África

Crisis en el Sahel mientras los grupos yihadistas avanzan sin oposición eficaz

Tres de las cinco naciones con un mayor índice de terrorismo se encuentran en esta región, y son Mali, Níger y Burkina Faso

El Estado Islámico en África Occidental recrudece sus acciones en Nigeria, con un Ejército superado
El Estado Islámico en África Occidental recrudece sus acciones en Nigeria, con un Ejército superadoEuropa Press

El epicentro del terrorismo mundial se encuentra en el Sahel. Es indudable. Según el último informe Índice Global de Terrorismo publicado por The Institute for Economics and Peace, tres de las cinco naciones con un mayor índice de terrorismo se encuentran en el Sahel; son Mali, Níger y Burkina Faso. Y Burkina Faso es hoy, igual que lo fue en 2024, la nación más afectada. La presencia de tropas rusas en la región, sumada a la cuestión migratoria y a la fuerte carga ideológica que enmarca a las juntas militares del Sahel desvía el foco de la amenaza del yihadismo armado, relegando su importancia informativa a una posición rezagada.

Sin embargo, la amenaza terrorista se encuentra en constante crecimiento. Y cada vez es más grave. En las últimas semanas se ha registrado un aumento de ataques en Mali y Burkina Faso. Y las consecuencias han sido catastróficas: grandes derrotas, soldados prisioneros, bases abandonadas y enormes cantidades de armamento requisado por los terroristas. A principios del mes de junio, por ejemplo, combatientes del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM) atacaron y capturaron la base de Boulkessi. Los terroristas informaron en sus canales de comunicación de haber asesinado a más de 100 soldados malienses y de haber capturado a 22. Aunque las cifras pueden haber sido infladas, no engañan las fotografías que muestran decenas de fusiles de asalto, cargadores, ametralladoras y demás equipo confiscado. La base fue tomada por los atacantes y varios vehículos militares resultaron incendiados.

Pero el asalto a la base de Boulkessi sólo es un ejemplo más. En Burkina Faso también fueron superadas a mediados de mayo las tropas acantonadas en la base militar ubicada junto a la localidad de Djibo. Durante la semana pasada, miembros del JNIM penetraron brevemente en la ciudad de Tombuctú, antes de ser rechazados. El cuatro de junio, el grupo terrorista se atribuyó la autoría de un atentado ocurrido en la localidad de Mamaribougou, a escasos kilómetros de la capital maliense; se han producido también ataques recientes en Dioura, Mahou y Tessit.

Existe además un abismo informativo en lo relativo a la comunicación del JNIM y de las fuerzas armadas malienses. Mientras que los terroristas publican vídeos que muestran sus incursiones, fotografías de sus capturas y otras pruebas gráficas que certifiquen sus proclamas, por la parte maliense apenas se obtienen escuetos comunicados que intentan respaldar su versión.

Por ejemplo, el ejército maliense informó de que había realizado una serie de operaciones antiterroristas entre el 4 y el 5 de junio, en donde “neutralizaron” a “decenas” de enemigos y destruyeron algunos de sus refugios. Pero no se proporcionaron cifras exactas, ningún detalle, ninguna imagen que corroborara su historia. Este domingo, la cadena de Radiodifusión y Televisión de Burkina Faso también informó de una serie de victorias de las fuerzas armadas del país. Se mostraron unas pocas imágenes aéreas de depósitos de combustible bombardeados por drones, combinadas con imágenes de archivo de militares burkineses posando para la cámara. Pero los terroristas publican por su lado vídeos de los campamentos conquistados en llamas, a ras de suelo, dominados, vídeos del estruendo de sus cargas en motocicleta, del polvo y de los disparos.

La inseguridad de las naciones citadas lleva a que los grupos terroristas puedan expandir su dominio a países limítrofes. Preocupa en especial la situación en el norte de Benín, donde la intensidad de los combates de las últimas semanas (el último fue un asalto a una comisaría, el cinco de junio) ha llevado al gobierno de Patrice Talon a nombrar un nuevo comandante que se encargue de la seguridad de las provincias norteñas. Los expertos consultados por LA RAZÓN coinciden en que existe una alta probabilidad de que la situación en Benín empeore significativamente en los próximos meses.

En este contexto desastroso, el Grupo Wagner abandonó Mali tras comenzar sus operaciones en el país africano en 2021. Cogen el relevo las Africa Corps, un cuerpo dependiente del Ministerio de Defensa ruso que pone en evidencia el desdén de Moscú a la hora de lidiar con sus aliados. Si los malienses se enorgullecían de haberse “liberado” de la injerencia militar francesa al contratar a una compañía militar privada, ahora parecería que es Putin, y no Goita, quien decide quiénes y cómo combaten en Mali. Mientras Francia desplegó cazas Dassault Rafale de cuarta generación, Africa Corps ha enviado aviones Su-24, de tercera generación, conocidos por ser los más propensos a accidentes dentro de la flota rusa..

El resultado de esta diferencia en los recursos ofrecidos es evidente: un agravamiento en la situación de los países del Sahel. Los números no engañan. Igual que el número de ataques y los resultados obtenidos por los terroristas.