Cargando...

Polémica

Un condenado alemán cambia de sexo y cumplirá condena en una cárcel de mujeres

El caso de un extremista de derechas, Sven Liebich, condenado a prisión y que posteriormente cambió su nombre a Marla-Svenja Liebich, ha reavivado el debate en torno a la llamada ley de autodeterminación.

Sven Liebich era un conocido extremista de derechas que fue condenado en 2023 a una pena de cárcel de 18 meses por un delito de incitación al odio. larazonLa Razón

Sven Liebich era un conocido extremista de derechas que fue condenado en 2023 a una pena de cárcel de 18 meses por un delito de incitación al odio. En 2024, mientras interponía recurso ante la condena, solicitó el cambio legal de sexo al femenino y adoptó el nombre de Marla-Svenja Liebich, lo cual es posible hacerlo desde el pasado noviembre sin necesidad de informes médicos ni operaciones de cambio de sexo. Ahora ha sido condenada a cumplir dicha condena en una cárcel de mujeres de Dresden.

La opinión pública alemana debate si Liebich recurrió a este cambio únicamente para ridiculizar la ley de autodeterminación, una normativa muy criticada en los círculos neonazis. Un indicio sería el que decidió hacer pública su decisión. Según han publicado varios medios, Liebich habría formado en el pasado parte de la organización “Blood & Honour” y, al parecer, Liebich habría hecho en el pasado declaraciones susceptibles de herir los derechos de las personas transexuales, por lo que la cárcel de mujeres podría decidir no admitirlo por cuestiones de seguridad y se podría solicitar un dictamen médico o psicológico para determinarlo.

Asimismo, Marla-Sevenja ha denunciado ha varios medios por referirse a ella como un hombre y no como una mujer. Sin embargo, ha fracasado ahora ante el tribunal regional de Berlín contra el periodista Julian Reichelt, del medio de derechas sensacionalista «Nius», ex-redactor jefe del diario Bild. Así informaba el diario Die Welt, que informaba del fallo, en el que se asega que la afirmación está protegida por el derecho a la libertad de expresión de Reichelt, en el marco del debate sobre la ley de autodeterminación. Reichelt, sin embargo, había sido condenado en otro caso por llamar hombre a una mujer trans en otro contexto en el pasado.

Reforma de la ley de autodeterminación

La cuestión que se discute ahora es si la ley de autodeterminación aprobada por el anterior gobierno facilita tanto el cambio de sexo que lo hace susceptible de un uso fraudulento. No obstante, el hecho de que haya sido un extremista de derechas quien utilizara esta norma para modificar las condiciones de su condena añade nuevos elementos al debate, ya que, hasta la fecha, no se habían registrado incidentes significativos de este tipo en la aplicación de la ley. El caso de Liebich no es, ni mucho menos, el primero de una mujer transexual que tiene que cumplir una pena de prisión en cárceles alemanas.

El jefe del grupo parlamentario de la Unión Cristianosocial (CSU), Alexander Hoffmann, declaró a la revista Stern: «La protección de las personas transgénero es importante, pero esta ley abre la puerta a abusos en el cambio de sexo». Una opinión que comparten numerosos diputados de su partido y también de la CDU de Friedrich Merz. En el acuerdo de coalición entre socialdemócratas y conservadores figura, en todo caso, una revisión de la norma. La actual ley de cambio de género, aprobada en la pasada legislatura sin grandes debates, salvo en medios de la extrema derecha, permite por primera vez modificar el sexo legal sin necesidad de informes médicos ni otros requisitos. Basta con una declaración en el registro civil y se puede cambiar una vez cada doce meses.

La ministra federal de Familia, Karin Prien de la CDU ha declarado al diario Bild esta semana que la ley tiene deficiencias: «El caso Liebich pone de manifiesto que la Ley de Autodeterminación, en su forma actual, presenta deficiencias que pueden favorecer abusos deliberados», si bien dijo también que al mismo tiempo que es «correcto e importante que la autodeterminación sexual sea posible con un umbral bajo».

La medida se concibió como una reforma de la ley de 1980, que fue considerada inconstitucional y contraria a la Convención Europea de Derechos Humanos, ya que trataba la transexualidad como una enfermedad e imponía la cirugía de reasignación sexual como condición para cambiar el sexo en el documento de identidad. Eran hasta entonces necesarios dos informes psiquiátricos y una petición al tribunal de familia. Desde 2018, además, la administración alemana reconoce más de dos sexos en el registro civil, con las opciones «masculino», «femenino» y «diverso». La última opción fue elegida por 2228 personas hasta 2024, según cifras oficiales.