Protestas en Hong Kong

China se prepara para actuar en Hong Kong

Se reabre el aeropuerto. Los manifestantes piden perdón por el caos y la violencia

Un grupo de manifestantes fue dispersado con gases lacrimógenos en la zona de Sham Shui Po / Reuters
Un grupo de manifestantes fue dispersado con gases lacrimógenos en la zona de Sham Shui Po / Reuterslarazon

Se reabre el aeropuerto. Los manifestantes piden perdón por el caos y la violencia

La crisis en Hong Kong parece estar yendo hacia un clímax devastador. Con el Gobierno de China usando ahora la retórica que recuerda lo que precedió a la masacre de la Plaza Tiananmen en junio de 1989 y los manifestantes prodemocráticos de Hong Kong radicalizándose.

Anoche, la Policía de Hong Kong lanzó de nuevo gases lacrimógenos contra los manifestantes antigubernamentales después de que se negaran a abandonar el barrio de Sham Shui Po. Se habían reunido frente a la estación de Policía en una celebración taoísta, el Festival Anual de Fantasmas Hambrientos. Mientras tanto, los ataques a dos hombres de China continental en el aeropuerto el martes por la noche por manifestantes han desencadenado una tormenta de críticas en el continente. Los dos hombres, Xu Jinyang y Fu Guohao, que más tarde fueron identificados como reporteros del tabloide estatal «Global Times», fueron acosados y agredidos por manifestantes de Hong Kong, quienes sospecharon que eran agentes encubiertos.

Los vuelos se restablecieron ayer tras dos días de bloqueo en el aeropuerto internacional de la ex colonia. Portavoces de las protestas se disculparon ayer por la interrupción que habían causado en el aeropuerto, pero evitaron mencionar sus ataques contra los dos hombres de China continental. Sí reconocieron «que estaban desesperados y tomaron decisiones equivocadas».

La noticia de los ataques a los ciudadanos chinos se extendió como un incendio forestal en el continente, donde el sentimiento público hacia Hong Kong ya se había endurecido en las últimas semanas después de una campaña de propaganda dirigida por el Estado para desacreditar a los que salen a las calles.

Durante más de dos meses, Hong Kong ha sido acosado por las protestas. Impulsadas por una ley propuesta para permitir la extradición de sospechosos criminales a China continental, las manifestaciones se han convertido en llamadas más amplias para restaurar la democracia del territorio. A medida que los disturbios se prolongan, la paciencia de China se agota y sus advertencias se vuelven más siniestras. La guarnición del Ejército Popular de Liberación en Hong Kong está, en palabras de su comandante Chen Daoxiang, «decidido a proteger la soberanía nacional, la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong». Esto solo dos meses después de que el ministro de Defensa chino argumentara que la estabilidad de China desde Tiananmen había demostrado que el Gobierno había hecho la elección «correcta».