son más que retórica; reflejan su estrategia de posicionarse como un baluarte del libre comercio y no tolerar un entorno global donde las tácticas de intimidación y proteccionismo están en aumento.