
África
Costa de Marfil lanza su Agencia Espacial: un paso clave para el desarrollo tecnológico en África
Entre China, Europa y Starlink el continente africano equilibra las alianzas en su camino hacia la independencia espacial

Carlos Lopes y George Kararach afirman en su libro Cambio estructural en África (Catarata, 2023) que “los países africanos tienen que empezar a ver la industrialización como una herramienta para la transformación social y económica de sus sociedades”. La obra abarca a lo largo de 257 páginas la necesidad del continente de integrarse en la actualidad social, económica y tecnológica del plano internacional, mientras critica que los objetivos impuestos no se están cumpliendo en todos los países. Pero sí en otros. Costa de Marfil puede considerarse un ejemplo positivo.
La noticia del día es la siguiente: que el Consejo de Ministros marfileño aprobó este miércoles la creación de la Agencia Espacial de Costa de Marfil (ASCI), con el objetivo de “supervisar el uso y la explotación pacíficos del espacio ultraterrestre, con el mandato de fortalecer las capacidades nacionales y sentar las bases institucionales y técnicas para el desarrollo del sector espacial en Costa de Marfil”. El programa entra igualmente en el marco del desarrollo sostenible de Costa de Marfil, puesto que también se encargará de coordinar los proyectos nacionales relacionados con la ciencia y la tecnología espacial. Costa de Marfil se suma así al creciente número de países africanos que han creado su propio programa espacial.
Se une al selecto club formado por Nigeria, Kenia, Sudáfrica, Egipto o Angola. Y se espera que pronto lance sus primeros satélites al espacio, en lo que puede considerarse un avance significativo para el desarrollo económico y tecnológico de cualquier nación. Pero Costa de Marfil no es el único país africano que ha destacado en fechas recientes por su interés en el espacio. Senegal puso en órbita en agosto de 2024 su primer satélite diseñado y fabricado por ingenieros senegaleses; Nigeria, Angola y Egipto también han lanzado satélites propios en los últimos años.
El desarrollo de programas espaciales tiene un gran impacto en las soberanías y economías africanas. En primer lugar, el lanzamiento de satélites permite mantener el control sobre datos críticos que, de otra forma, dependerían de satélites extranjeros. Como es lógico, ello contribuye en gran medida a incrementar la seguridad nacional y al monitoreo y la respuesta de los desastres naturales que acontecen de manera periódica en el continente. El papel de las agencias espaciales, como indica la recién creada agencia marfileña, pone además el foco en el desarrollo tecnológico, sirviendo de incentivo para los científicos nacionales. Lo que a su vez incrementa la independencia tecnológica de las naciones implicadas. Además, cuanto mayor sea el desarrollo tecnológico de un país, mayor será el interés de los inversores en el mismo. Abre la puerta a alianzas en el eje Sur-Sur y fortalece la cooperación entre naciones africanas.
Vigilancia de plagas o sequías, control de desertificación o recopilación de información geoespacial son otros de los usos que pueden darse a los satélites en un continente donde el 17.5% de su PIB depende de la agricultura. Pero también debe reconocerse que el continente africano, pese a haber lanzado ya más de 64 satélites al espacio, aún se encuentra en una posición muy rezagada respecto a Europa. Las agencias de los distintos países europeos, junto con la Agencia Espacial Europea (ESA), han lanzado hasta la fecha cientos de satélites al espacio.
Dependencia extranjera
Esta desigualdad patente en el continente africano tiene consecuencias que benefician a terceros países o empresas internacionales. Un ejemplo cada vez más común a la hora de “sustituir” las funciones del Estado por iniciativas privadas extranjeras es Starlink, la compañía de satélites fundada por Elon Musk. Starlink opera en decenas de países africanos con excelentes resultados; la última nación en sumarse a la lista de países en los que está disponible el servicio Starlink, anunciada esta misma semana, fue República Democrática del Congo.
El uso de satélites extranjeros, pese al peso negativo que significa esa dependencia, trae también una parte positiva. Un informe publicado en 2023 por el Center for Strategic and International Studies (CSIS) indicó que Starlink podría desafiar a las dinámicas autoritarias, al ofrecer medios alternativos para acceder a la información cuando los gobiernos deciden cortar el Internet. Una realidad que se lleva registrando de forma cada vez más acostumbrada en determinadas naciones del continente (Etiopía, Uganda, Senegal, etc.).
Asimismo, China también puede considerarse como un importante proveedor satelital de los países africanos que los requieren. Destaca por su impacto social el proyecto "Acceso a la televisión satelital para 10,000 aldeas africanas". Iniciado en 2015, ha llevado televisión digital a más de 10.000 aldeas en 25 países africanos, gracias a que la empresa china StarTimes suministra e instala el equipo. China ha colaborado además con otros países africanos, como Argelia, Nigeria o Etiopía, para ayudarles a lanzar sus propios satélites o para cofinanciar los proyectos. El gigante asiático colabora con un total de 23 países en cuestiones vinculadas con el uso de satélites y la tecnología espacial.
Europa sigue siendo un socio clave para África en cuestiones espaciales, aunque de un modo más institucional y menos centrado en ofrecer soluciones completas. La ESA coopera actualmente con la Unión Africana en el programa GMES & África, el cual aprovecha datos satelitales del sistema Copernicus para mejorar la gestión del medio ambiente y la seguridad en todo el continente. Se le suma la recurrente inversión europea en formación técnica y científica para ingenieros africanos, siempre con el objetivo de fortalecer las capacidades locales. Mientras China ha priorizado la transferencia de tecnología a corto plazo mediante proyectos concretos, Europa opta por estrategias orientadas al desarrollo de largo recorrido.
Esta dualidad de modelos (uno más práctico y comercial, el otro de tipo institucional y formativo) dibuja un panorama donde África puede combinar sus alianzas estratégicas según sus propias prioridades. Y esta combinación, en definitiva, cuando es bien aprovechada, cobra sentido en la creación de nuevas agencias espaciales, como la marfileña, que avanzan por el necesario camino del cambio estructural de África.
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